Revista Moda
Los españoles que vivimos en países de clara influencia anglosajona, norteamericana para más señas, observamos la gran cantidad de anglicismos y términos directamente en la lengua de Shakespeare que se emplean en estas latitudes. Palabras casi siempre pronunciadas en perfecto inglés, con acento gringo, eso sí, incluso rozando lo cursi. Sobre todo cuando se mezcla el uso español con el inglés, como en el caso de Nueva York y ese York que se pronuncia al estilo chicle-en-la-boca.
Con el tiempo uno se acostumbra y, sin embargo, lo que le impresiona es cómo en la Madre Patria el uso de palabras y expresiones en inglés se ha extendido tanto. Especialmente en determinados ámbitos, como en el mundo de la moda. Acabo de recibir una publicación de moda de España y no tengo muy claro si es la edición española o la portorriqueña.
Algunos titulares son de esta guisa: “La it girl Gala González nos abre las puertas de su loft”. “Los maxi dresses serán tu must del verano”. “Deco Hunters: Locas por el caravan chic”. “Cooking trend: Aprende a decorar con cupcakes”. Y así. Todo de lo más cool, por no hablar del estritestail en el que se regocijan en páginas interiores bajo el título “Summer Love”.
Lo que no tiene el mismo predicamento en España es la pronunciación del idioma extranjero. En el mundo entero los españoles somos conocidos por nuestro pésimo acento inglés, amén de lo básico del conocimiento de la lengua empleada por los hijos de la Gran Bretaña.
Así, mientras la pronunciación de los términos de la moda –fachon en idiomas- se asemejan bastante a como lo haría Jessica Sarah Parker –diva entre las divas del fachonismo generación X-, en los que a tecnología se refiere los españoles hacemos aguas.
A la conexión inalámbrica la denominamos güifi, en lugar de guaifai; al correo de gmail, lo pronunciamos gemail o gemeil, no sé qué es peor; y a iutuv, lo llamamos yutube. Todo sin pestañear ni un instante e incluso mofándonos del que osa pronunciarlo correctamente. Eso sí, ojo no se nos ocurra decir sumer love, en vez de samer lov (somer lav con acento estadounidense), porque los mismos que dicen yutube no dudarán en hacer escarnio público por nuestra mediocre pronunciación anglosajona.
Este fenómeno de bipolaridad idiomática no es nuevo en España. Toda la vida hemos comido beicon viendo películas de de Burt Lancaster – se pronuncia Bart Láncaster-y disfrutando de los mandobles de Chuck Norris –se pronuncia chak-. Jamás se nos ocurrirá llamar iu tu a U2, pero decimos tu-güan-tu al perfume de Carolina Herrera.
En definitiva que, nos guste o no, Spain is different.
P.D. Todo esto lo escribe uno que aún patina con el in, on, at...