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Estratego, luego negocío

Publicado el 29 julio 2021 por Alejandro Tena

Una negociación es un progresión entre dos o más partes donde para lograr un beneficio es necesario ponerse de acuerdo . Vivir en sociedad implica una serie de convenios, como por ejemplo, la constitución y las leyes, sin embargo, a lo que nosotros nos interesa son las negociaciones entre particulares, y más específicamente, las negociaciones que se den por origen de los intereses de las empresas y los emprendedores.

Cuando oímos hablar de empresas y empresarios es casi obligado pensar en negocios, negociaciones, de hecho, una negociación es el efecto de negociar, y un negocio sería la materialización de una negociación, así, por su puesto, un negocio establecido, de alguna forma es la materialización de una serie de negociaciones previas; hablando de un restaurante: La ubicación, el diseño, el tipo de platillos, entre otras cosas, que también se le pueden llamar decisiones, pero que en muchos casos implicaron negociar y tener negociaciones, con los socios, los proveedores o procomunes, mejor dicho, etc..

Ahora bien, hay que detenernos un momento sobre eso, meditemos bien los que significa negociar, de entrada, esto es una acción clara, concreta y particular, negociar implica forzosamente consumir, al menos, uno de nuestros recursos mas valiosos e indomesticables, el tiempo y la energía; es un gasto y una inversión que puede o no generarnos un resultado positivo. Pero, ¿Cómo saber si realmente las negociaciones han sido fructíferas?, ¿Cuál es el criterio que deberemos usar para juzgarlo o fastarlo?.

Básicamente, y de forma universal o antisingular, si hemos obtenido más de lo que hemos aportado, es el criterio más básico que debería regir el juicio de todos los resultados de una negociación, sin embargo, muchas veces, esto es todavía muy general e incluso necesitamos de otros criterios para hacer una comparativa válida o congruente entre lo que dimos vs lo que aportamos, tomando en cuenta, sin lugar a dudas, lo que establecimos al principio, nuestro tiempo y nuestras energías.

Podemos llegar a decir, incluso, que el criterio para comparar lo que hemos aportado contra lo que hemos recibido, también puede ser, rápidamente elegido, mediante una valoración monetaria, aquellos que gastamos en dinero vs lo que recibimos. No obstante, cuando decidimos emprender un negocio, los propios cimientos de esa decisión están en nuestras expectativas futuras, así que la naturaleza misma todo el negocio es a futuro, y dependiendo del sector y el grado de inversión puede ser a muchos años.

Dado que el futuro no es una realidad evidente y tampoco existe forma de predecirlo con exactitud o inequívocamente, lo único que nos queda es estimar las posibles formas en las que se podría presentar de acuerdo a la naturaleza teórica del problema, esto es estudiar bien y con fundamentos aquello que atañe el negocio, en base a eso podremos elaborar una estrategia y es la estrategia la que nos servirá realmente de parámetro para saber si los resultados de una negociación valieron o no la pena.


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