¿Qué tal, familia?
Hoy vengo a hablaros de esa gran red social que es Facebook. Si tienes entre 13 y 60 años, muy probablemente te hayas abierto una cuenta en Facebook, cuestión diferente es que la uses, o peor, que sepas usarla. Y es que algunos no terminan de ver claro en qué consiste la red social más conocida mundialmente según los datos que me acabo de inventar; y creo que ese desconocimiento se debe al uso incorrecto que muchos hacen.
Facebook es un corrillo de señoras en una noche de verano mientras ven a pasar al mocerío pero llevado a un nuevo nivel de macroinformación, y es ahí donde reside el gran problema: demasiado información personal. Algunos han tomado internet como un diario personal, pero si cuando eras pequeña el diario tenía candado, era por algo. Los niños que fabricaban mini candados en una fábrica de China sabía por qué lo hacían. Otro problema es lo que se cuenta, hay cosas que quedan mejor en la intimidad porque o bien es ofensivo o bien no interesa a nadie (o ambas cosas).
Y como esto es el Desván de Aurora, no puede faltar una lista de cosas que hacemos en Facebook por la que nos terminan odiando y dando al botón de Dejar de Seguir:
- Exceso de amor de arco iris. El amor es bonito, estar con esa persona especial nos hace sentir realmente bien y si al inicio de la relación quieres gritar en tu muro de Facebook una cursilada enorme dedicado a tu pareja pero a la vez queriendo que todo el mundo lo vea, es algo normal, incluso bonito; y si estás realmente bueno, es necesario para que tus fans empiecen a superarlo. Pero al estado cursi número 50 en menos de dos meses y a la foto número 80 de vosotros dos mirando el horizonte empieza a ser un poco...insufrible y vomitivo. Aquí hay cierto comportamiento exhibicionista, si quieres decirle a tu pareja que habéis pasado un finde genial, díselo a esa persona ¿por qué nos lo cuenta a los demás?, ¿te lo hemos preguntado?, ¿te sientes mejor pensando que das algún tipo de envidia/fastidio por vuestro gran amor? Además, pensad que cuando vuestra relación se rompa, lo notaremos automáticamente porque no os daréis las buenas noches en un estado de Facebook acompañado de alguna foto de El Diario de Noa
- Exceso de filosofía política, social y cultural. Conoces el origen de todos los males de nuestra economía, educación, política...etc, y aprovechas la mínima ocasión para calificar al resto de tus contactos de borregos hipnotizados por la televisión o el fútbol. Enhorabuena por tu suprema inteligencia que te permite criticarlo hasta el punto de calificar de mediocre el trabajo de Cristopher Nolan; pero al resto nos da exactamente igual. Si un sábado me quejo de lo caro que me ha salido emborracharme el viernes noche, no quiero que me hables de la crisis del petróleo o del negocio de las drogas en los países ricos. O me das un ibuprofeno o te largas de mi publicación resacosa.
- Exceso de amor propio. Tan pedante es hablar de tu otra mitad todo el tiempo, como aquellos que publicáis cada minúsculo detalle de vuestra vida como si salvarais el mundo por ir a la oficina cada mañana o por cocinar un pastel. O peor, los modelos amateur. Esa especie de guapos o que se creen guapos que suben fotos haciendo posturitas o poniendo morritos. Hay una edad para dejar de hacer el ridículo.
- Exceso de dramas. En el otro extremo están los que cuentan todas sus penas por Facebook, lanzan indirectas a gente que han bloqueado ¿?, suben fotos con frases chungas y aseguran que van a seguir adelante. Algunos me habéis llegado a deprimir en una tarde de domingo a lo "Es que lleva razón, la vida es una p*** mierda"
¿Habéis visto a ese pobre oso de espaldas en una paisaje gris? ¿Hay algo que de más pena? Yo veo eso teniendo la regla y me hundo. ¡Que alguien abrace al oso!
En fin, después de la foto del oso me he venido abajo, no he leído ni la frase. Que eso, que no seáis tan chapas por Facebook. Voy a decirle a mi madre que la quiero.
¡Bye!
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