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ETHEL LEGINSKA: La relajación, una idea clave en la práctica pianística actual

Por Francisco José Balsera Gómez @fjbalsera

La brillante pianista Ethel Leginska, que se ha establecido un tiempo en América, tuvo un encuentro en su estudio de Carnegie Hall a su regreso de una gira de conciertos. La joven inglesa tiene el pelo castaño, la cara muy expresiva y una personalidad entre extrovertida y formal. La musculatura de sus delgadas y proporcionadas manos indica que debe de pasar muchas horas diarias ante el teclado.

"Sí, he tocado muchísimo en público, toda mi vida, de hecho, desde que tenía seis años. Comencé mis estudios musicales en Hull, ciudad en la que vivíamos. Mi primer profesor fue alumno de McFarren. Posteriormente me llevaron a Londres, donde gente adinerada me ayudó mucho. Después fui a estudiar con Leschetizky y estuve con él varios años hasta que cumplí los dieciséis. También estudié en Berlín. Fue entonces cuando comencé mi carrera y ofrecí conciertos por toda Europa. Ahora me he instalado en América un tiempo. Me gusta estar aquí. Me he encariñado del país.

En cuanto a la técnica en el piano, pienso que se trata únicamente de una herramienta, un medio para alcanzar un fin. De hecho, evito pensar en la técnica para focalizar mi atención en el significado de la música que deseo interpretar. Estoy convencida de que hay un futuro muy prometedor para el piano y su música. Ahora nos estamos tomando muy en serio la música para piano e intentamos interpretarla de forma más amplia y profunda que los pianistas de hace cincuenta años. Pienso que si Clara Schumann o Liszt, por ejemplo, tocaran ahora para nosotros, percibiríamos que su manera de tocar no pega para nada en nuestra época. Algunos de nosotros todavía recordamos la posición de la mano que tenía la señora Schumann con falta de libertad en dedos y brazos. No estaba de moda en ese momento tocar teniendo en cuenta la relajación, o la amplitud y profundidad de estilo que requieren los artistas actuales. Por aquel entonces, la relajación no recibía la atención que merecía, por lo que, probablemente, encontraríamos rígida la forma de tocar de los grandes pianistas de la generación anterior, a pesar de todo lo que hemos oído sobre sus fantásticas interpretaciones.

Cuando la gente viene a mi estudio para que la escuche, es en lo primero que me fijo: la rigidez. En la época en la que estaba viviendo en Berlín, vi mucho a la señora Teresa Carreño, que piensa igual que yo sobre la relajación, no solo en el teclado sino también en la forma de sentarse, moverse, o incluso caminar. Ella piensa en este tema constantemente, de manera que, a veces, si lleva algo en la mano, lo deja caer sin darse cuenta, simplemente por el constante hábito que tiene con la relajación.

Aquí la pianista comenzó a tocar una sucesión de acordes cuya fuerza y calidad sonora corroboraron sus palabras. Los dedos parecía que se agarraban al teclado. No había ningún tipo de golpe.

"Regresemos al alumno que se inicia en el instrumento. Respecto a un libro para iniciarse, suelo utilizar el de Damm aunque se puede aprovechar cualquier obra que trabaje los principios básicos siempre que sean bien enseñados. Se dice que Leschetizky no tiene ningún método. Evidentemente se entiende que no utiliza un libro concreto porque está claro que sí tiene lo que llamaríamos un "método". Hay una serie de principios y distintos ejercicios que deben aprenderse, pero también es cierto que ningún "preparador" utiliza un libro concreto.

En la enseñanza del piano, como usted sabe, cada alumno es diferente. Cada uno tiene una estructura de mano concreta y un grado distinto de inteligencia. Por eso, a cada estudiante se le debe tratar de manera diferente. Sin duda, esto es una ventaja para el profesor porque sería muy aburrido si todos los alumnos fueran iguales.

Respecto a la memorización de las obras, aprendo frase por frase en el instrumento, a no ser que esté viajando o no disponga de un piano, en cuyo caso pienso la pieza en voz alta. Si la obra es muy difícil, elijo un pasaje breve de dos o tres compases y toco cada mano primero separadamente y luego las junto. Generalmente toco el pasaje completo, digamos que una media docena de veces con la partitura y después otras seis veces de memoria. A lo mejor al día siguiente lo he olvidado por lo que tengo que realizar de nuevo el mismo trabajo. Sin embargo, la segunda vez lo suelo memorizar totalmente.

Mi gran deseo y ambición es escribir música, convertirme en compositora. Teniendo presente esta idea, dedico el tiempo que sea necesario para estudiar composición. Espero algún día crear algo que merezca la pena y me permita cumplir este objetivo."

Brower, H. (1915). Piano Mastery. Talks with master pianists and teachers. New York: Frederick A. Stokes Company.

Traducción: Francisco José Balsera Gómez


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