Revista Diario
Juana de Arco hay una sola
pero también está Evita,
quien terminó en gran lumbrera
principiando en lucecita.
Nació cerca de Los Toldos
por mil nueve diecinueve,
aunque hay quienes titubean
a ver si llueve o no llueve.
De piba fue soñadora,
medio traviesa y corsaria,
y cuando se iba a la escuela
cantaba como canaria.
Con apenas 15 años
Rumbeó pa la Capital
Ya que no quiso quedarse
De maestra y de percal
Pronto tuvo un trabajito
en teatro, y mejor que nada:
un bocadillo moi jeme
tuvo la recién llegada.
En La Señora de Pérez
estrenó la bienvenida
su frasecita calmante:
"La mesa ya está servida".
(Nunca ella se imaginó
en esas horas benditas
que años después serviría
bien la mesa a sus grasitas).
Corrió el tiempo y en el cine
se fue volviendo sonoro.
Cinta hubo en que la llamaban
"La Pródiga" y "La Señora".
La naturaleza es sabia
asegura una sentencia,
y en la Diagonal de Evita
esa verdá se evidencia.
Ya estaba en el escenario
de la historia nacional
un Coronel que pintaba
moi letrao y moi casual,
El año Cuarenta y Cuatro
el suceso sucedió:
se vino Don Terremoto
y a Ella se lo presentó.
Aí empezó el Pericón
con la pareja más lista
que en el final levantaba
Bandera Justicialista.
Santa Rita hay una sola
pero... también está Evita:
ella jue Santa argentina
Abanderada y Bendita.
Tuvo hijos por todas partes
sigún nos hacen correr.
Una hija grandecita
acaba de aparecer.
Evita guardó un secreto
asigún lo dice un Cura
en una carta moi larga
y por momentos oscura.
Yo conozco ese entripao
se los diré sin engaños:
yo también soy hijo de Ella,
me tuvo a los 5 años.
Juana de Arco hay una sola
y una sola Santa Rita
pero también nuestro Pueblo
reza y canta a Santa Evita.
30 de julio de 1998