Revista Cocina

Fastvínic, un homenaje al bocadillo

Por Orlando

Fastvínic abrió sus puertas el pasado 15 de diciembre. Un nuevo espacio y una nueva propuesta gastronómica del equipo de Monvínic. Fastvínic nace con un objetivo: ofrecer productos y vinos de calidad y proximidad. Y con un compromiso: la certificación energética y medioambiental LEED.

Fastvínic es un espacio gastronómico que quiere ofrecer la oportunidad de comer los bocadillos más deseables de la ciudad. Bocadillos elaborados con los mejores productos catalanes de proximidad y ecológicos, acompañados de una amplísima selección de vinos catalanes representativos de todas las denominaciones de origen. Todo ello en un local de original y desenfadado diseño contemporáneo, obra de Alfons Tost Interiorisme, un espacio que además ostentará la certificación LEED (Liderazgo en Diseño Energético y Medioambiental) otorgada por el Green Building Council de Estados Unidos, con aspiración de alcanzar la categoría Oro.

Fastvínic, un homenaje al bocadillo
La cocina de Fastvínic estará abierta ininterrumpidamente para ofrecer desayunos, comidas, meriendas, cenas y tentempiés. El chef de Monvínic, Sergi de Meià, es el encargado de dirigir la propuesta gastronómica e, igual que en Monvínic, la apuesta es clara: calidad y proximidad. Cada producto avalado por el trabajo apasionado de los mismos proveedores que en Monvínic, gente enamorada de su tierra; cada bocadillo creado para que rezume sabores intensos y auténticos.

Fastvínic rinde así homenaje al protagonista más casual de nuestras comidas, al recurso más sabroso y popular, y propone acompañarlo de frescas ensaladas, algún que otro secreto, y culminarlo con la mejor fruta del tiempo, preparada y presentada para saborearla al instante, o con postres dulces, horneados por la experiencia y creatividad de los mejores pasteleros de la ciudad.

Para cada tipo de bocadillo se busca el tipo de pan más adecuado (coca de Folgueroles, viena, de cereales, de maiz, payés…) y se ponen de relieve las mejores materias primas de cada temporada a través de bocadillos como el de lomo con mostaza y miel, el de trucha de Tabascán, el de pollo de payés rustido o el de perdiz a la vinagreta. Sin dejar de lado, sólo faltaría, los tradicionales embutidos catalanes -con la excepción, eso sí, del jamón ibérico puro de bellota-.

La irresistible oferta gastronómica se ve aderezada por una extensa selección de vinos catalanes a copas. Concretamente, Fastvínic ofrece 24 variedades de vinos -de entre las 12 Denominaciones de Origen catalanas-, elegidos, bajo la supervisión de César Cánovas, por el equipo de sommeliers de Monvínic, y en consonancia con la propuesta gastronómica. Los vinos a copas están distribuidos en tres máquinas dispensadoras de autoservicio. Cuando el cliente paga su pedido, recibe una tarjeta con crédito para los vinos que desee tomar. Y para los que prefieran las bebidas sin alcohol, tienen todo tipo de refrescos, cervezas y una gama de zumos naturales ecológicos; no faltarán tampoco café e infusiones.

El interiorismo de Fastvínic rompe la estructura habitual de un autoservicio y da absoluto protagonismo a la cocina, integrándola en el diseño del comedor. Fastvínic es un local informal, con un confort y unos materiales que permiten sentirse como en casa, y un cúmulo de detalles que le confieren un cariz muy personal. La disposición del espacio y los guiños gráficos conducen al cliente por el recorrido. Unos cuantos hombres con cabeza de coliflor, gamba, cerdo o pulpo dan la bienvenida a los clientes y explican a su manera cómo funciona el autoservicio: 1.Piensa, 2. Escoge y paga, 3. Sírvete el vino, 4. Come y 5. Recicla. Porque excepto las copas de vino Riedel y las bandejas de madera Delica, todo el material servido en Fastvínic es reciclado. En este sentido, el haber dado prioridad al empleo de materiales biodegradables facilita sobremanera esta tarea. El toque final, la gráfica de Dani Buch y Judit Prat, acaba de redondear un local decididamente divertido y singular.

Fastvínic, un homenaje al bocadillo
La certificación LEED

Uno de los pilares del proyecto es su sostenibilidad, es decir, su compromiso con todos nosotros, con las generaciones futuras y con el planeta Tierra. Un principio inquebrantable que, más allá de la oferta gastronómica y vínica, abarca todo lo concerniente al diseño del local y su funcionamiento: interiores saludables, materiales y mobiliario ecológicos, máximo ahorro energético e hídrico, y la garantía de que los residuos y emisiones contaminantes se minimizan y se gestionan adecuadamente. Esta apuesta, que ha contado con el asesoramiento de Eco-Intelligent Growth, va a quedar respaldada por el mejor aval posible, la susodicha certificación LEED, otorgada por el Green Building Council de Estados Unidos, y considerada el máximo referente internacional en el diseño, construcción y operación de edificios ecológicos de alto rendimiento. Concretamente, una vez abierto y sometido al riguroso escrutinio del equipo acreditador, Fastvínic aspira a alcanzar el nivel Oro, convirtiéndose así en el primer local de restauración en ostentar este reconocimiento en Cataluña. El reto ha sido asumido por Alfons Tost y todo su equipo, quienes, a pesar de los condicionantes de la acreditación, han conseguido crear un espacio muy natural y familiar.

A escasos metros contados de Monvínic, Fastvínic, el nuevo proyecto de Sergi Ferrer-Salat y su equipo, promete bocados y sorbos de placer, frescos y saludables, en un local, sencillamente, único. Un espacio que complementa a las mil maravillas la pionera propuesta de Monvínic.


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