Notable protagonismo español en Ghent.
El Festival Internacional de Cine de Ghent también tenía este año un especial aire español, con la figura de Rossy De Palma en el cartel anunciador, un homenaje al director mallorquín Agustí Villaronga y una selección de las producciones españolas más interesantes de los últimos meses, entre ellas Els dies que vindran (Carlos Marques-Marcet, 2019), la multipremiada Entre dos aguas (Isaki Lacuesta, 2018), Lo que arde (Oliver Laxe, 2019), Liberté (Albert Serra, 2019) o Mientras dure la guerra (Alejandro Amenábar, 2019, del que también se recuperó su ópera prima Tesis (Alejandro Amenábar, 1996), aparte de una selección de cortometrajes españoles.El Festival de Ghent, en todo caso, siempre tiene una especial atención por las producciones de habla hispana, y este año en el que el cine latinoamericano y español parecen vivir un cierto resurgir a nivel internacional, no podía ser menos. De hecho, una de las películas de las que más se habla en los últimos meses, la inclasificable Monos (Alejandro Landes, 2019), producción colombiana que suena como uno de los posibles títulos nominados al Oscar y que logró el Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance, consiguió el Georges Delerue Award a la Mejor Música, gracias a un trabajo singular y certero de la compositora inglesa Mica Levi, que no es para nada el tipo de banda sonora que uno podría esperar para una película de estas características, pero que al mismo tiempo conecta a la perfección con la atmósfera de pesadilla que sobrevuela en todo momento la historia. Monos (Alejandro Landes, 2019) es una película extraña y al mismo tiempo sencilla. Ahonda en el horror de la violencia y la barbarie usando elementos que la conectan con la guerra protagonizada por las FARC en Colombia, pero al mismo tiempo funciona como conjunto aislado en medio de este grupo de soldados adolescentes que vigilan a una rehén norteamericana. Porque Monos habla sobre el conflicto armado y la condición humana, pero sin referirse específicamente a una guerra concreta, aunque es obvia la referencia a las FARC. Esta condición de propuesta casi diríamos que atemporal, en la que el tema principal es la adolescencia y el camino hacia una madurez forzada, está perfectamente expresada en esos sonidos sintetizados que se apoyan en un elemento constante, ese silbido que representa a los personajes principales, y en este sentido se trata de uno de los trabajos más interesantes e introspectivos de Mica Levi. Todo ello rodeado de un extraordinario tratamiento de lo visual y lo sonoro que acercan a la película a algunos de sus referentes como "El corazón de las tinieblas", de Joseph Conrad, y su traslación al cine en Apocalypse Now (Francis Coppola, 1979), a la que se hacen no pocas referencias. Los dos últimos días del Festival de Ghent están en buena medida dedicados a la música de cine, a través de la celebración de los World Soundtrack Awards, que este año han tenido como protagonistas a los compositores norteamericanos Marco Beltrami y Tamar-Kali, que el año pasado ganó el Premio Discovery of the Year, y a la islandesa Hildur Guđnadóttir, a la que ya se anuncia como probable ganadora del Oscar por su excelente trabajo para la película Joker (Todd Philips, 2019).
Noche de terror con un tiempo lluvioso en Gante que aportaba la atmósfera perfecta.
El primer concierto de estas dos jornadas, "Hollywood Nightmares: Scary Symphonic Scores", interpretado por la Filarmónica de Bruselas bajo la dirección de Dirk Brossé, estaba dedicado a bandas sonoras del género de terror. Y sin duda la atmósfera de la ciudad parecía preparada para una noche terrorífica que no lo fue tanto, en realidad. O al menos no en el sentido en el que estaba anunciado el concierto. En primer lugar, hay que decir que no soy muy fan de este tipo de conciertos en los que un presentador va dando paso a diferentes bloques del programa (al estilo Hollywood in Vienna), porque es innecesario y en buena medida estorba a la atmósfera que se debe crear entre la orquesta y el público en una sala de concierto. El presentador en estos casos es como el invitado inesperado a una velada en la que además se dedica a hace chistes malos. En segundo lugar, tampoco soy muy fan de esta costumbre reciente de incorporar imágenes de las películas junto a la interpretación de la música. Nuevamente, porque es un elemento que, aunque puede hacer más distraído el concierto para algunos espectadores no habituados, distorsiona el propio espíritu musical y además incorpora una mezcla de imágenes que tampoco se corresponden con los temas que se interpretan, con lo que además pierden todo el sentido en su conexión con la música.Primer concierto dedicado a las bandas sonoras de terror.
Hay que decir que la Filarmónica de Bruselas es una excelente orquesta, aunque en este caso la acústica de la sala Capitole apagaba en buena medida las virtudes de la orquesta y del trabajo de dirección de Dirk Brossé, quizás uno de los mejores directores de orquesta europeos para la música de cine. La selección de bandas sonoras fue diversa, entre ellas música de Wojciech Kilar (Drácula de Bram Stoker (Francis Coppola, 1992)), Daniel Hart (A ghost story (David Lowery, 2017)), Howard Shore (La mosca (David Cronenberg, 1986)) o Roque Baños (Frágiles (Jaume Balagueró, 2005)), junto a clásicos como Franz Waxman (La novia de Frankenstein (James Whale, 1935)) y por supuesto Bernard Herrmann (Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)), pero el ramillete de temas de estas bandas sonoras no terminó de crear una atmósfera realmente terrorífica, quizás porque se eligieron pensando en un gusto más laxo que el se podría haber esperado. La orquesta sonó bien, al margen de las condiciones acústicas de una sala no apropiada para este tipo de conciertos, especialmente en aquellos pasajes que tenían como protagonista al homenajeado Marco Beltrami: Un lugar tranquilo (John Krasinski, 2018), Scream (Wes Craven, 1996) y Hellboy (Guillermo Del Toro, 2004), posiblemente también porque estaban más incorporados a los músicos gracias a los ensayos para la grabación del CD Marco Beltrami - Music for Film (2019, Silva Screen Records). En conjunto, fue un concierto algo plano aunque con un enfoque popular que resulta necesario, aunque para los aficionados a la música nos resulte demasiado obvio e intrascendente. Los protagonistas
Marco Beltrami y Hildur Guđnadóttir fueron los principales protagonistas de la programación World Soundtrack Awards. Ambos protagonizaron dos interesantes charlas con el público que fueron clarificadoras sin ser aleccionadoras. Marco Beltrami es un músico ya consolidado en la industria del cine, cuya carrera en el cine comenzó de la mano del director Wes Craven en la película Scream (Wes Craven, 1996). Beltrami confiesa que "en aquel entonces yo no sabía cómo funcionaba la música de cine, y Wes fue un buen guía. Él me decía que tenía que reforzar la música en esta y en aquella escena". Wes Craven de hecho se convirtió en uno de los directores recurrentes con los que Marco Beltrami ha trabajado, como también lo son Guillermo del Toro, Tommy Lee Jones o James Mangold.
De sus primeras incursiones en el mundo del cine, resulta interesante comprobar el grado de experimentación al que Marco Beltrami sometía a sus bandas sonoras, con excelentes ejemplos en películas como Los tres entierros de Melquíades Estrada (Tommy Lee Jones, 2005) o El tren de las 3:10 (James Mangold, 2007), en las que conseguía sonidos insólitos de instrumentos tradicionales. En el caso de la primera película dirigida por Tommy Lee Jones, Marco Beltrami nos comentaba que "la banda sonora trataba de ser una extensión del paisaje, que era fundamental en la historia". Este grado de experimentación lo hemos visto ir diludiéndose con el paso del tiempo, quizás porque el nivel de trabajo del compositor ha aumentado considerablemente, y para producciones de mayor presupuesto pero menor margen de riesgo.
Marco Beltrami (derecha) junto al director Michaël R. Roskam.
De hecho, Marco Beltrami ha tenido que adaptarse a la convivencia entre los efectos de sonido y la música: "Al principio, para mí los efectos de sonido eran mi mayor enemigo", pero también han surgido otros elementos hostiles, como los famosos y odiados "temp tracks", música pregrabada o de otras bandas sonoras que los directores utilizan en las escenas de las películas mientras la música original aún no ha sido compuesta, y que en muchos casos supedita en buena medida el trabajo del compositor. Marco Beltrami es uno de esos músicos que apuestan porque no se utilice esa música previa, y cree que la solución sería que el compositor estuviera implicado en el proyecto cinematográfico mucho antes. Sin embargo, tampoco suele trabajar sobre guión: "Yo no soy capaz de componer música sobre un guión. Mi inspiración es mucho más visual. Necesito ver imágenes y sentir lo que esas imágenes me transmiten para poder componer".Uno de los casos más curiosos en la carrera de Marco Beltrami fue su colaboración con el director belga Michaël R. Roskam en la película La entrega (
Michaël R. Roskam, 2014), porque supuso una propuesta de última hora después de que los productores no estuvieran conformes con el enfoque musical que le había dado el habitual colaborador del director, el compositor Ralf Kaunen. Michaël R. Roskam confiesa que fue una decisión dolorosa pero que en este caso él entendió a los productores: "Yo tampoco estaba muy convencido de que la música fuera la adecuada, especialmente porque en el tercer acto, que es el más complicado en la historia, y el que necesitaba mayor contundencia como thriller, sentía que no estábamos consiguiendo el resultado que queríamos. Así que cuando los productores me dijeron que existía la posibilidad de que Marco Beltrami se incorporara al proyecto, en cierto sentido me sentí aliviado. Cuando vi la escena del bar con la nueva música me quité un gran peso de encima".Sobre su última banda sonora para la película Ford v Ferrari, rebautizada como Le Mans ´66 (James Mangold, 2019), por la que algunos ya vaticinan que podría ser su tercera nominación al Oscar, Marco Beltrami confiesa estar expectante y muy satisfecho. "Creo que es la mejor película en la que he trabajado hasta el momento. Decidimos que no íbamos a incluir ningún instrumento de cuerda en la música, y prácticamente he trabajado con una especie de banda de músicos, unos quince instrumentistas, con los que hemos construido casi toda la banda sonora."
Por su parte, Hildur Guđnadittur está viviendo sus años dorados como compositora. Tras sus comienzos como violonchelista y sus colaboraciones con el compositor Jóhann Jóhannsson, la islandesa recibió el premio Emmy por su espléndido trabajo para la miniserie Chernobyl (HBO, 2019), y suena como una candidata con grandes posibilidades de llevarse el Oscar en la próxima edición gracias a su muy valorada y premiada banda sonora para la película Joker (Todd Philips, 2019), que junto a las buenas críticas y el éxito cosechado la han convertido en una de las compositoras más solicitadas del momento, aunque ella actualmente está viviendo una especie de proceso de relajamiento tras el intenso trabajo del año pasado. La compositora asistió al festival con su madre y su hijo de siete años, y confesaba que ahora necesitaba algo de tiempo para poder dedicarlo a su familia.
El productor musical Robert Kraft conversa con Hildur Guđnadóttir.
Al contrario, que Marco Beltrami, en el caso de Hildur Guđnadóttir sí que comienza a trabajar sobre el guión, y eso le permitió por ejemplo en Joker que una de las escenas mas famosas, la de la transformación del protagonista, se rodara precisamente con una pasaje musical que ella había escrito para la película, y que inspiró a Joaquin Phoenix a elaborar ese extraño y siniestro baile que se ha convertido en uno de los momentos más reconocibles de la película. "Todd Philips estaba enamorado de mi trabajo para Sicario: El día del soldado (Stefano Sollima, 2018), y quería que su película tuviera un tipo de acercamiento musical diferente, mucho más cercano al personaje, nada grandilocuente".
Para Chernobyl, sin embargo, le interesaba más "el vínculo con el paisaje desolador y los sonidos que producía la planta nuclear, así que me fui a una que tenía parecidas características a la de Chernobyl y grabé todo tipo de sonidos, con los que finalmente desarrollé la banda sonora. Fue un trabajo titánico convertir esos sonidos en algo con cierta coherencia, pero al final el resultado acabó siendo muy satisfactorio".
World Soundtrack Awards
El último día del festival se celebró el concierto de homenaje y la entrega de premios World Soundtrack Awards que reconocen cada año el trabajo de los compositores más destacados. Tuvieron una notable presencia los dos compositores invitados este año, Marco Beltrami y Tamar-kali, de los que la Filarmónica de Bruselas interpretó algunos de sus trabajos más destacados, como los recientes Mudbound (Dee Rees, 2017) o el estreno de la banda sonora de la película Shirley (Josephine Decker, 2019), compuestas por Tamar-kali, y una selección de bandas sonoras de Marco Beltrami que forman parte también del CD que se ha editado con motivo de la celebración de los premios.
Más destacados y emotivos fueron los homenajes a los músicos Frédérick Devreese y Krysztof Penderecki. Dos compositores que sobre todo han desarrollado una carrera al margen del cine, pero que ocasionalmente han tenido incursiones en el mundo de las bandas sonoras. Frédéric Devreese, músico holandés, tiene una extensa trayectoria como compositor, y ha compuesto la banda sonora de una veintena de películas, entre las más destacadas El hombre del cráneo rasurado (André Delvaux, 1966), Benvenuta (Andrés Delvaux, 1983), La partida de ajedrez (Yves Hanchar, 1994) o Pauline & Paulette (Lieven Debrauwer, 2001). Por su parte, Penderecki es uno de los grandes genios de la música contemporánea y realmente muy pocas veces ha compuesto música para cine, pero sus obras de concierto han sido utilizadas por directores como Stanley Kubrick en El resplandor (1980), Alfonso Cuarón en Hijos de los hombres (2006) o Martin Scorsese en Shutter Island (2010). Por razones de salud, Krysztof Penderecki no pudo asistir a la ceremonia de entrega de premios, pero dejó un mensaje grabado.
Michael Abels
John Powell
Gante se convierte cada año en una de las capitales de la música de cine, coincidiendo lamentablemente con otras citas importantes como Hollywood in Vienna, e incluso este año con un concierto especial en Londres con los compositores Michael Giacchino y David Arnold. Los aficionados a la música de cine no podemos dividirnos, pero sin duda el Festival de Ghent y los World Soundtrack Awards son siempre una buena ocasión para introducirnos en el universo de las bandas sonoras en una ciudad apacible y hermosa.
LISTA DE PREMIADOS
Mejor Compositor
Nicholas Britell por El blues de Beale Street (Barry Jenkins, 2019)
Mejor Compositora de televisión
Hildur Guđnadóttir por Chernobyl (HBO, 2019)Mejor Canción Original
"Shallow" de Ha nacido una estrella (Bradley Cooper, 2018)
Escrita por Lady Gaga, Andrew Wyatt, Anthony Rossomando, Mark RonsonInterpretada por Lady Gaga, Bradley Cooper
Mejor Descubrimiento
Michael Abels por Nosotros (Jordan Peele, 2019)
Mejor Música Original para una producción belga
Frédéric Vercheval por Duelles (Instinto maternal) (Olivier Masset-Depasse, 2018)
Premio SABAM al Mejor Compositor Joven Internacional
Pierre Charles
Premio del Público
John Powell por Cómo entrenar a tu dragón 3 (Dean DeBlois, 2019)
Izquierda a derecha: Frédéric Vercheval, John Powell, Dirk Brossé, Marco Beltrami, Michael Abels y Hildur Guđnadóttir © Jeroen Willems
Ford y Ferrari se estrena en España el 15 de noviembre