Revista Ciencia

Estimulantes de apetito para los gatos

Por Jgallego19
Estimulantes de apetito para gatos

Quizá ya sepas de la importancia de que los gatos sigan comiendo cuando están enfermos. Cuando los gatos, especialmente los gatos gordos, no tienen suficientes calorías, están en riesgo de sufrir una lipidosis hepática. La lipidosis hepática se desarrolla cuando las reservas de grasa de un gato se movilizan en respuesta a la desnutrición. Las grasas viajan hasta el hígado, donde se supone que son divididas en formas más útiles de energía. Pero, si la grasa llega más rápido de lo que se puede descomponer, comienza a acumularse en el hígado y eventualmente interrumpe su función normal. Un mal funcionamiento del hígado hace que el gato se sienta enfermo, lo que reduce aún más las posibilidades de que coma. Así comienza una espiral descendente, que si no se trata puede ser fatal.

Cuando un gato no come, lo primero es tratar de determinar por qué, dirigiéndose directamente a la causa subyacente (cuando sea posible), puesto que es esencial para conseguir que el gato coma en el largo plazo. Pero a veces, la solución del problema principal lleva algún tiempo. En estos casos, es necesario un parche (una solución provisional) para mantener al gato durante la recuperación.

La solución puede ser tan fácil como reducir los síntomas asociados con la enfermedad principal del gato que le hace no comer. Si el gato está sufre de dolores, mejorar el control de esos dolores puede ser la clave. Las náuseas puede ser controladas, al menos parcialmente, con medicamentos. Algunos gatos desarrollan una aversión a la comida cuando no se sienten bien. Es como si creyesen que los alimentos que estaban comiendo cuando enfermaron sean los responsables de su condición. Intenta ofrecer un par de opciones diferentes de comida (húmeda, seca, de varios sabores…). Calentar la comida y dársela con la mano también puede ayudar.

Si nada de esto funciona, y el gato lleva sin apetito sólo un par de días, la siguiente solución a probar quizá sea el uso de medicamentos que puedan estimular el apetito. El Diazepam (Valium), y un medicamento relacionado, el midazolam, han sido utilizados con este objetivo, pero han caído en desuso. En el mejor de los casos, los gatos tienden a tomar unos cuantos bocados de comida, pero a continuación, debido a los efectos secundarios de los estimulantes,  les entra tanto sueño que dejan de comer. El diazepam también ha sido implicado entre las causas de enfermedad hepática en algunos gatos. La mirtazapina y la ciproheptadina son mejores opciones. Una terapia de acupuntura/presión en la parte superior de la nariz, justo en la línea donde se une el tejido peludo y el tejido sin pelo, también merece una oportunidad.

Los estimulantes de apetito no son una buena opción cuando un gato ha estado comiendo mal durante más de unos pocos días. Mientras esperamos para ver cómo serán de efectivos, es probable que el gato no esté tomando suficientes calorías, lo que hace más probable que se inicie o se empeore una lipidosis hepática. En estos casos, lo más recomendable es la colocación de un tubo de alimentación (esofagostomía). Estos tubos son fáciles de insertar, permiten la ingestión de comida enlatada y la administración de medicamentos, tienen pocas complicaciones, y los gatos no se sienten excesivamente molestos con ellos. Gracias a estos tubos de alimentación, quizá viéramos muchos menos casos de lipidosis hepática y se salvaran muchas vidas de nuestros compañeros felinos.


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