Felicidad. La salvación moderna

En esta obra de Béjar, Felicidad. La salvación moderna, se consigue un aporte considerable sobre cómo ha sido el proceso de gestación, en cuanto a la idea en que todos los individuos pueden ser felices en todo momento. En una buena opción para aquellas personas que deseen conocer, el origen del sistema de creencias de los discursos del pensamiento positivo.

En la actualidad, cada vez es más común el asumir una idea como universal y no es más que otra que debemos ser felices y si no lo logramos, será nuestra culpa. Una cosa es tener la libertad y el derecho de buscar nuestra felicidad, pero esto es distinto a tener el derecho a conseguirla.

La lectura le propone al lector, un análisis sobre las creencias y normas implantadas en la sociedad actual en cuanto a las emociones, sin estudiar las emociones en sí. Dentro de dicho análisis, se contempla el estudio del ideal moderno de felicidad privada, concebida como una cultura que contiene normas preestablecidas que nos sugiere a actuar de una forma determinada.

Encontrarás entre sus páginas, una historia del ideal de felicidad y sobre lo que significa el ser feliz en la modernidad. Toca los escritos de autoayuda de forma global, divididos en dos vertientes: la vía positiva y la vía negativa hacia la felicidad. También es más que interesante, la óptica sobre las consecuencias negativas del estrés y la depresión, dentro del ámbito imparable del uso de los fármacos.

Nuestra cultura nos ordena ser felices. El nuevo imperativo es «ser positivos» y optimistas. Familiares, amigos, colegas e incluso los extraños nos animan a estar siempre alegres, a dar buenas noticias. Ser «positivos» ha devenido una cualidad para la vida social y una actitud que se debe mantener, independientemente de las circunstancias  que se atraviesen.
El mandato de ser felices comienza a principios del siglo XX, cuando nace la autoayuda, que enseña que la felicidad es una cuestión de técnicas que está al alcance de cualquiera. Desde su origen, la autoayuda condena las emociones «negativas»: la indecisión, la inseguridad, la tendencia a la preocupación, incluso la tristeza. Los pesimistas, los que no son felices tienen que reeducar su mente. Y deben aprender el método para alcanzar la dicha: practicar el pensamiento «positivo», «visualizar» tranquilidad y éxito, contener la  ansiedad y la tristeza a través de la meditación.
Helena Béjar analiza el origen y desarrollo del ideal moderno de felicidad. Desde la Ilustración hasta hoy se va gestando un concepto de felicidad que pretende superar todo límite para lograr dicha meta: el del temperamento, el que impone la sociedad, incluso el de la herencia genética. El estudio crítico de la autoayuda en sus diversas versiones nos permite comprender mejor la cultura de la sociedad individualizada. ¿Acaso se ha convertido la búsqueda de la felicidad en una empresa que nos hace más infelices?