Siempre me gustaba la idea de poder hacer un juego de palabras con una película a la par que podía criticarla, decir a viva voz esto no es una crítica. Pero creo que es un chiste vacío y carente de sentido, así que vayamos a lo que importa. Esto no es una cita es una comedia romántica que copia a la perfección los cánones americanos que podemos ver hoy día en el cine de la mano de Judd Apatow y toda su clá que tan de moda se están poniendo. Es por eso, que tal vez la genialidad de la película reside en sus actores, ensalzando sobre todos ellos la figura de Darío Frías, el típico secundario de la televisión de pelo imposible, un tipo muy natural y que clava a la perfección el papel de Roberto.
“¿Y va a ser todo bueno?” se estará usted preguntando. Pues, rompiendo mucho la línea que suelo seguir, sí; Esto no es una cita pone de manifiesto que la comedia española no acaba en “Torrentes” o “pajillas”, sino que da un paso firme hacia derroteros más profundos y de asimilación de la pareja y de toda la mochila que esta acarrea a su espalda.
Técnicamente estamos ante una cinta conocedora de los actuales lenguajes televisivos y que se funde en ellos con una cuidada fotografía y un inexistente uso del trípode, ya que si a The Office, y tantas otras series que siguen esta pasión por la cámara la hombro, ¿por qué no iba a funcionarles a ellos?
En definitiva, comedia ligera apoyada fuertemente en el diálogo y en la química de sus dos protagonistas, que casi sin pretenderlo, plantea el siguiente interrogante: ¿Estamos ante el nuevo tipo de comedia española sin el cliché cañí? Espero que sí, sinceramente, ya que son este tipo de películas las que aportan un aire fresco y nuevo a un género, la comedia, cada vez más gastado y siempre repleto de las mismas caras.