Expertos en Internet.

De un tiempo a esta parte encuentro en Internet -y en la calle también-  ´expertos` por doquier. Vivimos en el mundo de los expertos. Curiosamente donde proliferan estas personas suele ser en temas de política internacional en Oriente Medio, en economía y, al parecer desde hace varias semanas, en virología, a juzgar por los numerosos artículos y comentarios que sobre el Ébola se están escribiendo. Sí, vivimos entre expertos. Esto es tranquilizador. Estemos donde estemos encontraremos alguien que se autodenomina así: E-X-P-E-R-T-O. Incluso las universidades favorecen  diplomas propios con esa denominación.
Yo, que llevo más de medio siglo de andadura en este mundo enfermo, me considero lo contrario: ignorante, pues lo ignoro casi todo,y a medida que cumplo años más me doy cuenta de esa ignorancia. Pongo un ejemplo.
En la década de 1990 tuve el placer de visitar Israel y colaborar en varios proyectos y en intercambios culturales y académicos. Fueron viajes puntuales, pero intensos. Allí vi de todo, desde los mecanismos de emergencia de las intifadas palestinas hasta la corrupción de los políticos entonces activos, como el sr. Arafat, un aprovechado de aúpa, que en paz descanse. También pude comprobar las medidas del gobierno israelí en materia de seguridad, los problemas de convivencia, la pobreza, en suma, la estructura social de aquella población heterogénea y dividida. Ya entonces me di cuenta de que el problema israelí-palestino iba para largo. Y hoy los hechos me dan la razón. Tuve información de primera mano, hablé con personas que mantenían diferentes puntos de vista. Todo ello me enriqueció y me procuró labrarme una opinión propia e independiente sobre ese pedazo de tierra. Pero ello no me convirtió en experto, ni lo pretendía, ni lo pretendo. Aun accediendo a ese flujo de conocimiento, para mí la capacitación profunda sobre el problema se me escapaba y se me escapa. Por tanto, cualquier reflexión sobre ese problema tengo que hacerla desde mis limitaciones como sujeto pensante e informado y nunca en calidad de experto.
Tener un blog y alimentarlo es lo que tiene: que ofrece tentaciones para escribir sobre cualquier asunto intentado reflejar siempre argumentos de autoridad. Grave riesgo que puede originar confusión y equívocos en usuarios poco avisados. Ello conlleva también un punto de maldad, de soberbia por parte del que escribe.
Siempre me ha interesado conocer cómo se propagan las ideas entre la población. Es un campo de estudio interesante donde se pueden observar toda una "epidemiología de las ideas" y detectar ámbitos y espacios para la propagación de ideas malignas o manipulaciones arbitrarias. Siempre diré que Internet constituye en este siglo XXI la punta de lanza del mal mundial.  La Red de Redes presenta un laboratorio formidable, un conjunto de ecosistemas cibernéticos alimentados por seres humanos que interaccionan y aprenden cosas buenas y cosas malas.  En Internet hay demasiados expertos que alimentan blogs, páginas personales, foros, redes sociales, incluso la famosa Wikipedia. Gran parte de ello no deja de ser paja que el tiempo acabará por quemar y olvidar.
Mi blog también es paja que se quemará, como todo lo demás, y habré desaparecido y el Internet fagocitará entre sus entrañas estas postales; pero al menos me iré con la tranquilidad de saber que nunca fui un experto en nada. Todo lo más un buceador del conocimiento, un curioso que trata de desentrañar -siquiera sea por el placer de hacerlo, sin más propósito-, los misterios de este mundo.