¿Vosotros lo habéis leído? ¿Estáis en ello? ¡Contadme!
En medio del caos, mientras todos gritaban y los abandonados intentaban empujarnos hacia las escaleras, me enganché al dobladillo de su camisa para no perderlo. Él me agarró por las
muñecas, me apartó y me dijo: «Confía en mí. Ve adonde te digan».
—Eso intento —respondo.
Y es cierto, intento confiar en él, pero todo mi cuerpo, cada fibra de mi ser, me pide liberarme, no solo de esta celda, sino de la prisión de la ciudad que espera al otro lado.
Necesito ver qué hay detrás de la valla.