Revista Cultura y Ocio

Falsa naturaleza muerta, de Marinella Terzi

Por Eltiramilla

Falsa naturaleza muerta, de Marinella TerziIngrid quería un Ipad para su cumpleaños número dieciséis, pero cuando abre su regalo se encuentra con algo mucho más especial: el diario de su bisabuela, Carmen Beltrán, que pasa de generación en generación. Su bisabuela era una aspirante a pintora que, en el entorno machista de su época, tuvo la suerte de estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y se casó con un reconocido pintor, Ramón Villalta. La madre de Ingrid le pide que lea el diario, pues en él se encuentran las claves de la vida de Carmen Beltrán… además de alguna que otra sorpresa relacionada con los cuadros que pintó Ramón Villalta, como la serie Nubes o el extraño lienzo Falsa naturaleza muerta.

Ésta es una historia que sabe como las de antes pero posee un espíritu actual. Gracias a su ritmo tremendamente ágil, debido sobre todo a la alternancia entre la vida narrada de Carmen Beltrán y el día a día de Ingrid, devoré la novela prácticamente en una noche. Ésta es también una historia que huele como las de antes porque sus páginas destilan vapores como los de los libros que casi todos solíamos leer en el colegio. Aquí no hay lugar para amores sobrenaturales, ni argumentos complicados en los que intervengan niños elegidos con un futuro prefijado, ni malvados con ínfulas de dictadores mundiales. No. Falsa naturaleza muerta es la historia de una joven que empieza a avanzar hacia la edad adulta gracias al descubrimiento de un viejo secreto familiar. Todo en un entorno de lo más actual, y es que Ingrid es una chica de las de ahora: se esfuerza en los trabajos del instituto, quiere un iPad para su cumpleaños, discute con su hermano a la hora de poner la mesa, para los pies constantemente a su amigo Jacobo porque pretende ser algo más… y además tiene claro que nunca se someterá a la voluntad de su pareja; si hace falta será soltera, ¡sin ningún problema! Precisamente esta libertad y esta independencia femeninas son una parte clave de la obra, que habla de la figura de la mujer artista a lo largo de los siglos y de cómo su relación -por desgracia poco igualitaria- con los hombres ha afectado a su libertad creativa. A través de la historia de la bisabuela de Ingrid iremos conociendo casos reales de nuestra propia Historia, como los de las escultoras Luisa Roldán y Camille Claudel, las pintoras Lola Anglada, María Blanchard y Tamara de Lempicka, o las compositoras Clara Schumann y Hildegard von Bingen. El libro arroja pinceladas sobre las penurias que tuvieron que soportar y las barreras que sólo algunas consiguieron sortear. En la novela destaca especialmente el personaje de Carmen Beltrán, la bisabuela de Ingrid: aunque no es que se levantara contra la sociedad y abriera camino a otras mujeres artistas -más bien se deja llevar por las circunstancias-, es una persona fuerte que toma decisiones poco habituales para la época, como viajar hasta México por amor. El tratamiento que hace Marinella Terzi de su voz es interesantísimo. Las palabras escogidas, su ritmo o las digresiones que utiliza el personaje varían mucho en función de la escena que rememora; además, los matices que aporta todo eso confieren una gran profundidad a la relación de Carmen con Ramón Villalta. No obstante, si bien la relación entre estos dos me ha parecido exquisita, la que se establece entre Ingrid y Jacobo me ha chirriado bastante, especialmente debido a fragmentos de conversaciones poco naturales, con un lenguaje que, aunque no está del todo desactualizado, se utiliza en contextos inadecuados o muletillas que suenan forzadas.

Aunque he echado en falta algo más de originalidad y profundidad, y me he quedado con las ganas de encontrar detalles más rompedores en un argumento algo trillado, Falsa naturaleza muerta es una novela breve y ágil, y cuenta con personajes verosímiles muy bien trabajados. Si Marinella puliera esos pequeños fallos, probablemente su próxima novela sería perfecta.


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