Dice El País de hoy que las exportaciones españolas en el sector primario, especialmente por lo que hace al aceite y al vino, han ascendido de manera vertiginosa en los últimos meses. El diario explica tal fenómeno por la conjunción de tres factores: "la caída de los precios en origen, las buenas cosechas y la caída de la cotización del euro frente al dólar". Y continúa: "desde el inicio de la campaña en noviembre pasado hasta mayo, las exportaciones de aceite de oliva ascendieron a 430.000 toneladas".
Será que Zapatero tenía razón y que los famosos brotes verdes empiezan a florecer con fuerza inusitada, dirá algún optimista antropológico. Pues no, nada más lejos de la realidad. Sucede que estamos ante una muestra genuina -otra más- de la decadencia de la economía española, y de dependencia de los tejemanejes de un puñado de aprovechados y bribones de todo pelaje, nacionales y extranjeros, capaces de enriquecerse aunque sea matando la gallina de los huevos de oro. Me explicaré.
Cuando acabe el año España habrá exportado más de 700.000 toneladas de aceites. Los nuevos mercados emergentes, los que registran un crecimiento más espectacular, potencias como Australia, Japón, China, Polonia y EE UU, son nuestros nuevos clientes a lo grande. Sin embargo, matiza El País, "el grueso de las ventas, aproximadamente la mitad del total, se dirige a Italia, fundamentalmente en forma de graneles para su comercialización como aceite italiano".
Es decir, estamos ante un fraude como la catedral de Milán. Aprovechando los bajos precios del producto en origen -la miseria que se paga a los pequeños productores y a las cooperativas-, los intermediarios colocan aceite de oliva a granel español en Italia, donde es envasado como producto italiano, y vendido luego a precios de artículo de lujo; compren ustedes cualquier aceite envasado como italiano, y ya me dirán qué precio tiene. Así se explica que apenas "el 30% de las exportaciones de aceite español se hagan envasadas y que el resto sean en forma de graneles", como dice el diario madrileño.
Por lo que hace al vino, otro tradicional producto estrella de las exportaciones españolas, dice El País que durante los 4 primeros meses de este año sus exportaciones crecieron el 17%. Y sin embargo el valor de esas exportaciones creció apenas el 6%, "consecuencia de la presión a la baja que ejercen en los mercados mundiales los caldos de los países emergentes". El crecimiento más importante en materia de exportación de vinos ha correspondido, cómo no, a los vinos envasados sin denominación de origen, y desde luego a los graneles.
Otra muestra más en suma de la debilidad de nuestra estructura económica general, y de la catadura ética de la "clase empresarial" en cuyas manos estamos.