Llave en mano/ entra hijo, entra sin llamar
Los Enemigos
Durante años, he soñado con un patio. Tener un patio anexo a mi casa. Vivir en él. Un espacio de libertad, un espacio creativo donde escribir y tocar la guitarra. Donde recibir a las visitas. Donde cenar solos cuando la música se apaga. Un lugar ideado para el café, para saborear los momentos dulces de la vida. La conversación. El sol de plano. Las miradas preciosistas que lo ven todo con ojos limpios, sin contaminación alguna. Un cuadrado de paz, de lucha permanente por ser un poquito mejor cada día. Un patio es una porción de la naturaleza dispuesta para ti, para mí. Un recóndito sitio donde sentarse y ver pasar las nubes, corrigiendo textos quizá incorregibles, componiendo temas cada vez más complejos. Sé que me voy a llevar bien con este espacio. Aquí no necesito decoración. Solo plantas y un enchufe. Unas velas. Y a ti mirándome, quieta, como si fuese un extraño o como si las casualidades patio-hombre no pertenecieran a este mundo. Y sí. Sí. Welcome to the patio free state.