Revista Espiritualidad

Espejito, espejito

Por Magaviajera
Espejito, espejito
¿No se te ocurrió pensar que el demonio sería el primero en señalar y acusar de "demoníaco" a todo aquello que fuera en su contra, como artimaña para esconderse y pasar desapercibido en plena luz? Puesto que, tal como aquello por lo que tu acusas a otro en realidad habla más de ti que de ese otro. Toda acusación te delata porque tu sólo puedes percibir tal y como tu mismo eres. Acusación y proyección, entonces, son inseparables.
"Espejito, espejito me enfado contigo cuando me muestras mi verdad."
Podrás romper el espejo pero la verdad siempre estará allí, delante de tus ojos y en todas partes.
En realidad, cuando alguien te acusa nunca te acusa por lo que te acusa. Siempre hay un motivo escondido e inconfesable que tiene que ver con el propio acusador; pero debe encontrar un motivo socialmente aceptado para acusarte y poder así salirse con la suya que es, en definitiva, seguir escondiéndose de sus propias faltas. Cuanto más en evidencia lo deje tu espejo, más motivos buscará para acusarte.Pero, en última instancia, nunca podrá esconderse de sí mismo y, aunque trate de engañarse tirándote la pelota, en el fondo lo sabe.
Espejito, espejito

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