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Exquito manjar. Hannibal (1 y 2)

Publicado el 07 julio 2015 por Alvaromoral

Exquito manjar. Hannibal (1 y 2)

Es cada vez más habitual en el panorama televisivo estadounidense encontrarse con series que adaptan películas. La única experiencia que tengo es con Fargo que tras la película de los Coen de 1996, Noah Hawley entregó una serie refrescante el año pasado. Esta vez ha tocado Hannibal basada en los personajes de libro El dragón rojo (que también tiene película).

Hannibal es deliciosa e hipnótica. Y posiblemente de las mejor rodadas de la televisión. Hannibal cuenta la historia de Will Graham, un agente externo del FBI que comienza a asesorar en el caso del Destripador de Chesapeake encabezado por el agente Jack Crawford. El triángulo protagonista lo completa el doctor Hannibal Lecter, un psiquiatra exquisito e hipnótico que trata a Will Graham. Claro, la capacidad de Will de sumergirse en el pensamiento de los asesinos tiene un coste: su propia degeneración y la dependencia del Doctor Lecter.

Acostumbrados como estamos a diferentes subproductos de CSI o Mentes criminales, Hannibal se zambulle en el mundo de los asesinos en serie más allá de si existiera el canibalismo en la serie. El principal punto a favor de la serie que ha creado Bryan Fuller es la atmósfera opresiva que transmite. Su fuerte clasicismo la conduce a un espacio atemporal en donde no hay espacio para lo banal o lo indecoroso. Todo rezuma elegancia y estilo. Por eso, era necesario que el nivel cinematográfico estuviera a la altura. Tanto la pausada interpretación del elenco como el uso de la música que juega con elementos comunes como el goteo de la sangre o el tic tac de un reloj hacen que el espectador se diluya en el ambiente.

La serie no es violenta, pero sí sangrienta. He visto las dos primeras temporadas y puedo decir que parece desarrollada por diferentes equipos. Mientras que la primera temporada es un placer para la inteligencia con un desarrollo narrativo mucho más elaborado, la segunda temporada es es más esteticista y más erótica en su demencia. Porque si algo es Hannibal es un relato de terror psicológico. Los entresijos que esconde cada personaje junto a la demencia que se va apoderando de los protagonistas que no distinguen entre el plano de lo real de lo imaginado, confluyen en un nido de víboras en el espectador. Una amiga mía, calificaba la segunda temporada para niñas adolescentes de 15 años con tumblr. No estoy del todo de acuerdo. Sí se busca un esteticismo de la violencia pero por el desarrollo que toman los acontecimientos.

Exquito manjar. Hannibal (1 y 2)

Llega un momento en el que aire que se respira está tan enrarecido que uno se pregunta si compensa ver este tipo de series. Me pasó con House of cards que la dejé a mitad de la segunda temporada pues no veía el efecto catártico que esperaba de una historia como la de Francis Underwood. Me equivoqué juzgándola. Por eso, digo que Hannibal es una historia clásica. Las barreras del bien y del mal se traspasan pero hasta cierto punto están claras y representadas en el Agente Crawford. Las largas conversaciones que mantienen un ateo Hannibal frente a un dominado Will son en muchas ocasiones deliciosas. El amor, el perdón, Dios, el mal o la amistad son temas recurrentes de sus conversaciones. El gran dilema que encarna la serie, el coste del mal está muy bien reflejado en Will y los distintos personajes que le aprecian. Un coste que se hace evidente en las amistades malsanas y dominadoras, con una clara alusión al relato de Dr. Jekill and Mr. Hyde.

Y por si a alguno le cabía alguna duda no hay momentos “caníbales” al estilo El silencio de los corderos. Lo que mueve a Hannibal no es el ansía de carne humana. Su relación con la comida siempre es exquisita aunque no por ello menos impactante y visceral. La forma y el fondo de la serie están perfectamente engrasadas con diferentes parámetros según la temporada y el estado psicológico de los personajes.

P.D. Tras el abandono en el que nos sumimos los fans de Breaking bad, Hannibal recupera un estilo de grabar la cocina. En esta ocasión con unos fabulosos cortes de Hannibal cocinando o, mejor decir, creando.


Exquito manjar. Hannibal (1 y 2)

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