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¿Una mancha de tinta es sólo una mancha de tinta? ¿O puede ser algo más, tal vez un pasadizo secreto a los rasgos de personalidad y trastornos psicológicos ocultos?
La versión más conocida de la prueba de la mancha de tinta, desarrollada por el psiquiatra suizo Hermann Rorschach, ocupa un lugar destacado en la cultura popular. Andy Warhol pintó una serie de manchas de tinta gigantescas inspiradas en el Test de Rorschach, y Mattel (la empresa creadora de la popular muñeca “Barbie”), lanzó un juego llamado “Thinkblot”, que anima a los jugadores a generar respuestas creativas a unas formas ameboides en blanco y negro. Incluso hay una banda de rock que se llama “Test de Rorschach.” La película de 2009, ‘Watchmen’, está protagonizada por un personaje llamado Rorschach, quien luce una máscara que consiste en una mancha de tinta.
Podemos rastrear el Test de Rorschach (a menudo conocido simplemente como “El Rorschach”) a los escarceos de Hermann Rorschach con manchas de tinta en su niñez. Rorschach, un artista poco exitoso, quien al parecer recibió la inspiración para la prueba a que más tarde daría su nombre gracias a un popular juego de salón europeo. Publicado por primera vez en 1921, el Rorschach consta de 10 manchas de tinta simétricas, 5 en blanco y negro y 5 con colores. Los lectores pueden ver una mancha de tinta similar a las manchas de tinta de Rorschach en la figura que encabeza el artículo(debido a la preocupación por influir en las respuestas de la prueba, el editor de Rorschach advierte en contra de la reproducción de las transferencias reales).
¿Una mancha de tinta es sólo una mancha de tinta?
Pero el Rorschach es mucho más que un icono de la cultura popular. Es una herramienta apreciada por los clínicos, muchos de los cuales creen que puede penetrar en los rincones más profundos y oscuros del inconsciente. En las décadas de 1940 y 1950, los psicólogos Lawrence Frank Bruno Klopfer se refirieron al Rorschach como “Una máquina de rayos X psicológica”, y más de medio siglo más tarde todavía muchos clínicos lo consideran como un medio esencial para descubrir conflictos psicológicos (Wood, Nezworski, Lilienfeld , y Garb, 2003). Una estimación ubica el número de test de Rorschach administrados por año en todo el mundo en alrededor de 6 millones (Sutherland, 1992). Una encuesta de 1995 de los miembros de la Asociación Americana de Psicología reveló que el 82% de los psicólogos clínicos utilizan el Rorschach al menos ocasionalmente en su práctica y que el 43% lo utiliza frecuentemente o todo el tiempo (Watkins, Campbell, Nieberding, y Hallmark, 1995) . En 1998, el Consejo de Asuntos Profesionales de la American Psychological Association elogió el Rorschach como “quizás el instrumento psicométrico más potente jamás imaginado” (Junta Americana de Psicología Asociación de Relaciones Profesionales, 1998, p. 392). Quizás no sea sorprendente que en una encuesta el 74% de los estudiantes universitarios dijeron que el Rorschach y otros tests estrechamente relacionados son útiles en el diagnóstico psiquiátrico (Lenz, Ek, y Mills, 2009).
El Rorschach es mucho más que un icono de la cultura popular.
El Rorschach es sólo una de cientos de técnicas proyectivas, la mayoría de las cuales consisten en estímulos ambiguos que los entrevistados deben interpretar. Los psicólogos se refieren a estos métodos como “proyectivos”, porque suponen que en el proceso de darle sentido a los estímulos ambiguos los entrevistados proyectan aspectos clave de su personalidad en ellos. Utilizando lo que podríamos denominar “ingeniería inversa psicológica”, quien interpreta el test intenta inferir los rasgos de personalidad de los entrevistados a partir de sus respuestas. Una de las primeras técnicas de este tipo fue el Test de la Nube desarrollado en a principios del siglo XX por el psicólogo alemán Wilhelm Stern, test en el cual se pide a los entrevistados que reporten lo que ven en imágenes parecidas a nubes (Aiken, 1996; Lilienfeld, 1999). Incluso hay una variante de la prueba de Rorschach para individuos ciegos, la técnica conocida como “Cypress Knee”, en la que se pide a los entrevistados colocar sus manos alrededor de las excrecencias nudosas de las raíces de los árboles de ciprés y describir lo que imaginan mentalmente (Kerman, 1959).
Los investigadores sometieron al test de Rorschach a un cuestionamiento científico constante a partir de los años ‘40 hasta los ‘70. Argumentaron que el Rorschach es subjetivo tanto en su puntuación como en su interpretación y que casi nada de sus hallazgos sobre la personalidad se sostiene al someterlo a una investigación cuidadosa. Un autor, el psicólogo educacional Arthur Jensen, comentó en 1965 que “el ritmo del progreso científico en psicología clínica podría ser medida por la velocidad y la rigurosidad con la que se supera el Rorschach” (Jensen, 1965, p. 509).
La versión moderna del Rorschach, el “Sistema Comprehensivo” (CS) desarrollado por el psicólogo John Exner en el 1974, fue un esfuerzo heroico para salvar el Rorschach de una larga serie de ataques científicos. El CS establece normas detalladas para la calificación e interpretación y arroja más de 100 índices que supuestamente miden casi todas las características imaginables de la personalidad (Exner, 1974). Por ejemplo, las respuestas a la figura que incluimos más arriba, que incluían reflexiones (“Veo un caniche que se mira en el espejo”), supuestamente reflejan el narcisismo. Después de todo, el narcisismo palabra deriva del personaje mítico griego Narciso, que se enamoró de su reflejo en el agua. Respuestas que involucran detalles inusuales (“Esa pequeña mancha de tinta en la parte derecha de la mancha parece un pedazo de polvo”), ostensiblemente indican obsesión. Y las respuestas al espacio en blanco situado dentro de las manchas en lugar de a las propias manchas (“Esa zona blanca de ahí parece una escoba de mano”), ostensiblemente indican rebeldía hacia la autoridad.
Sin embargo, la investigación controlada no ofrece prácticamente ningún soporte para estas afirmaciones. James Wood y sus colegas encontraron que la gran mayoría de las puntuaciones de Rorschach están esencialmente desvinculados de los rasgos de personalidad. La única posible excepción es el rasgo de dependencia (Bornstein, 1996), que algunos investigadores han encontrado que está asociado con un número de respuestas que implican bocas y alimentos mayor que lo usual (freudianos ortodoxos, que creen que la gratificación excesiva durante la fase oral de la infancia produce dependencia , seguramente se deleitarán con este hallazgo). Tampoco el Rorschach especialmente útil para propósitos de diagnóstico: Las puntuaciones en el Rorschach son ínfimas en relación con la depresión clínica, los trastornos de ansiedad o el trastorno de la personalidad antisocial -una condición marcada por una historia de conductas criminales e irresponsables (Wood, Lilienfeld, Garb, y Nezworski, 2000) .
El Rorschach es útil detectando condiciones marcada por disturbios de pensamiento, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
No obstante, el Rorschach es útil detectando condiciones marcadas por disturbios de pensamiento, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar (Lilienfeld, Wood, & Garb, 2001). Este hecho no es demasiado sorprendente, porque las personas que producen respuestas bizarras a las manchas de tinta (por ejemplo, “Se parece a la cabeza de una jirafa explotando dentro de un platillo volador” en respuesta a figura que publicamos aquí) probablemente sufran de pensamientos desordenados más que otras personas. Como el psicólogo Robyn Dawes (1994) ha indicado, el uso del Rorschach para la detección de trastornos del pensamiento es en realidad no proyectiva , ya que se basa en la medida en que los encuestados no perciben formas determinadas en manchas de tinta.
Por otra parte, la evidencia de que el Rorschach contribuye a la detección de las características psicológicas más que otros métodos más simples, lo que los psicólogos llaman “validez incremental”, es débil. De hecho, algunos estudios demuestran que cuando los clínicos que ya tienen acceso al otros cuestionarios o la información de la historia de vida del paciente examinan los datos del Rorschach, su exactitud predictiva de las características psicologicas de los pacientes disminuye. Esto es debido probablemente a que confían demasiado en la información derivada del Rorschach, que tiende a ser menos válida que los datos derivados de las demás fuentes (Garb, 1998;. Lilienfeld et al, 2001, 2006).
¿Por qué el Rorschach sigue siendo enormemente popular a pesar de la escasa evidencia de su utilidad clínica? El fenómeno de la correlación ilusoria probablemente contribuye a la mística de este test. Cuando unos investigadores pidieron a los participantes de un estudio que examinaran los protocolos de Rorschach, estos participantes consistentemente percibieron ciertos indicadores del Rorschach como vinculados a ciertos rasgos de personalidad, incluso cuando el emparejamiento de los indicadores Rorschach con rasgos de personalidad en los protocolos es totalmente aleatorio (Chapman y Chapman, 1969). En muchos casos, estos participantes están confiando excesivamente en la heurística representativa, que los lleva de manera errónea a concluir que ciertos indicadores del Rorschach son válidos para la detección de características de personalidad. Por ejemplo, pueden asumir incorrectamente que las respuestas a las manchas de tinta que contienen contenido morboso, como esqueletos o cadáveres, están fuertemente asociados con ciertos rasgos, como la depresión, con los que comparten un parecido superficial. Los estudios demuestran que los clínicos son vulnerables a los mismos espejismos (Chapman y Chapman, 1969).
El clínico está percibiendo psicopatología cuando en realidad no está allí.
En segundo lugar, los estudios demuestran que el CS tiende a hacer que individuos normales parezcan perturbados (dicho de otro modo, que personas sin rasgos psicopatológicos parezcan tenerlos). Un estudio realizado en 1999 por Thomas Shaffer y sus colegas revelaron que una muestra de individuos sin trastornos psicológicos, que abarcaba estudiantes universitarios y dadores voluntarios de sangre, los sujetos obtuvieron resultados sumamente patológicos al aplicar el Rorschach. Por ejemplo, 1 de cada 6 puntuó como patológico en el Índice de esquizofrenia Rorschach, supuestamente una medida de la esquizofrenia (Shaffer, Erdberg, y Haroian, 1999). Paradójicamente, la tendencia del Rorschach a sobrepatologizar individuos pueden inducir a a los clínicos a concluir erróneamente que posee una alta sensibilidad diagnóstica. Frecuentemente, los clínicos se encuentran que el entrevistado produce resultados “normales” en cuestionarios corrientes, pero resultados “anormales” en la prueba de Rorschach. El clínico puede pensar a partir de esta discrepancia de que el Rorschach es un test “profundo” que revela trastornos psicológicos ocultos que tests más “superficiales” no pueden detectar. Más probablemente, el clínico está percibiendo psicopatología cuando en realidad no está allí (Wood, Nezworski, Garb, y Lilienfeld, 2001).
Así que, volviendo a la pregunta planteada al principio de esta obra: Parafraseando a Sigmund Freud, a veces una mancha de tinta es sólo una mancha de tinta.
(Traducción de un fragmento de Great Myths of Popular Psychology, Lilienfeld et al, 2010, adaptado por Fabián Maero para Psyciencia)
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