Actualmente existen muchos trabajos, en los que por diversas circunstancias, el estrés es sensiblemente mayor que en otros. Esto apunta a que ciertos contextos laborales pueden presentar algunos factores que dificultan que los trabajadores puedan rendir mejor o tener una mayor salud en el trabajo. Sin embargo, el que generen o no estrés en la persona depende de las características personales y de los recursos que se poseen para enfrentarse a estos estresores.
Factores que conducen al estrés
- Condiciones físicas: como pueden ser el ruido (altos o constantes), la iluminación, la temperatura, la higiene o el espacio (al aire libre, aislados…).
- Horario: nocturno, con largas jornadas (a veces incluso inciertas, en las que el trabajador no sabe bien cuando finaliza la jornada), por turnos, etc.
- Demandas específicas del puesto de trabajo: como por ejemplo, con riesgos o con posibilidades de sufrir accidentes, con excesos de responsabilidad, exigencias de viajes constantes…
- Contenido del puesto: es peor para el trabajador cuando no hay variedad, autonomía (o capacidad para tomar decisiones), oportunidades para crecer, información sobre la calidad de las tareas que se desempeñan, etc.
- Rol laboral: la sobrecarga (por la excesiva cantidad de demandas, la dificultad) o la ambigüedad de rol también pueden afectar al trabajador evitando la buena labor en las tareas.
- Relaciones interpersonales: existen elementos que pueden convertir las relaciones interpersonales en fuente de estrés, como por ejemplo:
- Demasiadas personas trabajando en el mismo sitio.
- La existencia de relaciones deterioradas o conflictivas.
- Falta de confianza y apoyo con los compañeros.
- Tensiones entre los ocupantes del entorno de trabajo (por recursos escasos, rivalidad, “escaqueo”…).
- La actitud de los superiores (favoritismos, excesivas críticas, etc.),
- Falta de cohesión grupal.
- Falta de crecimiento personal: como la falta de oportunidades, la inseguridad o falta de estabilidad, la incertidumbre, etc.
- Situación de la empresa: como la retribución, la participación de los trabajadores en las decisiones importantes, la política de contratación y renovación, la flexibilidad, etc.
Por todos estos factores, es interesante conocer bien las diferentes profesiones para conocer tanto los factores laborales que pueden contribuir a generar estrés, como los recursos que se tienen para el afrontamiento personal de esas situaciones.
Peiró, J. M. (2001). El estrés laboral: una perspectiva individual y colectiva. Seguridad y Salud en el trabajo, 13, 18-38.