Revista Opinión

España, bajo el síndrome de Estocolmo

Publicado el 25 junio 2016 por Franky
Esa democracia sin ciudadanos que ha provocado el Brexit es la que está vigente en España. Es una política donde los políticos imponen siempre sus criterios a una ciudadanía que, a pesar de ser la soberana en democracia, es una y otra vez despreciada, hasta que un día decide vengarse en las urnas, como ha ocurrido en Gran Bretaña. Aunque La española es una sociedad menos democrática y más cobarde, engañada y manipulada que la británica, aquí podría estallar la rebeldía contra los políticos en cualquier momento. No tiene explicación lógica el que más de quince millones de españoles voten a partidos con responsabilidad directa en la degradación y ruina de España, como el PP, el PSOE, IU y los nacioñalismos que odian y sueñan con destruir la nación. La única conclusión razonable es que la sociedad está enferma y que el Síndrome de Estocolmo, ese que empuja a amar al verdugo que te martiriza y humilla, ha infectado a los ciudadanos de manera intensa y masiva. --- España, bajo el síndrome de Estocolmo No se entiende que 7 u 8 millones de españoles voten al PP y que otros siete u ocho voten al PSOE, IU y los nacioñalismos del odio, a pesar de los daños terribles que esos partidos han causado y las fechorías que han perpetrado: mentiras, estafas, incumplimientos de promesas, corrupciones, abusos de poder, ruina económica, desempleo, injusticia, despilfarros, malversaciones y otros muchos daños y estragos.

Las cuentas no salen porque los que se benefician directamente del sistema y sus familias no suman ni siquiera cinco millones de votos. Los 11 millones restantes (o más) solo se explican porque, enfermos con el Síndrome de Estocolmo, se han enamorados de los verdugos que les destruyen y arruinan la vida.

Esos enfermos de psiquiátricos olvidan los casos de latrocinio, la supresión de derechos ciudadanos, las ayudas a la banca corrupta con dinero de los contribuyentes, los recortes en sanidad y la degradación que los políticos provocan en las universidades, hospitales, escuelas, escala de valores, economía, empresa y en casi todos los servicios y actividades.

El deterioro del país es alarmante, pero el síndrome de los esclavos, la ausencia de ética, las mentiras del poder y la pereza intelectual logran que la gente vote sin mayor responsabilidad.

España está tan enferma que no puede reaccionar y todo indica que seguirá secuestrada por los rufianes y mediocres que se han apoderado del poder.

Solo una reacción fuerte, indignada y decidida de la parte sana, consciente y pensante de la sociedad española contra la ignominia que reina en los palacios y estancias del poder podría desencadenar la corriente de rechazo necesaria para que la rebeldía contra la indecencia generalizada cristalice y logre un cambio drástico y saludable que consiga que el gigante de barro con el alma podrida del régimen de la falsa democracia se derrumbe.

Así pues, la principal misión de todos es trabajar para que este país despierte de este ya largo letargo y se salve de l dominio de los verdugos.

Francisco Rubiales


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