«LAS 7 CARAS DEL MIEDO» Cap.4 Miedo a la soledad
Según estudios realizados en últimos años, el sentimiento de soledad debilita el sistema inmunológico, produce una presión arterial elevada, genera hormonas del estrés, empeora la calidad del sueño, provoca obesidad, alcoholismo y tendencia al abuso de drogas; incluso propicia tumores cancerígenos en caso de soledad crónica.
Elsa Punset en su último libro nos desvela que la Soledad podría ya considerarse una epidemia del Siglo XXI. Pese a la proliferación de las redes sociales y la sensación de que vivimos en continua conexión, al final del día nos sentimos muchas veces solos. Si antes la media era tener al menos 3 amigos íntimos, ésos a los que contar nuestras preocupaciones, secretos, miedos… dicha media se ha reducido hoy día a 1 o 2 personas cercanas como mucho. Los hay que ni siquiera podemos nombrar a ese amigo incondicional, pasados los 30.
En este vídeo os cuento cómo podemos superar ese miedo a quedarnos solos, ya que parece que éste es otro motor invisible a la hora de tomar decisiones importantes en nuestra vida y nos explica el por qué rechazamos la soledad: aburrimiento, miedo a perder a nuestra pareja, a no encontrar pareja y un largo etcétera de razones varias.
Si te sientes solo o sola, después de ver el vídeo, te propongo unas claves para entenderte mejor:
Pregúntate: ¿Qué hay de bueno en estar solo? Tal vez podrías apreciar esos momentos a solas: reflexionar, entender mejor qué te ocurre, qué necesitas… o simplemente desconectar.
Darte cuenta de que tal vez necesites aprender a ser independiente (en caso de depender emocionalmente de tu pareja, padres, amigos, compañeros).
El miedo a estar solos muchas veces esconde tu necesidad de aceptación, valoración… es decir, una baja autoestima.
Lo ideal sería conocerte a fondo: por ejemplo a través de un proceso de coaching.
Es importante no confundir el sentimiento de soledad con el aburrimiento.
Dicen los Vedas que el peor miedo posible para el ser humano es quedarnos solos, sin compañía, sin amigos, sin esa persona que nos quiera, que nos dé calor. Y en parte es cierto: ¿hay acaso algo peor que la soledad absoluta?