(En voz alta). Una no muy conocida (creo) mini entrevista con Fernando Fernán Gómez, en cuyo centenario aún nos movemos. Genio y figura. Debe de ser del año 1977, que fue cuando se estrenó Mi hija Hildegard, una de los filmes más peculiares de la muy potente filmografía de FFG como director. Fue un privilegio (que siempre le agradeceré a mi amigo Jean Pierre Tilly) poder asistir a su entrada en la Academia, un momento en el que, de modo algo más que simbólico, la docta casa reconocía la importancia cultural del cine, algo que hoy nos puede parecer obvio pero que durante mucho tiempo, en aquellas polémicas algo vidriosas sobre la superioridad artística de la literatura frente al “séptimo arte”, fue objeto de no pocos desencuentros y confusiones. La modernidad y maestría natural de FFG en este sentido tal vez esté aún pendiente de la adecuada reivindicación. Algún detalle de esta entrevista es elocuente al respecto.