Hace pocas semanas nos sorprendía la campaña de una ong holandesa (Warchild), en la que podíamos ver a Batman en un campo de refugiados jugando con un niño sirio: “La fantasia es a veces la única manera de escapar a la realidad”, ayúdales, decía el spot.
Y es que después de cinco años desde que comenzó la guerra en Siria el drama de los millones de exiliados continúa pero el impacto de las consecuencias de esta guerra en los que observan desde la distancia desciende.
De ahí que activistas y organizaciones, para mantener nuestra atención estén empleando tácticas como la de hacer aparecer en escenarios de guerra a personajes como el superhéroe.
Aprovechando el tirón del fenómeno Pokémon Go , el juego para móviles que convoca a jugadores de todas las edades en todo el mundo, hace unos días la oficina de medios de las Fuerzas Revolucionarias de Siria (RFS, por sus siglas en inglés) -un grupo de activistas de medios de comunicación que apoyan a grupos que se oponen al gobierno -publicó una serie de fotografías de niños que posan con dibujos de personajes de Pokémon.
Los dibujos llevan una leyenda que identifican al niño y su localidad en el norte de Siria. “Soy de Kafr Nabl en la provincia de Idlib. Ven a salvarme“, se puede leer.
Artistas que se encuentran fuera del país también han tomado prestado a Pokémon para expresar su opinión. Como las imágenes de Moustafa Jano, un sirio que ahora vive en Suecia , una serie que ha publicado en Facebook en la que Pikachu -el más famoso de los Pokémon- hace el mismo viaje que muchos refugiados que han escapado de la guerra y arriesgado sus vidas para enfrentar un futuro incierto.
Artistas y activistas sirios lanzan campañas cuestionando por qué un juego virtual atrae más atención que la vida real en Siria.
Imagen: Pintura realizada por un niño sirio refugiado en Jordania (Global Humanitaria)