Una de las grandes ventajas que tienen los músicos en nuestros días es que no existen caminos marcados. La trayectoria de un artista puede transcurrir por una vía y, de repente, saltar a otra diferente sin los problemas de otras épocas. Ese es el caso del compositor que hoy traemos aquí, quien pasó de ser uno de los músicos más destacados del rock progresivo en Estonia como miembro y teclista del grupo In Spe a convertirse en uno de los compositores “cultos” más reconocidos hoy en día. En sus comienzos, Erkki-Sven Tüür era un gran fan de King Crimson, Yes o Mike Oldfield y parecía que su carrera iba a transcurrir por ese camino hasta que en 1984 decidió dejar la banda y dedicarse a la composición , digamos, académica, momento en el cual comenzó a llamar la atención en occidente con la apertura que empezaba a vislumbrarse con la perestroika. Quizá el impulso definitivo se lo dieron sus primeras grabaciones para el sello ECM, siempre muy atento a todo lo que proviene esas latitudes. Tras “Crystalliatio” y “Flux”, llegó el disco que queremos comentar hoy aquí: “Exodus”. Una grabación que recoge tres composiciones, el “Concierto para violín y orquesta” de 1998 y las piezas orquestales, “Aditus” (2002) y “Exodus” (1999).
El estilo de Tüür se mueve entre las principales corrientes del pasado siglo sin acogerse estrictamente a ninguna de ellas. “Siempre me sorprendió el miedo que había después de la Escuela de Darmstadt a una simple triada o la obstinación de los minimalistas en la tonalidad” declaró en una entrevista en 1995. Así, su música trata de escoger lo mejor de cada estilo sin caer en dogmatismos. En sus propias palabras “me encuentro igual de cómodo con los postulados minimalistas que con los modernistas y es que, en el fondo, no están tan alejados entre sí”. La grabación corre por cuenta de la City of Birmingham Symphony Orchestra dirigida por Paavo Jarvi, quienes además son los dedicatarios de la composición que da título al trabajo. Las otras dos obras tienen también su propia dedicatoria: el concierto para violín, al padre del músico, Philipp Tüür y “Aditus” al compositor estonio y antiguo profesor de Erkki-Sven, Lepo Sumera. Isabella Van Keulen es la solista de violín en el concierto que abre el disco.
“Concerto for Violin and Orchestra” - El primer movimiento comienza con un violín vibrante que enseguida se ve interrumpido por la primera intervención de la orquesta en un tono gélido, cortante, muy propio de Ligeti. Volvemos a escuchar las afiladísimas cuerdas y el violín en pizzicato reforzado por las percusiones primero y los metales después. A partir de ahí entramos en un desarrollo vertiginoso en el que brillan todas las secciones. Muy cinematográfico por momentos y agotador para el oyente que no quiere perder detalle de un extenso movimiento que dura tanto como los otros dos juntos. Tüür lo describe como “una espiral creciendo cada vez más pero con constantes curvas creciendo dentro de él” y lo cierto es que es una imagen muy lograda. El segundo movimiento tiene un tono más íntimo y comienza con el violín como absoluto protagonista ejecutando una serie de motivos de un dramatismo con toques románticos muy peculiar. Conforme avanzamos vuelve a aparecer la orquesta en pleno, con profusión de percusiones como preludio de una nueva y brillante intervención de Isabelle. El tercer movimiento es el más corto y conciso. Posiblemente sea también el que más nos gusta. Reminiscencias lejanas de Arvo Pärt, alguna más clara, quizá, de Messiaen... todo lo que el propio Tüür afirma sobre su música como mezcla de estilos sin caer en ningún dogma se puede escuchar en este magnífico concierto. Así sonaba en los Proms de 2003:
“Aditus” - La versión de “Aditus” que escuchamos aquí es una revisión de 2002 del original del año 2000. Parece ser que el compositor se quedó con la sensación de que la obra era demasiado corta y decidió añadir toda una nueva sección. Estilísticamente sigue una línea similar a la del concierto para violín y en toda la pieza podemos disfrutar de un excelente manejo, que no abuso, de los recursos orquestales por parte del compositor.
“Exodus” - La obra central del disco, si no por extensión, sí porque es la que da título al trabajo, es la única en la que los elementos minimalistas son algo reconocibles. Sin embargo, no se trata de la habitual repetición de motivos del género sino de algo mucho más complejo ya que todos esos patrones se ven acompañados por diferentes evoluciones a cargo de otros instrumentos que contrastan con lo que sería repetición sin más. En muchos aspectos es una obra provocativa, agresiva y de algún extraño modo, rockera.
Afortunadamente, existen multitud de grabaciones de la obra de Erkki-Sven Tüür en un buen número de sellos aunque seguramente las de ECM sean las más fáciles de encontrar. Aunque no es un compositor que haya dado el paso hacia la fama general que sí disfrutan otros más veteranos como Pärt, sin ir más lejos, creemos que no tardará en ser considerado un referente importante de su tiempo y su nombre empezará a sonar más fuera de los ámbitos más especializados. Desde luego, todos los interesados en las corrientes contemporáneas no necesariamente minimalistas, van a encontrar en Tüür a un compositor más que interesante cuya escucha recomendamos sin ninguna duda.