Al hilo de un reciente post en uno de los blogs que sigo, me he puesto a pensar en el tema del etiquetado del vino.
Según la vigente regulación europea sobre el etiquetado de los productos vinícolas, la información que debe constar obligatoriamente en la etiqueta de un vino es: la categoría del vino (vino de la tierra, denominación de origen, ...); el volumen nominal del producto (p.e. 750 ml); el nombre y la dirección del embotellador, responsable legal ante el consumidor; el grado alcohólico volumétrico total (% vol.) con un margen de desviación máximo del 0,5%; el país de origen, en caso de exportación o de importación.
Muchos elaboradores incluyen en su etiquetado las medallas y premios ganados, temperatura recomendada de servicio, sugerencias de maridaje y notas de cata, que es una información que puede resultar útil e interesante para algunos sectores dentro de los consumidores de vino.
Personalmente, me gustaría que el etiquetado incluyese siempre la o las variedades con las que se ha elaborado el vino y si es posible sus porcentajes, el tiempo y tipo de crianza, algún detalle importante sobre la elaboración y fecha de embotellado o degüelle en el caso de espumosos. Creo que esta información ayudaría al consumidor a saber que se va a encontrar al descorchar la botella, y va a aportarle elementos de juicio para valorar si lo que está bebiendo se parece a lo que dice el elaborador que ha hecho.