“En fin, yo he trabajado como florista, como repartidor, como informático a domicilio, como profesor de inglés y como consultor informático. De todo eso, las horas más duras son las de clase a alumnos desagradecidos que, como te dediques a innovar y a pedagogizar tus clases, te van a tomar el pelo, insultarte, enviarte a sus padres, etc. Conozco casos de profes que han tenido infartos por tener que lidiar con todo esto. También conozco a muchos que han sido suspendidos indefinidamente de empleo y sueldo y sin paro, simplemente por querer hacer bien su trabajo y enfrentarse a los problemas… Es lo mismo que les pasa a los secretarios interventores en los municipios: los que quisieron cumplir con su cometido se enfrentaron al endeudamiento masivo y no firmaron actas. Las corporaciones municipales los suspendían de empleo y sueldo (pudo ser el caso de la secretaria de Santa Coloma de Gramenet cuando descubrió que aquello era una cueva de chorizos) y, por tanto, la única solución era dejar que se cayera en el agujero sin fondo en el que están ahora.
Como tantos y tantos profesores, he huido y estoy a media jornada (cobro la mitad pero trabajo 12 lectivas y 19 en el centro), compaginando con un trabajo como consultor que es menos estresante y en el que hago más o menos las mismas horas. Otros colegas docentes no tienen mi suerte, pero seguro que si puedieran desertarían de lo que es en España y otros países occidentales la profesión de guardacríos. Respecto a mi futuro, me veo a jornada plena en la empresa privada, donde tal vez tendré un mes menos de vacaciones, pero las horas que hago son menos intensas y no me obligan a llevarme los problemas a casa.”