Hace unos días os presentamos un primer análisis de lo que sucedió en el segundo encuentro de Bonn de lo que llevamos de año. En él vimos como muchos países desarrollados han iniciado el proceso de desmantelamiento del actual régimen climático global, sustituyéndolo por un débil sistema de promesas basadas en 'contribuciones voluntarias'. En ésta segunda parte os presentamos las amenazas que está sufriendo el marco del Protocolo de Kioto, así como las lagunas legales que están siendo aprovechadas por alguno países para emitir más en el futuro.
Desmontando Kioto
Varios países desarrollados han dicho que no van comprometerse con el segundo período del Protocolo de Kioto – lo que sugiere una clara intención de pasar por alto sus obligaciones jurídicas y vinculantes. En lugar de honrar las decisiones alcanzadas tras la negociación de Bali, ahora están tratando de trasladar elementos presentes en el Protocolo hasta un nuevo marco del GTE-CLP, y establecer un sistema de compromisos voluntarios. Un elemento destacado que ansían trasladar son los mercados.
Después de más de tres años de negociaciones bajo el marco del Protocolo de Kioto, usando unos objetivos agregados propuestos por ciencia, ahora estos países pretenden enfocar el problema ‘de abajo a arriba’. Según el Secretariado de la Convención, estas promesas actuales podrían resultar en una reducción de sólo un 17-25% para el año 2020 según los niveles de 1990. En definitiva, que los países desarrollados quieren ahorrarse entre un 40% y un 50% los recortes exigidos con anterioridad. Como los cangrejos, caminamos hacia atrás…
Haciendo desaparecer los objetivos agregados
Se ha observado que muchos países desarrollados se oponen a un objetivo global basado en la ciencia. En Bonn, algunos los países desarrollados postulaban a favor de una alternativa basada en la Acuerdo de Copenhague. Si este se aprueba, significaría que no habría ningún objetivo global para los países desarrollados, ni objetivos nacionales vinculantes, ni comparabilidad de esfuerzos, ni obligación de llevar a cabo proyectos domésticos de reducción de emisiones. Algo catastrófico.
Ampliando las lagunas
Además de las promesas totalmente inadecuadas, los países desarrollados también tienen la intención de beneficiarse de las ‘lagunas’ legales existentes. Éstas incluyen el uso de los derechos de emisión ‘excedentes’ y del uso del suelo (LULUCF o sea Uso del Suelo, Cambio del Uso del Suelo y Silvicultura). Así que mientras estos países reducen sus objetivos, a la vez presionan agresivamente para finalizar las normas del LULUCF. Con esto se lograría que los países establezcan sus propias líneas de base (los niveles de referencia). Con este tipo de lagunas, y sus promesas sin ambición – y finalmente los derechos de emisión excedentes, los países desarrollados conseguirían aumentar sus emisiones en más del 10%, según cifras aportadas por la Unión Europea.
Todo ello conlleva un panorama desolador como hacía tiempo que no lo veíamos, y lo peor es que la sociedad civil y los medios están empezando a poner la atención en otras partes a causa de la ‘saturación climática’ pre y post Copenhague.
En la próxima parte se hará un análisis de Bonn-II por parte de la sociedad civil centrado en temas de financiación.