por Bernardo Villar
Alguna vez escuché a un maestro hacer esta historia cuando alguien le preguntó qué debía hacer para mejorar sus relaciones:
Imagínate que tienes un terreno en el que quieres hacer un jardín y dices, voy a arreglarlo de tal forma que voy a atraer a "esa persona" en especial. Entonces primero vas y averiguas cómo le gustan a esa persona los jardines; luego, con esa información comienzas a trabajar. A ti no te gustan los estanques, preferirías hacer un canalito donde el agua fluyera, pero como a esa persona le gustan los estanques, pones un estanque donde habrá patos y cisnes... que tampoco te terminan de gustar, tu preferirías que hubiera peces de rio. Luego cortas casi todos los árboles que hay porque sabes que a esa persona le gustan los espacios abiertos. A ti te gustaría hacer mas bien un bosque, pero pues, puedes contentarte con un campo. Luego siembras rosas porque a esa persona le gustan las rosas. Personalmente prefieres las margaritas, las rosas tienen espinas y crees que aunque bonitas son arbustos hostiles; pero pues no importa porque tu quieres que esa persona se sienta atraída a tu jardín, ¿verdad? que llegue y se sienta a gusto y con suerte no querrá irse nunca mas..... aunque el jardín la verdad, aunque está lindo, no lo sientes tuyo, no te satisface pero no importa si logras con él tu objetivo.
Ahora imagínate que comienzas a hacer ese jardín sin pensar mas que en lo que a ti te satisface. Pones el canal, peces de rio, muchos árboles, margaritas... en fin, lo haces tuyo. Este jardín está hecho para que tu estés feliz, y tan feliz te sientes que lo comienzas a mejorar y a embellecer como tu quieres.
Ambos jardines atraen a las personas, pero en uno te sientes en casa, y en otro, aunque igual sea tuyo, te sientes como en casa ajena. A uno llegan no solo esa persona para la que lo construiste, sino que llegan personas iguales a él, y a decir verdad, pues no son gente muy agradable. Al otro viene gente que es afín con lo que tu eres, con tus gustos y preferencias y con ellos te sientes cómoda, a gusto y en libertad.
Estos jardines hipotéticos somos cada uno de nosotros. Podemos sembrar en nosotros maneras de ser que no nos satisfacen solamente para darle gusto a ciertas personas aunque no nos haga feliz ser de ese modo o podemos elegir ser quien de verdad queremos.
Cuando cambio quien soy para cumplir expectativas, lucir bien, retener a alguna persona, mi jardín no es mío y más que un jardín es una trampa diseñada para atrapar personas y con ellas quedar atrapado yo. Tiene que ver no con lo que yo puedo dar sino con lo que yo quiero POSEER, y al final, no obtengo satisfacción sino todo lo contrario.
Sin embargo, si yo cambio quien soy sin más intención que crecer, para ser quien elijo ser para SER feliz, de modo auténtico, no solo estoy satisfecho, sino que esto se ve, me convierto en una invitación irresistible para que otras personas que aprecian la belleza como yo (que comparten esa visión) se enrolen con ese jardín y lleguen para permanecer ahi porque aprecian quien estoy siendo y cómo interpreto el mundo.
Es la diferencia entre manipular a las personas para utilizarlas o dejar que se enrolen en mi visión y que me acompañen en el camino.
Así que, ¿Qué es lo que eres? ¿Una trampa para capturar personas en tu vida? ¿O eres una invitación irresistible a compartir tu visión?
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