Revista Cocina

Estreñimiento, diarrea y tu ciclo menstrual

Por Evamuerdelamanzana

Estreñimiento, diarrea y tu ciclo menstrual¿Alternas entre estreñimiento y diarrea según tu ciclo menstrual? ¿Te estriñes después de ovular? ¿Cuando te baja la regla se te sueltan las tripas?

A lo largo de cada fase de su ciclo, una mujer experimenta diversos cambios, tanto a nivel fisiológico como psicológico. Sin embargo, hay una parte muy importante que solemos pasar por alto, en relación con el ciclo menstrual, y es el funcionamiento de nuestro sistema digestivo.

Pero lo cierto es que nuestro ciclo menstrual tiene una relación muy directa con el sistema digestivo así como unos efectos muy predecibles, y comprender cómo funciona nos puede ayudar a tomar las medidas necesarias para minimizar los problemas que pueden surgir.

Las hormonas que consideramos femeninas (principalmente estrógeno y progesterona), tienen efectos significativos en la salud del tracto digestivo. Los desequilibrios de estas hormonas pueden afectar al tránsito de nuestros alimentos a través de los intestinos, a veces acelerando el proceso y causando diarrea, náuseas y dolor abdominal, otras ralentizando el proceso hasta causar distensión y estreñimiento.

¿El ciclo menstrual también provoca cambios en nuestro sistema digestivo?

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Cuando las cosas no se mueven

La hormona progesterona juega un papel muy importante en los cambios que tenemos a nivel digestivo. Una de las tareas que tiene que cumplir esta hormona es la de estimular el crecimiento de la pared del útero y así prepararlo para la implantación de un óvulo fecundado. Por esta razón, los niveles de progesterona están en su punto más álgido durante la fase lútea del ciclo, justo después de la ovulación.

Y da la casualidad de que coincide que durante esta fase muchas mujeres tienden al estreñimiento. ¿Por qué es eso?

El estreñimiento y tu ciclo menstrual

Como ya he comentado, justo después de la ovulación (unos 12-14 días antes de que le baje la regla a la mayoría de las mujeres), los niveles de progesterona suben muy rápidamente. La progesterona es un relajante muscular. Incluso se les administra a mujeres embarazadas para retrasar el parto prematuro, porque sus efectos relajantes son lo suficientemente fuertes como para contrarrestar las contracciones uterinas. Este efecto relajante también puede causar estreñimiento – otra razón por la que muchas mujeres embarazadas se quejan de padecer estreñimiento; los niveles de progesterona son tan altos durante el embarazo que puede dificultar que las cosas se movilicen en el tracto digestivo.

Las heces van recorriendo el sistema digestivo mediante la peristalsis, el proceso mediante el cual los músculos lisos del tracto digestivo se contraen y relajan para crear una serie de ondas que permiten movilizar el contenido hacia abajo. La progesterona, gracias a su efecto relajante, puede frenar este movimiento, y por lo tanto se van paralizando las cosas ahí abajo.

Esto es algo totalmente natural y cíclico. Pero como ya sabemos lo que está ocurriendo, podemos hacer algunas cosas para aliviar el estreñimiento durante esta fase de tu ciclo menstrual:

  • Limpia tu alimentación: Elimina los carbohidratos refinados, el azúcar, el gluten, y los alimentos fritos y procesados.
  • Añade fibra: Suena a tópico, pero hoy en día la mayoría de las personas no consumen suficiente fibra. Existen 2 tipos de fibra, la soluble y la insoluble, ambas te ayudarán a movilizar las cosas. Aumenta tu ingesta de verduras y fruta, semillas de lino, semillas de chia, semillas de cáñamo, lentejas y otras legumbres. Si tienes mi libro, Paleo Sin Excusas, puedes probar cualquiera de los pudding de chia que encontrarás ahí. En este artículo encontrarás más alimentos que te ayudarán a ir al baño.
  • Hidrátate: Si aumentas tu consumo de fibra, también es importante que aumentes tu consumo de agua. Además, tu sistema digestivo necesita agua para ayudar a descomponer bien la comida y moverla a través de tus intestinos. La deshidratación es una de las causas del estreñimiento.
  • Magnesio: Igual ya sabes que si existe un sólo mineral que tuviese que recomendar, especialmente a mujeres, sería el magnesio. El magnesio es necesario para más de 300 reacciones bioquímicas y 600 reacciones enzimáticas en nuestro cuerpo, y además es de lo mejorcito para el estreñimiento, el síndrome premenstrual y los dolores de la regla. En este artículo, verás cuáles son las mejores formas de magnesio. Uno de los que mejor se absorbe es el glicinato de magnesio, que también ayudará a prevenir la diarrea. Sin embargo, especialmente para estos momentos, me encanta el citrato de magnesio. El que yo utilizo y recomiendo siempre es el Natural Calm que puedes encontrar aquí. Tómatelo todas las noches antes de acostarte y verás cómo te ayuda con el estreñimiento e incluso con los dolores menstruales.Puedes tomar hasta 2 cucharaditas, pero empieza con media y ve aumentando poco a poco para ver cuál es tu cantidad ideal.
    (Nota: en Amrita Nutrition puedes conseguir un descuento del 5% en todas tus compras. Simplemente añade mi nombre – Edurne Ubani – como practicante cuando te des de alta)

Aquí encontrarás algunos consejos más para combatir el estreñimiento.

Combate el estreñimiento con estos consejos

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Cuando las cosas se mueven demasiado

Cuando hablamos de la menstruación, casi siempre se mencionan los dolores menstruales, la hinchazón y los cambios de humor. Sin embargo, durante los primeros días, a muchas mujeres sus reglas también les causan diarrea. Para ellas, es una parte tan real como los retortijones, las manchas en el pantalón del pijama o tener que pedirle un tampón a una desconocida. Como si no tuvieses ya bastante con todo lo que te está saliendo del cuerpo. ¿Pero por qué? ¿Por qué cuando tengo la regla, no sólo fluye lo de un lado sino también lo del otro?

La diarrea y tu ciclo menstrual

Pues resulta que una parte de la culpa la sigue teniendo la progesterona, aunque de forma indirecta.

Justo antes de que nos baje la regla, nuestros niveles de progesterona disminuyen muchísimo, haciendo que la pared del útero se desprenda. Este proceso libera unos lípidos llamados prostaglandinas, unos agentes proinflamatorios, que estimulan las contracciones musculares en el útero. Sin embargo, a pesar de que las prostaglandinas tienen muchas cualidades importantes, lo de dar en el blanco no es lo suyo, y a menudo acaban entrando en contacto con órganos vecinos.

Al estar tan cerca del útero, el sistema digestivo es uno de los primeros órganos afectados por un exceso de prostaglandinas. Una vez que se infiltran en el intestino, el mensaje que dan es siempre el mismo: “¡toma calambre, mardita!” Si, son así de majas, aterricen donde aterricen, es lo que van a provocar. Así que acaban contrayendo los músculos de la pared intestinal, igual que hacen en el útero. Pero claro, a diferencia de tu útero, lo que tienes en el intestino es… si, ya tú sabes. O eso es lo que tenías, antes de que las prostaglandinas vinieran a montar una hard party en tu tripa.

En esos primeros días, te encuentras visitando el inodoro como si te hubieras tomado 6 tazas de café, incluso te puedes sentir como si tuvieses una gastroenteritis: diarrea, retortijones, náuseas… vamos, el lote completo. Claro que si alguna vez lo has experimentado, tampoco necesitas que yo te lo cuente.

Pon en práctica estos consejos para reducir tus visitas al baño durante la menstruación

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No te avergüences. Todas hemos estado ahí, es totalmente normal y se pasará una vez que las prostaglandinas se hayan ido. Pero si existen formas de evitar o minimizar esos momentos de mierda, entonces creo que estamos de acuerdo en que, sea natural y normal o no, preferimos vivir sin ello. Así que vamos a ver algunas de las cosas que podemos hacer para reducir nuestros niveles de prostaglandinas durante esta fase del ciclo menstrual y que nos afecten lo menos posible.

Al ser proinflamatorias, la mejor forma de reducir el impacto que tienen las prostaglandinas es limitar los alimentos inflamatorios y añadir más alimentos antiinflamatorios a nuestra alimentación:

  • Presta atención a la grasa con la que cocinas: vivimos en una época en la que el ratio de Omega6/Omega3 en una alimentación convencional es de 15:1. Este desequilibrio llevará a una mayor producción de prostaglandinas proinflamatorias (PGE2). Consulta este artículo para saber qué grasas sería recomendable evitar y cuáles podemos incluir.
  • Ácidos grasos omega 3: Come pescado azul como sardinas, caballa, boquerones, chicharros y salmón salvaje. Toma aceite de hígado de bacalao como el de Green Pasture.
  • Flavonoides y compuestos fenólicos: Los encontrarás en prácticamente toda la fruta y la verdura, así que llena tus platos de color.
  • Proteína animal: Si comes carne, es importantísimo que busques carne ecológica y de pasto de la mejor calidad.
  • Hidrátate: De nuevo, es muy importante que te hidrates bien, ya que necesitarás reponer los líquidos que has perdido. Eso si, evita el café y el alcohol que no harán más que promover la retención de líquidos y perturbar todavía más tu sistema digestivo.
  • Magnesio: Sigue con el magnesio que comenté antes, pero ahora mejor pásate al glicinato.
  • Curcumina: La curcumina es un componente antiinflamatorio muy potente presente en la cúrcuma. Puedes añadirla a tus comidas todos los días (junto con pimienta negra para mejorar su absorción) y disfrutar de una leche dorada todas las mañanas.
  • Corteza de sauce blanco: El sauce blanco es la aspirina natural. Contiene salicina y ayuda a reducir los niveles de prostaglandinas sin los efectos secundarios asociados con la aspirina y los AINEs.
  • Haz un poco de ejercicio: Si, lo sé, lo único que quieres es tirarte en el sofá hasta que se pase, pero hacer algo de movimiento ligero como caminar ayudará a contrarrestar el efecto de las prostaglandinas.

Si con todos estos consejos no experimentas resultados inmediatamente, no desesperes. Ten paciencia y sigue con lo que estás haciendo. Por ejemplo, tomar un ibuprofeno aliviará estas molestias digestivas, y no te va a pasar nada por tomar uno de forma esporádica. Aquí no somos anti-medicamentos. Pero nuestros cuerpos no evolucionaron necesitando medicamentos para funcionar correctamente, y lo habitual no debería convertirse en lo normal.


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