Revista Cultura y Ocio
Esplendor En La Hierba (Splendor in the Grass, Elia Kazan, 1961)
Publicado el 01 diciembre 2009 por Vivian“Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en el recuerdo
en aquella primera simpatía
que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre,
en los consoladores pensamientos que brotaron
del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la muerte,
y en los años, que traen consigo la filosófica mente”
William Wordsworth
¿Todavía le quieres? Le pregunta, y ella guarda silencio mientras esboza una tímida sonrisa, y sonríe porque ahora conoce el secreto que guardó en sus palabras el poeta. Porque sus ojos vieron ese puro destello, que en su juventud la deslumbraba, porque disfrutó la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, porque se afligió y padeció del humano sufrimiento, porque ahora sabe que la belleza subsiste en el recuerdo…
Posiblemente el final de “Esplendor en la hierba” sea uno de los finales más tristes de la historia del cine. Seguramente a muchos se les ocurran otros, pero para mí, ninguno se compara a la tristeza de éste por verdadera. La resignación en la renuncia, aceptar que la vida es tomar las cosas como vienen, renunciar a soñar, no pensar en la felicidad porque pasó su tiempo…
Un niño que pudo ser su niño, pero no lo es, una vida que pudo ser su vida, pero no lo es, el amor como centro y como todo que nunca más volverá a ser…
Tiene el amor romántico la fragilidad de lo efímero, nace herido de muerte en su misma esencia, abocado a un final trágico, por eso se refugia lejos, donde la realidad ni siquiera puede rozarlo, en el mundo de lo idealizado, donde residen los sueños, donde los sentimientos siempre son elevados, donde su intensidad, esa que provoca felicidad que duele, no pueda hacernos daño.
Existe todavía el amor romántico, en cada historia de amor que nace, muriendo tras cada desengaño.
“Esplendor en la hierba” nos envuelve con la magia de la poesía, el lirismo que sólo se puede conseguir con la sensibilidad de quién abraza el mundo de los sentimientos. Me sigue fascinando, cada vez que la veo, la capacidad de extraer la esencia de unos versos y convertirla en historia, la capacidad de convertir una sucesión de fotogramas en poesía.
Con guión de William Inge, cuya sensibilidad quedó reflejada en cada uno de sus trabajos, y dirección de Elia Kazan, ese hombre cuestionado y cuestionable, incuestionable director, basada en los versos de William Wordsworth, “Esplendor en la hierba” es un canto al amor romántico, al amor cuando la vida todavía no nos arrebató la capacidad de soñar, de sentir sin miedo a equivocarse, de entregarse a las pasiones sin calcular el riesgo…
Mención especial para William Inge, al que la Academia concedió un Oscar por el guión, contando en su haber con números guiones de renombre y el premio Pulitzer.
Es siempre peligrosa la combinación de elevada sensibilidad y talento, más cuando se suma la inteligencia, haciendo tomar conciencia de lo absurdo del mundo. William fue uno más de la larga lista de los que decidieron abandonar el mundo por voluntad propia.
“Gatsby fue el último romántico”, escribió F. Scott Fitzgerald, no es cierto, tengo el privilegio y la fortuna de haber conocido al último romántico, y la belleza siempre perdurará en mi recuerdo…
A los románticos del XIX, a los del XX y a los del XXI, porque su visión de la vida hace que el mundo, mi mundo, sea un lugar mejor.