Revista Cine

Factual: Las dos Francias

Publicado el 26 abril 2012 por Fimin

26 de Abril del 2012 | etiquetas: Factual, Cine Político, Manel Carrasco  Compartir

El pasado domingo, más de 36 millones de franceses fueron a votar en la primera vuelta de las elecciones a la presidencia del gobierno. ¿Hollande o Sarkozy? ¿El presidente de la UMP o el aspirante del PS? ¿O quizás una tercera opción, escorada más hacia los extremos? Hay quien podría decir que nos importa poco. Francia ya no tiene el peso de antaño y el auge de Alemania en tiempos de crisis no hace más que corroborarlo. Y pese a ello, lo que pasa al otro lado de los Pirineos nos sigue afectando a todos, y es uno de los mejores termómetros de lo que se cuece en Europa. Cercanos y aún poderosos, nuestros vecinos siguen muy presentes, y si en algún sector siguen pisando fuerte, es en el mundo del cine. El celuloide no solo les ha servido para levantar una industria, ni para cultivarse en cinefórums de gafas de pasta y bufanda perpetua, también ha puesto de manifiesto sus dualidades. Francia tiene dos caras muy marcadas, y ambas están en filmin.

Hace un par de siglos, a los franceses les dio por cortar con la monarquía por la vía rápida, y desde entonces los máximos exponentes de su “realeza” son los presidentes de la República. En Filmin tenemos a dos de los más importantes: nada menos que François Miterrand y Jacques Chirac. El mito del socialismo galo y el presidente más reelegido en dos películas de signo diverso. La Francia tradicional se encarna en sus máximos representantes; figuras históricas y tradicionales que vivieron la Segunda Guerra Mundial, De Gaulle, la pérdida de las colonias o la Unión Europea. Claro que no siempre lo que vemos de ellos es muy decoroso.

Por un lado Presidente Mitterrand (2005) relata los últimos días del mandatario bajo la mirada de Robert Guédiguian. Acompañado por su joven biógrafo, el anciano presidente desgrana las luces y sombras de su paso por el Elíseo. Guédiguian lo trata con respeto y un punto de fascinación, con un pletórico Michel Bouquet encarnando a la figura protectora, compleja y contradictoria que los franceses idealizaron como líder de la República. Hay pocas películas en todo el cine europeo que retraten tanto y tan bien a uno de sus políticos de referencia.

En cambio, su inmediato sucesor sale más escaldado en la irreverente En la piel de Jacques Chirac (2006). Karl Zéro y Michel Royer dirigen un documental sobre un presidente que, aún en activo, afrontaba sus últimos días al frente del estado. El problema (por así decirlo) es que el retrato es implacable, sarcástico, una burla que se chotea de sus largos años en el gobierno y de todo el universo de la política francesa. A través de la voz de su propio guiñol, el espectador se mete en la cabeza de un Chirac que admite no tener ni una sola idea, ni un objetivo claro, ni el más mínimo respeto por su entorno. No se salva ni el apuntador. Os propongo un experimento: Imaginemos un documental parecido con algún expresidente español. Aunque bueno, quizá sea demasiado bestia…

Pero ésa es una cara de Francia. La otra es igual de importante, pero no se encuentra en los barrios chic de París. En los arrabales, el mito de la integración francesa se cae a pedazos. Los antiguos inmigrantes de las colonias han estudiado, han trabajado y viven cerca de los franceses históricos, pero el acceso a las oportunidades que les prometieron les es vetado. El racismo no es parte del pasado, y en un clima de crisis el gran trauma de las elecciones ha sido el aumento de la extrema derecha, contraria a la entrada de inmigrantes.

El tunecino Abdellatif Kechiche es uno más de esos inmigrantes cuyas raíces culturales están ayudando a refrescar el actual cine francés. La Academia gala lo adora, y sus películas son habituales en los César. Poesía y juventud (2000) lo dio a conocer, y ya en su ópera prima marcaba algunas de sus grandes constantes: Personajes de las barriadas, caracterizados por el mestizaje cultural, la búsqueda del amor y la lucha constante contra la marca del ghetto. Su protagonista, Jallel, es un inmigrante ilegal que logra su sitio en una comunidad donde la necesidad de apoyarse y estar unidos se convierte en su mejor sustento. En Cuscús (2007) Slimane es un trabajador portuario que, al verse sin trabajo, decide montar un restaurante con especialidades de su país de origen, aunque para ello tenga que enfrentarse a los prejuicios de su entorno y a las autoridades. Con sus personajes veraces y su retrato sin paternalismos, Kechiche se ha convertido en uno de los nombres de referencia del nuevo cine. El mejor exponente de otras voces que conforman un tejido social más diverso, más plural pero también más vulnerable a la xenofobia. Y en medio de todo el séptimo arte. Una industria que mira a su presente, y que es capaz de retratar con talento y sin concesiones las dos caras de una Francia que, cargada de contradicciones, ha acudido a las urnas.


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