Revista Opinión

Escombrera PSOE

Publicado el 02 junio 2014 por Jcromero

Si con la crisis llegó la perdida de empleo, de derechos sociales y la indignación, con las elecciones del 25M emerge un espacio para la esperanza, la voluntad de cambio y la posibilidad de una respuesta alternativa. Aletargados, hastiados y convencidos de la inutilidad práctica de los partidos más votados, buena parte del electorado ha respondido: ¡No nos sirven! ¿El resultado? Una representación política plural, más acorde con la realidad de la calle. La reacción obscena de determinados sujetos de la prensa y de la política, es la evidencia del desasosiego provocado por los resultados de Podemos.

Dice el viejo refrán que donde menos se espera salta la liebre. Las europeas eran consideradas por muchos como unas elecciones de rango menor. Adormecida entre la inacción y el desafecto, la ciudadanía parecía tan desinteresada como los propios políticos. Contra todo pronóstico demoscópico, quienes se acercaron a las urnas dieron un empujón democrático de imprevisibles consecuencias. Ahora, tras el recuento electoral, los grandes partidos parecen menos interesantes, más inútiles: rancios. Las estructuras de los partidos y coaliciones tienen un aspecto caduco, inútiles reliquias de museo: inservibles. Ahora, las opciones del votante de izquierdas se amplían cuando muchos han expresado que quieren más democracia, más participación. Hay un voto que emerge con fuerza, que desconfía de las organizaciones controladas por esos aparatos rígidos en manos de oligarcas al servicio de intereses bastardos.

Mientras que Podemos ha construido un relato que identifica a los enemigos y sus cómplices, pescando votos del PSOE y arrancándolos de la abstención, ¿qué ofrece el PSOE? En estos días, lo que cuentan los medios es seguido entre el desprecio y la indiferencia de la mayoría. ¿Tan complicado es entender que las intrigas palaciegas pertenecen a otros tiempos? ¿Que este partido sólo podrá tener otra oportunidad desde la participación democrática de sus bases? De acuerdo, un líder es necesario; pero no hay líder sin relato, sin compromiso y entusiasmo ciudadano. No puede ser tan difícil entender que sus electores, entre apostar por los desfavorecidos o por los grandes empresarios y banqueros, no tienen dudas. Mientras los dirigentes, pisando moqueta, hacen sus apuestas y se posicionan por Madina o Díaz, quienes pisan el asfalto piden votar, que se convoquen primarias transparentes, sin avales ni hipotecas.

El electorado de izquierda, elección tras elección, se aleja de un PSOE que ya no le sirve. Un dirigente socialista repite eso de abrir ventanas. No ha entendido nada. Este partido no encontrará la solución abriendo ventanas. No es suficiente con abrir puertas y ventanas, con quitar cerrojos. Una ventana o una puerta que se abre, puede volver a cerrarse. Demolición. Es indispensable desmontar puertas y ventanas; derribar muros, tabiques y techos; desalojar a los inquilinos de sus despachos. El partido se ha convertido en una marca desagradable, en un rótulo colocado sobre un cúmulo de miserias, corrupciones, intrigas y ambiciones personales. El espectáculo de la devastación es tremendo; edificio convertido en un montón de ruina, en una escombrera. Sin embargo, pese a todo, incluidos los bustos parlantes o jarrones chinos que hoy son lastre, aún hay un importante número de votantes predispuestos. Para ello, es preciso abandonar cuadros y élites que han propiciado la situación, buscar la complicidad del ciudadano: construir un proyecto.

Es lunes escucho a Petrus Kapell:

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