Revista Cocina
Cuantos de nuestros recuerdos podemos asociar con un sabor, un aroma, una textura o el cálido ambiente de una cocina familiar. La cocina y las exquisiteces que allí nos prepararon, y preparamos para los nuestros nos embriagan los sentidos y llenan el alma.
Con ésta frase, como podrán comprobar en la parte derecha del blog, doy la bienvenida a Mi cocina virtual a todas aquellas personas que cada día la visitan.
Con ella quiero transmitir lo que siento en gran medida cuando cocino, lo que suelo sentir y pensar mientras me llegan los aromas de mis guisos, cuando pruebo los sabores de los platos que preparo, ésa sensación que me embriagan los sentidos, que me transporta a la cocina de mis mayores o me hacen volver y viajar a lugares lejanos o a momentos añorados; sabores y olores que me llenan mi alma, platos hechos con el calor del cariño para los míos, para las personas que quiero.
Y por supuesto, dando calidez no sólo a la comida sino al entorno, y mi cocina es una de las estancias de casa que más nos gusta a mi familia y a quienes nos visitan.
Hace unos días nos visitaron una pareja encantadora, nuestros amigos Rafael y Carmen quienes al día siguiente nos escribieron un correo electrónico y al leerlo no dudé en pedirles permiso para compartir una pequeña y preciosa frase agradeciéndonos la cena, decían textualmente así:
".....afortunadamente los sigo saboreando después de la digestión de esa fiesta para los sentidos con la que nos obsequiasteis ayer. Esos platos cuidados con un mimo especial, en los que se podían reconocer, por separado, los sabores que hacen que la vida merezca la pena ser vivida. Es un placer de dioses poder disfrutar de vuestra amistad. Tenemos la vida por delante para poder cocinarla a fuego lento".
Y es que la cocina y la amistad, como dicen mis amigos, hay que cocinarla lentamente con respeto y con cariño.
A fuego lento, con mucho respeto al fuego para no quemarse y no quemar en demasía los alimentos y con mucho amor, preparo ésta riquísima ensaladilla malagueña de pimientos y tomates “asaos” que a mí personalmente, me embriaga el alma y el espíritu recordando a mi añorada y querida madre.
Ella me enseñó a valorar los productos malagueños, no sólo de la mar sino también la de nuestros valles; mi padre, concretamente era oriundo del Valle del Guadalhorce, gran conocedor de los “secretos” del campo, a él gustaba de plantar y cuidar la tierra, aquella tierra donde decía que algún día quería volver, a su Algarbía.
Algarbía, es el nombre como también se conoce al Valle del Guadalhorce, ésta comarca malagueña formada por ocho municipios: Alhaurin de la Torre, Alhaurin el Grande, Almogía, Álora, Cártama, Coín, Pizarra y Valla de Abdalajís.
Preciosos nombres ¿no creen?. Éste valle natural formado por el río Guadalhorce también lo conocemos como “la huerta de Málaga”.
Un valle de pueblos blancos, de cortijos y caseríos diseminados, de huertas salpicadas de casas de labranza, huertas que cubren el fondo del valle, que trepan en canales por cabeceros y pequeñas colinas, donde se unen los olivos y los almendros, donde la fertilidad y el verdor de sus campos de labranza se unen a los verdes trigales en sus llanos,.
Fértiles huertas al abrigo de sierras que aportan sus aguas, aguas que corren por sus molinos, torrenteras y acequias, sierras que les da cobijo y hermosean su paisaje. por la fertilidad de sus huertas y la benignidad de su clima cuenta con una gran variedad de productos hortofructícolas de gran calidad.
Un lugar donde se funden las culturas, romana, árabe, judía y castellana que dejaron una evidente huella en nuestras costumbres y tradiciones, por supuesto también en nuestra gastronomía, la gastronomía malagueña.
Y uno de los platos más emblemáticos, con productos de “la huerta malagueña” es la ensaladilla de pimientos asados, hecha con los productos de la tierra, indispensable para el “pescaito” frito, los productos de la mar de la Bahía de Málaga.
Es una de las primeras recetas que publiqué , así que después de estos años, me van a perdonar que la recuerde nuevamente, que sea tan reiterativa, pero es la época y el momento.
Eso sí, con una buena fritura de pescado
Y ya que no encontramos chanquetes, unos boqueroncitos
¿O con manojitos de jurelitos?
Aunque con lo que más me gustan, es con los "caramalitos" fritos.
¿Como hago la ensaladilla?
Poner al fuego directamente (o en el horno si no se pueden asar al fuego): pimientos rojos bien gordos y tomate maduro (que sea hermosito).Una vez asados, se pelan y se quitan las pepitas, en una fuente se ponen los pimientos cortados en tiritas finas, los tomates muy picaditos, cebollita blanca dulce picada en trocitos pequeños.Salar al gusto, añadir vinagre de vino y aceite de oliva virgen extra, remover bien,
Cierren los ojos, sientan el calor del sol, huelan el salitre y escuchen las olas en el rebalaje malagueño.
Para nuestros amigos Rafael y Carmen.