Hace días que me ronda en mi cabeza, la siguiente reflexión y en este, vuestro espacio, quiero compartirlo con vosotros.
¿Es más fácil destruir que construir?
Para crear hace falta construir, y la vida la vamos forjando a base de experiencias buenas y malas, que nos van moldeando y hacen ser quienes somos. Pero durante este recorrido por nuestro Camino de Vida, nos rodeamos de nuestra pareja, familia o amigos que nos acompañan y ayudan a cimentar esta construcción para que se mantenga estable de cara al futuro, o en el presente que vivimos.
Sucede con frecuencia que lamentamos a posteriori la pérdida de la compañía maravillosa de un ser querido que no supimos apreciar. No somos conscientes que muchas veces las circunstancias nos colocan en medio de un jardín y ciegos pisamos sus flores y envenenamos sus fuentes. Sólo cuando despertamos, nos damos cuenta del perjuicio… pero el daño ya está hecho.
Es necesario sopesar antes lo que estamos por decir, más aún en el contexto de una discusión, porque en ese arranque de cólera podemos transformar la ternura en rencor y/o agresión.
Conseguir que esos sentimientos vuelvan a su estado original o restaurarlos puede ser una tarea muy compleja, todo dependerá del daño perpetrado…
¿Así que no será mejor estar por la labor de crear, construir, edificar,fabricar, levantar o eregir antes que lo contrario?
El mundo, los seres humanos que habitamos este planeta creo somos más felices cuándo elegimos colocarnos en la posición que contempla la construcción, nos genera mas satisfacción y nos sentimos más activos mas generosos y positivos.
La cooperación entre nosotros genera progreso, el egoísmo es síntoma de atraso. Desafortunadamente, nuestra civilización todavía está sometida a posturas algo radicales más cercanas al egoísmo. Nuestra cultura todavía está dominada por el atraso.
Estamos avanzando a un ritmo vertiginoso en el ámbito tecnológico, a un sólo “clic” podemos conectarnos al mundo, pero sin embargo la paradoja viene que perdemos los valores de la comunicación tradicional, no interactuamos, no nos tocamos no nos miramos, no nos hablamos cara a cara…
A un sólo “clic” podemos adquirir un arma y con ella …destruir!!
Destruir no exige ni preparación ni cualidades ni esfuerzo. Destruir (la familia, las relaciones sociales, el mobiliario público, la fama de los demás, el prestigio de las instituciones, los servicios sociales, etcétera) es lo propio de los que se muestran impotentes para construir, incapaces para invertir tiempo y esfuerzo para ver crecer o crear algo.
Del odio y la impotencia nace el afán loco por destruir. Una mirada atenta a nuestra época y a nuestro tiempo, el de ahora y el de antes nos hará ver con claridad esa fuerza de la destrucción en la que se manifiesta la rabia, el odio y, sobre todo, la impotencia.
Nuestra vida, nuestra sociedad, nuestro país, nuestro planeta, sólo serán más felices sí en ellos hay cooperación,y un verdadero afán de construir con un progreso moral. Por el contrario, si en ellos sólo hay egoísmo y sentimientos de dominación, no nos extrañemos si allí sólo imperan la tristeza y la desdicha.
Pero la “Construcción” exige paciencia, esfuerzo y perseverancia, y cuenta con el tiempo como aliado. Ninguna construcción (de la paz, de la convivencia, de la familia, de una empresa, de un proyecto, de una asociación, de un sueño, etcétera) nace espontáneamente, sin esfuerzo ni tenacidad.