Revista Cine

Especial ‘Expediente X’ – Segunda Parte

Publicado el 05 febrero 2012 por Cinefagos

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En lo que concierne a las series de televisión, hay una gran diferencia entre los productos británicos y estadounidenses. Los primeros suelen hacer temporadas más cortas, del orden de seis o siete capítulos, lo que no da lugar a la aparición de relleno, y cuando las ideas se agotan, no suelen tener reparos en cerrar el negocio y pasar a lo siguiente. Los americanos son distintos. Con temporadas de más de veinte capítulos, es inevitable que aparezcan episodios que hubiesen sido mejor que se hubiesen quedado en la sala de montaje o en el mismo proceso de escritura, a la vez que las ideas pueden enredarse innecesariamente. Todos conocemos casos semejantes, como relaciones de pareja que se interrumpen y reanudan decenas de veces, giros argumentales absurdos o series que hubiesen quedado mejor con un par de temporadas menos.

Al igual que con el argumento, pocos programas de televisión tienen duración fija, y quiénes deciden cómo de larga será su vida son los espectadores. Si se sigue viendo, no hay razón para no seguir con él, algo que le ocurrió a la serie Sobrenatural, que quedó cerrada creo que hace un par de temporadas y que sigue en antena gracias a la insistencia de los fans. Por otra parte, otra deudora de Expediente X como lo es Fringe puede verse cancelada en los próximos días debido a su baja audiencia, aunque la historia no quede cerrada del todo.

Una clara muestra de la evolución de los argumentos y de cómo un show televisivo abandona sus influencias en la búsqueda de su propia esencia son las confusas temporadas dos y tres de Expediente X, que pasan de jugar con la idea de la existencia de vida extraterrestre a mostrarnos cómo podría afectar eso a la historia de la humanidad y, más concretamente, a la segunda mitad del siglo XX.

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La primera vez que dejamos a Mulder y Scully, lo hicimos en un clima de pesimismo. Esta amalgama de Twin Peaks, Padrinos y thriller político finalizó con los Expedientes X cancelados, y sus agentes separados y enviados a distintos departamentos. Además, el máximo informante de Fox Mulder, Garganta Profunda, fue asesinado, silenciando así todo lo que ese hombre parecía conocer sobre la existencia de vida extraterrestre y  la actitud que distintos gobiernos del mundo entero habían adoptado ante su presencia. Hasta donde nosotros sabemos, el descubrimiento de que no estamos solos en el universo podría pasar de ser nuestro mayor logro a uno de nuestros grandes miedos.

Aun así, desde los inicios de la carrera espacial, han existido distintos programas de búsqueda de vida ahí fuera (donde supuestamente se encuentra La Verdad) y ese es el punto de partida de la segunda temporada, la búsqueda activa por parte de científicos de que haya alguien al otro lado y que se inspira en las verídicas misiones de las sondas Voyager enviadas a finales de la década de los setenta. Las Voyager han aportado una gran cantidad de información y fueron el origen del famoso monólogo acerca de “Un pequeño punto azul pálido” de Carl Sagan en la serie Cosmos. Sagan, además, fue el jefe de un grupo de científicos que diseñó un disco bañado en oro con imágenes y sonidos de la Tierra que fue lanzado al espacio. La idea era que si una posible civilización alienígena interceptaba las sondas, tuviesen una idea de quién y desde dónde habían sido enviadas.

Este modo de actuar discrepa con el parecer del físico Stephen Hawking, quien es un fiel defensor de no contestar a cualquier transmisión, ni decirle a ningún desconocido dónde vivimos. Para él, un posible contacto podría desembocar en una situación muy parecida a la que se produjo cuando los españoles descubrieron el Nuevo Mundo. Al margen de eso, ya hay poco que él pueda hacer, ya que las emisiones de radio que se producen en la Tierra se propagan por el Universo a una altísima velocidad, sin que hasta ahora haya habido ninguna respuesta significativa.

Esa es la esencia del monólogo inicial de “Hombrecillos verdes”. Nos cuentan que las transmisiones radiológicas son una de las formas de búsqueda de vida fuera de nuestro planeta más extendidas y que al margen de ese aparente silencio exterior, hace ahora treinta años se recibió una transmisión tan impresionante a la que bautizaron como Wow!, que podría ser de origen artificial, pero que nunca fue investigada. Además, nos muestra cómo una nueva señal es recibida (alguien que repite el mensaje de las Voyager), y Mulder acude en solitario al radiotelescopio de Arecibo para hacerse con la transmisión antes de que alguien la haga desaparecer.

Un detalle determinante para el desarrollo de esta temporada fue el embarazo de Gillian Anderson, que obligó no sólo a modificar los planos para evitar mostrar su vientre, (aunque poco pueden hacer con su cara mucho más regordeta) sino también, buscar una excusa para sacar a la actriz en el momento de su parto. Tuvieron la idea de abducir al personaje de Scully en los capítulos centrados en Duane Barry, un agente del FBI retirado que está convencido de ser víctima de experimentos médicos por parte de alienígenas, y que asegura que los militares ayudan a encubrirlo. Duane es un tipo singular, uno de los muchos personajes que la serie hizo famosos, igual de paranoico que Max Fenning (otro freak mítico) pero mucho más desagradable. Este hombre secuestra a Scully con la idea de que, si logra llevar a alguien a un punto de abducción habitual, a él le dejarán en paz.

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El caso de Duane Barry sirve para que, poco a poco, se unan más personajes a la serie, como es el caso del sucesor de Garganta Profunda, el arisco señor X, o uno de los villanos favoritos del público, un hombre joven, atractivo, y con aspecto de animal enjaulado dotado de un desarrollado instinto de supervivencia llamado Alex Krycek. Ambos aparecen por primera vez en Sleepless, un capítulo donde se menciona la posibilidad de que el gobierno haya desarrollado un grupo de supersoldados, militares con la capacidad de permanecer siempre despiertos. El Señor X, como se le conoce, es mucho menos amable que Garganta Profunda, y de la misma forma, no sabemos qué beneficio obtiene con ello. Krycek aparece como un agente del FBI que ayuda a Mulder en el caso de Duane Barry, pero pronto se descubre su posible implicación con El Fumador, un hombre al que ya hemos visto, pero que aún no sabemos a qué se dedica aparte de aparecer siempre en segundo plano, echar humo como un carretero y ser la personificación de todos los que operan en la sombra y al margen de la ley.

Además de los dos hombres antes mencionados, las vidas privadas de Mulder y Scully, que parecen permanecer siempre al margen de los casos que investigan, empiezan a tener relevancia, y poco a poco conocemos a sus padres. Hasta entonces, sólo habíamos visto al padre de Scully, fallecido en Beyond the Sea, y su madre parece ser la típica esposa de un militar, una madre amante que tiene que lidiar con un hijo que también ha elegido la disciplina castrense, una doctora en medicina que trabaja en el FBI y una tercera hija, Melissa Scully, de claro aire New Age y que es la versión descerebrada y crédula de Fox Mulder. Adivinad quién de los tres es la hija menos querida por la familia. Los conocemos a fondo cuando Scully reaparece tras su secuestro (una pausa perfecta para el parto de la actriz), en coma y sin ninguna explicación de cómo llegó hasta allí. En este capítulo, dulzón como un algodón de azúcar, aún contiene ecos de Twin Peaks, con escenas oníricas como las de Scully en una barca, amarrada por poco a la vida.

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Con los Expedientes X reabiertos, descubrimos un hilo argumental que implica la experimentación con humanos, no sólo en las abducciones. Ya sea con capítulos tan poco redondos como Museo Rojo, o con otros mucho más acertados como Nisei y 731. En el primero de ellos, un médico parece estar experimentando con adolescentes usando trazas de la sustancia conocida como Pureza, el ADN del feto alienígena que vimos en la temporada anterior, y del que no sabemos su procedencia.

Colonia y Fin de Juego son interesantes, ya que presentan muchos elementos característicos de la serie. Para empezar, es la presentación del Cazarrecompensas alienígena, un actor de sobra conocido en series gracias a su rostro pétreo al que se puede comparar con Arnold Schwarzenegger (de hecho, aparece en Terminator 1 para ser asesinado por el austríaco), que se estrella con su nave en mitad del mar frente a una embarcación. Un barco que  navega por la zona cree que el OVNI es un avión militar, y rescatan al piloto, que parece ser un soldado ruso. Cuando la noticia aparece en los telediarios, un trabajador de una clínica abortista sale corriendo como si le hubiera reconocido, pero el náufrago lo intercepta y lo asesina. Al parecer, existen varios hombres con aspecto idéntico, todos trabajadores de clínicas abortivas y la misión de este gigante es acabar con ellos. Pero hay más.

Uno de los pilares maestros de la serie es el misterio del que hablamos en el post anterior, el desconocimiento de qué sucedió con Samantha la noche que fue secuestrada de la habitación. Ella era nuestra Laura Palmer, el misterio central, un elemento personal (¿Qué fue de la hermana de Mulder? Es una de las preguntas que más se repiten incluso hoy día en foros sobre series de televisión en Internet), por lo que lo ideal hubiera sido mantener ese misterio intacto. Pero no tardaron en mancharlo y en volverlo algo tan abstracto que costaría entenderlo, ya que aquí aparece por arte de magia en casa de los Mulder una mujer adulta que dice ser Samantha, y que necesita la ayuda de su hermano.

La hermana de Fox Mulder nunca debió aparecer en pantalla. Al menos esa es mi opinión personal. Su ausencia, un tanto etérea y abstracta, resultaba mucho más aterradora que cualquier cosa que se hiciera con efectos especiales. Había que mantener el misterio, y en cierta parte, el misterio continuaría cuando descubriéramos que no se trataba de Samantha, sino de un clon de ésta, que dice saber quién es el cazarrecompensas alienígena y lo que busca.

Según ella, los doctores idénticos a los que llaman Gregor, son en realidad, descendientes de extraterrestres asentados en nuestro planeta, que empezaron a experimentar con la hibridación entre su especie y la nuestra como camino para conseguir la supremacía. Sin embargo, parece ser que esos alienígenas hicieron los experimentos por su cuenta, y “los demás”, esos alienígenas esquivos que no terminan por aparecer en pantalla, consideran eso como una deshonra. Parece ser que son muy suyos a la hora de hablar de su ADN. El Cazarrecompensas viene a hacer desaparecer el resultado de esos experimentos, y con ello, a los Gregor y a los numerosos clones de Samantha que parecen estar pululando por ahí. Por lo tanto, esta Samantha no es más que un clon desesperado por sobrevivir que trata de buscar su ayuda, pero que finalmente es abatido. Mulder sigue al cazarrecompensas, de vuelta en su nave bajo el hielo, para preguntarle dónde está su verdadera hermana, pero éste logra zafarse y le dice, antes de desaparecer, que sigue viva.

Endgame

La segunda temporada es rica en detalles mitológicos y bastante profunda, pero los capítulos autoconclusivos no son tan buenos. De hecho, podríamos quedarnos con muy pocos, como Humbug, que explora el potencial cómico de la serie al cometerse un crimen en un pequeño pueblo donde la mayoría de sus habitantes pertenecen al circo. Incluso hay una aparición estelar de un personaje de Twin Peaks (el enano que caminaba hacia atrás a cámara lenta). Con capítulos como este, la serie empieza a ser consciente de su gran capacidad paródica ya que Mulder y Scully son personajes tan bien perfilados que son perfectos para eso, y consistirá en una de sus grandes bazas para resistir el paso del tiempo.

Uno de los capítulos más famosos y que sirve como marcador de cuándo la serie encuentra su propio hueco es Anasazi, el final de la segunda temporada y que da pie a muchos interrogantes, algunos de los cuales se sumergen en la historia verídica de la segunda mitad del siglo XX y que juegan con unos famosos documentos ufológicos conocidos como los documentos Majestic 12. Majestic 12 es uno de los mayores misterios ufológicos de la historia, cuya credibilidad está, cómo no, en entredicho. Según la teoría de la conspiración OVNI, Majestic sería el nombre de un supuesto grupo de científicos y militares reunidos tras el final de la Segunda Guerra Mundial bajo la autorización del presidente Truman con el objetivo de investigar la actividad OVNI. El resultado de sus trabajos serían una serie de documentos altamente publicitados que pueden ser encontrados en Internet, incluso, en la web del FBI. Sin embargo, aunque la existencia de los documentos es algo innegable, la credibilidad de todo lo que aparece ahí escrito ya es otra cosa. Las conspiraciones son una fuente inagotable de munición para cualquiera que quiera escribir un guión.

En el tríptico que componen Anasazi, Camino Bendito y Pisapapeles, recibimos suficiente información como para darnos cuenta de que Expediente X ha encontrado su lugar por fin y que sabe qué piezas tocar para engarzar su mitología. Según la serie, los documentos Majestic estarían celosamente guardados hasta que son copiados por un pirata informático y puestos en conocimiento de Mulder, que descubre que han sido codificados siguiendo un antiguo dialecto navajo, parecido al que las comunicaciones americanas usaron en la Segunda Guerra Mundial para evitar que los enemigos las descifraran. Por el camino, Mulder se topa con los restos de un experimento médico, personificado en un vagón de tren enterrado en el desierto, con restos de lo que parecen ser cuerpos alienígenas.

Poco a poco, la serie va tomando forma. Krycek, que desapareció tras el incidente de Duane Barry, aparece ahora como un sicario a manos del único hombre en la sombra que conocemos: El Fumador. Es ahora cuando el Sindicato, el misterioso grupo que controla la Verdad que tantas veces se buscó en la serie, hace acto de aparición. Al parecer son un refinado grupo de hombres que sirven a distintos intereses, y que podrían ser los miembros del grupo Majestic, los poseedores de todo tipo de información relacionado con los extraterrestres y los responsables también de ocultarlo. Esto nos lleva a descubrir una aterradora verdad, que pondría los pelos de punta a cualquiera y que, de hecho, lo hace cuando nos damos cuenta de que no se trata sólo de un guión televisivo, sino que tiene gran parte de Historia Real en él.

Al igual que en el post anterior vimos cómo todas las historias de abducciones parecen provenir de la experiencia del matrimonio Hill en 1963, la idea de las siguientes temporadas proviene de un periodo oscuro y aterrador y que tiene como protagonistas a científicos y médicos tanto nazis como japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.

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Tras la caída del Tercer Reich, cuando Soviéticos y Americanos descubrieron las entrañas de lo que el gobierno de Hitler había estado creando en Europa, quedaron tan horrorizados que no podían creer lo que tenían ante ellos: El espectáculo de los campos de exterminio, donde se estima que cerca de dos a seis millones de judíos fueron sistemáticamente ejecutados en las cámaras de gas (hay un guiño en “Camino Bendito” acerca de esas cámaras cuando se ve a los integrantes del vagón de tren enterrado) o sometidos a experimentos médicos sin ningún fin aparente. Hombres, mujeres y niños sometidos al calor, al frío, arrojados a hornos, a aceite hirviendo, aplastados, torturados, sometidos a vivisecciones sin ningún tipo de anestésico, sólo para conocer el cuerpo humano. Paralelamente, los científicos japoneses hicieron lo mismo experimentando con prisioneros de guerra vietnamitas o estadounidenses. Aun a día de hoy existe gran multitud de expertos que niegan el Holocausto, convencidos incluso de que los campos de exterminio (algunos de ellos reconstruidos) no son más que propaganda política. La verdad es incluso más aterradora que todo eso, y es que los experimentos no acabaron con el fin de la guerra. Tras la muerte de Hitler y la rendición de Japón, muchos hombres marcados con el sello de “Criminales de Guerra” trataron de escapar a su destino, y algunos lo consiguieron. Muchos de estos médicos recibieron una suculenta oferta: la del perdón total a cambio de poner sus servicios y sus trabajos al servicio de los Aliados. Soviéticos y americanos se repartieron en secreto a este tipo de carniceros, como buitres que se alimentaron de los restos de los enemigos. Los conocimientos que las dos superpotencias adquirieron en los albores de la Guerra Fría fueron determinantes en la carrera espacial y nos llevaron al espacio. La próxima vez que veáis la imagen de un astronauta sobre la superficie Lunar, pensad que está de pie encima de un montón de cadáveres.

El fin de la Segunda Guerra Mundial parecía dar luz a una nueva época de esperanza, pero en su lugar dio origen a uno de los periodos más paranoicos de la historia, donde Estados Unidos y la Unión Soviética jugaban a un juego al estilo “A ver quién la tiene más larga” y que culminó con el Apollo XI. Por lo que hemos visto en varias ocasiones (No estaría mal revisionar Watchmen), la humanidad parece necesitar un enemigo para agruparse y luchar contra él y por algo. Y mientras que los Nazis eran fácilmente identificables, los comunistas eran mucho más abstractos.

Los extraterrestres eran un nuevo enemigo ideal.

Esa es la razón por la que los casos de Mulder y Scully suelen centrarse más en científicos y experimentos más que en la propia presencia física de extraterrestres. Los tres capítulos que cuentan esto también hacen mención a los indios Anasazi y Navajo, que continuará durante varias temporadas como mitología “de fondo”, y que será recurrente. Además, hay otro caso “real” que los guionistas usaron para entremezclarlo con la historia: El incidente OVNI de Roswell.

Como este post ya tiene demasiada “tralla” histórica, resumiremos el incidente de Roswell como un supuesto accidente de una nave espacial que tuvo lugar en Nuevo México en 1947 (Justo después de la Guerra). Como lo de los documentos Majestic 12, lo que ocurrió en realidad está envuelto en misterio, pero Carter lo usa como elemento determinante de la Mitología: El encuentro original entre los humanos y alienígenas. Según dejan caer los compañeros del Fumador (Concretamente el hombre conocido por los fans como El Hombre de las Uñas Perfectas) efectivamente se recuperó una nave espacial, con un tripulante agonizante entre los restos. Antes de su muerte, lograron sacarle la suficiente información como para conocer sus intenciones, y es posible que poco después se firmase el Pacto de Silencio, algo que vimos en la primera temporada en E.B.E., acerca de eliminar a cualquier extraterrestre accidentado en La Tierra.

Se formó un grupo conocido como El Sindicato, para controlar la actividad alienígena y realizar experimentos de hibridación entre ambas especies. Se firmó un acuerdo de colaboración entre alienígenas y estos hombres, usando éstos últimos a científicos de guerra nazis y japoneses indultados al final de la guerra y trasladados a América en la denominada Operación Pisapapeles. Alguno de esos científicos continúa a día de hoy viviendo en Estados Unidos como ciudadanos habilitados, mientras que otros supervivientes de la Alemania Nazi se refugiaron en países como Argentina.

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Al igual que antes, las vidas personales de Mulder y Scully siguen tomando forma. Si ya nos ocupamos de la familia de ella, ahora es el turno de la de él, en la que sabemos por fin lo que le ocurrió a Samantha Mulder y el por qué de la tirante relación que el matrimonio Mulder mantiene entre ellos. Al parecer, Bill Mulder, padre de Fox, era agente del gobierno y estaría implicado en el grupo Majestic, autorizando personalmente la experimentación con humanos, gran parte de ellos, abducidos por alienígenas. La Mitología sigue teniendo un vínculo muy estrecho con Mulder, y dejarnos caer que Samantha fue entregada a los extraterrestres como garantía de que su padre continuaría trabajando. Como vemos, los científicos se sometieron al Sindicato, y éstos, a su vez, a una fuerza mayor. Samantha sigue desaparecida, y es posible que esté viva, aunque como ya sabemos, seguramente los guionistas no tenían ni idea de qué hacer con este personaje que reaparecerá en varias ocasiones.

El conocimiento de que Fox está tras la pista de los experimentos, como los que se encontró en el vagón enterrado en el desierto, hacen que Bill Mulder sienta remordimientos y trate de explicarle a su hijo todo lo que sabe. Por supuesto, el personaje tiene que morir antes de que suelte una palabra, porque si no todo sería demasiado fácil. Alex Krycek aparece por detrás para pegarle un tiro, a la vez que intentan liquidar al propio Fox fallando por muy poco. También, intentan asesinar a la propia Scully, pero se confunden y quien recibe el disparo es su hermana Melissa, la hippie y oveja negra de la familia, que fallece poco después.

Al final de estos tres densos capítulos, en los que El Fumador intenta recuperar los documentos acerca del Sindicato, Krycek logra sobrevivir a su propio intento de asesinato llevándose la información con él, y pasando de ser un lacayo del fumador a un hombre que lucha por su propia supervivencia y que traerá más desgracias que alegrías, entre otras, ser el causante principal del descubrimiento del aceite negro.

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La tercera temporada es mucho más redonda que la anterior, también en cuanto a capítulos autoconclusivos se refiere. En D.P.O. cuentan la historia de un chico interpretado por Giovanni Ribisi (Avatar) que es capaz de controlar rayos, y que cuenta con Jack Black como su amigo. También está “El Descanso final de Clyde Bruckman”, acerca de un hombre que es capaz de ver el futuro, pero concretamente sólo la forma en que morirán los que le rodean. Este episodio cómico ganó dos premios Emmy y nos dejó detalles para el recuerdo como saber que Fox Mulder morirá estrangulado por un maníaco sexual (siempre hay un componente sexual en Mulder) mientras que, inexplicablemente, Scully no morirá. No será la única vez que hablen acerca de su supuesta inmortalidad, y es un detalle muy esquivo, casi tanto como el matrimonio fallido de Fox Mulder antes de entrar en los Expedientes X. Pero ya llegaremos a eso.

Más detalles que hicieron a esta temporada más completa que sus sucesoras fue el hecho de que algunos capítulos autoconclusivos ayudaban a hacer que los personajes evolucionaran poco a poco, y como no podía ser de otra forma, empieza a aparecer una tensión sexual entre ambos que se convirtió en un sello oficial de la serie. Los dos, jóvenes, inteligentes y atractivos, parecía que tenían que acabar juntos en algún momento, casi como un tópico de las series de televisión. Sin embargo, los guiones hicieron pasar sus sentimientos a un segundo plano, con lo que la falta de sexualidad en la serie parecía otorgar una gran importancia a cualquier pequeño gesto, por muy inocente que fuera, dando la sensación de que en cualquier momento, podría estallar una bomba sobre el sofá del salón de Fox Mulder. No hay nada claro, pero en ocasiones podemos ver un ligero comportamiento celoso en Scully cuando Mulder conoce a la doctora “Baaaaambi…”, o cuando Mulder se sorprende de que Scully tenga una cita, como si la posibilidad de que la mujer pudiera tener vida personal se le hubiera escapado por completo. Incluso el director Skinner parece tener más protagonismo cuando un capítulo totalmente centrado en él parece convertirle en el principal sospechoso de un asesinato sexual, y Mulder y Scully tratan de ayudarle (Aunque este capítulo esté cogido por los pelos ya que Mulder se saca una explicación sobrenatural que no viene a cuento). Por si fuera poco, ambos agentes visitarán una leyenda rural similar a la del monstruo del Lago Ness que les acercará un poco y que conllevará también que el perro que Clyde Bruckman regala a Scully capítulos antes acabe devorado por un cocodrilo gigante, o incluso veremos una aparición del actor Ryan Reynolds, asesinado por dos amigas adolescentes que parecen tener poderes sobrenaturales.

Al margen de los capítulos Mitológicos que aún nos quedan por comentar, destacaría uno más y que no sé por qué no lo introduje en aquel post sobre Mis capítulos Favoritos de Expediente X. Se trata de Hell Money, interesante porque no usa ningún tema paranormal como excusa y porque también podemos ver a una jovencísima Lucy Liu. La historia trata acerca de un juego de azar en el que varios inmigrantes chinos participan con la esperanza de sacar una pieza determinada de un frasco. Si la sacan, lograrán un suculento premio en metálico que podría ser la solución a todos sus problemas económicos. Si fallan, entregarán una parte de su cuerpo a unos dioses chinos que enmascaran una red de tráfico de órganos y que lo convierten en uno de los más espeluznantes de la serie.

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Los experimentos médicos regresan a la serie con Nisei y 731, episodios que profundizan sobre la abducción de la agente Scully y sobre los científicos japoneses indultados. Mulder recibe un vídeo de una supuesta autopsia alienígena, basándose, seguramente, en el famoso vídeo de la autopsia al extraterrestre de Roswell (Un completo fraude, por cierto.). En mitad del procedimiento, los médicos son asesinados, lo que parece otorgar al asunto una cierta credibilidad. Mulder, confiado en que en vagones como esos, científicos del Eje continúan con sus experimentos con híbridos alienígenas y humanos, intenta colarse en uno de ellos. Scully, por su parte, se topa con un grupo de abducidas que dicen reconocerla de la época en la que fueron secuestradas. Momento que quizá se corresponda cuando Duane Barry la entregó a los extraterrestres. Esto va unido además a varios descubrimientos trágicos: por una parte, no sólo recuerdan que hubo científicos humanos involucrados en su abducción, sino que todas las mujeres comparten con Scully un implante localizado en alguna parte de su cuerpo, y un destino final aún más espeluznante: Todas acabarán desarrollando un cáncer que acabará con sus vidas.

Scully pronto tendrá la visita de un miembro del Sindicato que se ofrecerá a darle respuestas (No sé cómo ni cuando, los fans empezaron a referirse a este hombre como El Primer Anciano, ya que ese nombre, junto con el de El Hombre de Las Uñas Perfectas nunca se menciona en la serie). Según él, los hombres que experimentaron con Scully lo hicieron en busca de posibles aplicaciones a una guerra bacteriológica, descartando de pleno la teoría de la colaboración extraterrestre. Además, afirma que lo que viaja en el tren no es un híbrido, sino un paciente altamente contaminante que podría liberar una enfermedad si una bomba que hay en el vagón explotase. Scully visita una colonia de leprosos y es testigo de cómo los experimentos de los japoneses han dado como resultado seres deformes de extremidades largas y cuencas oculares desmesuradamente grandes.

Sin embargo, hasta ahora no es cuando se menciona, y de forma muy tangencial, uno de los elementos centrales de la serie, y que no es otro que el aceite negro. Esa sustancia viscosa que parece tener conciencia y que vimos durante infinidad de capítulos e incluso en la primera película. Como ya he dicho en varias ocasiones, las series de televisión tantean el camino a seguir, y se ve que lo del aceite les pareció perfecto más adelante como el virus alienígena que usarían los colonizadores para acabar con la humanidad, pero de momento nos tenemos que conformar con verlo como un ente más del universo, algo parecido a aquel ser que podía sobrevivir en el espacio y que poseyó a un astronauta en la primera temporada.

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En teoría, una tercera bomba atómica habría caído en el mar durante la Segunda Guerra Mundial (Qué sería de muchas películas sin ella, ¿Verdad?) y en la década de los cincuenta, un submarino intentó recuperarla sin éxito, provocando grandes quemaduras por radiación a los marineros que iban en su búsqueda. En realidad, un caza militar colisionó con un OVNI, precipitándose al mar y hundiéndose con él. En su interior viajaba esa especie de aceite negro, que buscó una forma de salir de allí. Cuando el submarino se acercó lo suficiente, el aceite subió a través del agua y poseyó al capitán. Cuando los soldados empezaron a enfermar por la radiación que transmitía el aceite negro (responsable de las quemaduras) y el capitán fue asesinado, el aceite regresó a las profundidades. Uno de los pocos supervivientes contó la historia a un grupo de hombres del gobierno, incluido un joven que fumaba, y éstos lo anotaron todo en unos documentos que fueron robados y que tiene… Krycek.

Krycek ha empezado a vender esos secretos a franceses y rusos, como una forma de ganarse la vida. Y son los primeros los que se interesan por este yacimiento de aceite negro, pero escapa a su control y posee al propio Krycek. El ser busca la forma de regresar a la nave, que El Fumador ha sacado del mar y guardado en un silo de misiles. Lo último que sabemos de su anfitrión, al menos por el momento, es que queda olvidado en aquel lugar, en la misma sala en la que esa sustancia ha regresado a su nave espacial.

Como hemos visto, estas dos temporadas son densas y profundamente complejas, tanto, que es posible que al tener toda esta información de golpe algunos sigan sin entender gran cosa. Lo que podríamos resumir en pocas líneas es que descubrimos que tras el final de la Segunda Guerra Mundial apareció un enemigo más poderoso que al que americanos y soviéticos acababan de derrotar, y todos se movilizaron para hacerle frente a su manera. Un grupo de expertos llegó a un acuerdo con los extraterrestres, y al parecer estos seres pidieron como fianza un miembro de cada una de sus familias para sellar el pacto. Bill Mulder tuvo que decidir cuál de sus dos hijos, Samantha o Fox, sería entregado a los colonizadores, y la falsamente sufrida madre de Mulder le odió durante el resto de su vida cuando decidió que fuera la hija del matrimonio la que sería secuestrada del domicilio familiar. Mientras tanto, los compañeros de Bill Mulder y él usaron a científicos indultados a pesar de sus carnicerías para obligarles a trabajar en experimentos de hibridación, utilizando para ello prisioneros de guerra, enfermos y ciudadanos sanos que no eran conscientes de que eran secuestrados para estos experimentos. Este argumento no es más que una complicada fábula acerca de los temores de la humanidad que descubrió los campos de exterminio, y que no fue consciente durante años que sus propios gobiernos experimentaron con seres humanos y que, nos guste o no, sus descubrimientos modificaron el curso de la ciencia y la medicina en los últimos cincuenta años. No sabemos con qué sentido o qué buscan exactamente los alienígenas en su colaboración, pero no tardaremos en descubrirlo. Las temporadas dos y tres son herederas de ese thriller político que usó como inspiración, y ahora es cuando la serie empieza a encontrar su mejor momento. Con capítulos como Nisei y 731 (nombre que se dio a la división de científicos japoneses que se encargó de los experimentos con humanos), la posibilidad de una película empezó a ser tenida en cuenta, y desembocaría en Fight The Future, que significaría un cambio radical en la esencia de la serie y dividiría a los fans entre los que preferían estas primeras temporadas y los que se decantaban por todo lo que vino después, el pico de popularidad de la serie y que acabaría desembocando en un David Duchovny deseoso de abandonarla y unos agentes Dogget y Reyes pensados para sustituir a la pareja protagonista. Pero para eso aún queda que los extraterrestres pasen a primer plano y regresen la figura del cazarrecompensas y los seres metamórficos como el rebelde Jeremiah Smith, que aparecerían en las dos siguientes temporadas junto con Cassandra Spender, o el niño ajedrecista capaz de leer el pensamiento, Gibson Praise.

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