
El relato K de aquí, el relato K de allá... es increible que el común de la gente salga con el "argumento" endeble que toman desde los medios concentrados.El relato tiene que ver en realidad con una disputa de la hegemonía
Gramsci distingue entre dominio y hegemonía, entendiendo al primero expresado en formas directamente políticas y, en tiempos de crisis, coercitivas, y al segundo, la hegemonía, como una expresión de la dominación, pero desde un "complejo entrecruzamiento de fuerzas políticas, sociales y culturales". Para Raymond Williams, intelectual marxista de origen galés, que ha hecho maravillosos aportes a la creación de una teoría crítica de la cultura, la hegemonía es esto, o "las fuerzas activas sociales y culturales que constituyen sus elementos necesarios"*.Así como el peronismo en su momento supo interpretar y canalizar la cultura popular, construyendo un "relato" (el paralelismo entre San Martín y Perón, la difusión de expresiones artísticas populares como el tango, etc), desde y con el kirchnerismo, también pone en discusión un paradigma y como menciona el compa "Hache"
"Detrás de las propuestas de gobierno existe un relato, muchas veces de cambio. Que la gente logra, de a poco, incorporar como medidas en su beneficio mientras su situación económica mejora. Si se escuchan voces de cambio desde el gobierno, y con el tiempo uno puede comprarse un autito, hacerle un piso más a la casa o irse de vacaciones, la asociación entre el gobierno y el bienestar se consolida. Y algunos medios, las redes sociales y las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) se encargan de difundir las buenas nuevas".Es natural que cuando entra en disputa ante un relato ya establecido en el imaginario social, se generen conflictos de intereses y el relato aparecido en ciernes genere polémica y resistencia entre diversos factores interpretes de la cultura hegemónica. De esta manera, el relato K reinterpreta tanto la historia desde los festejos del Bicentenario, hasta la recuperación de los carnavales. El relato K se hace interprete de un pasado cultural donde lo popular no estaba aún atravezado por la cultura de masas o la industria cultural, y cuando sí lo estuvo resignifica su contenido y le da autenticidad.La reciente inauguración de los artistas populares tiene que ver con esta construcción del relato: un relato donde todo lo popular tiene su lugar en su estado original, no frivolizado (no se trata de mezclar la gestión política con ella sino homenajear y darle su espacio simbólico a los artistas populares).
