Arcadi Espada abandona el plató tras ser expulsado por Risto Mejide.
Foto tomada de "El Periódico".
Decía Molino que esa entrevista era el principio de fin de un tipo de personaje periodístico —de un periodismo incluso— desplazado por otro. Quién sabe. Todo lo relacionado con la comunicación, más que fugaz, parece en fuga permanente. A mí el rifirrafe (epíteto de la vieja escuela) me pareció doblemente tramposo: insoportable el cinismo autobombeante de Espada, pero no menos deleznable el asedio artero, sobreactuado y algo hipócrita de Risto. Dos modos de estar “en el candelabro” que, lejos de suponer un final, me temo que seguirán marcando tendencia en esta deriva de los “masa media” (Chus Lampreave) hacia su completa y espectacular degradación... El artículo de Montano que enlazo, aunque deudor de la bien conocida querencia arcádica del firmante, tiene el mérito de llamar a unas cuantas cosas por su nombre. Y aunque no estoy de acuerdo con algunas de sus conclusiones, me parece un fino y pertinente análisis de la mentada función circense.