Revista Expatriados

Final de trayecto (1)

Por Tiburciosamsa
Final de trayecto (1)
Aquí parecería que Nur Misuari estuviera diciendo con gesto de europarlamentario español: "Podemos"
Durante muchos años la lucha de los musulmanes en Mindanao se identificó con una persona: Nur Misuari. Cada vez que surgía el tema, el nombre que aparecía era el suyo y parecía que ninguna solución sería posible sin él. Pero eso fue entonces. Ahora parece que Nur Misuari habría llegado al final de trayecto y que ya ha emprendido hacia el desaguadero de la Historia. Nur Misuari procedía de una familia musulmana humilde de la etnia tausug de Sulu. Gracias a una beca de la Comisión de Integración Nacional logró marchar a Manila con 19 años para cursar estudios de ciencias políticas en la Universidad de las Filipinas (UP). Resulta irónico que las becas de la CIN que estaban pensadas para favorecer la integración de los musulmanes de Mindanao en el estado filipino, a menudo tuvieron el efecto contrario: durante su estancia en Manila, los estudiantes se politizaron y tomaron conciencia de su identidad propia, distinta de la de los filipinos cristianos de Luzón.
Una vez hubo terminado ciencias políticas en 1962 Misuari comenzó a estudiar Derecho, carrera que abandonaría sin terminar. También hizo un master en Estudios Asiáticos. Allí trabó contacto con Cesar Adib Majul, el gran historiador del Mindanao musulmán, y por su intermedio consiguió un puesto en la universidad.
Misuari llegó a Manila como el típico paletillo de pueblo. Era tímido, muy religioso y muy disciplinado. En Manila descubriría que también era carismático y es allí donde se politizó. Bueno, decir que se politizó es quedarse corto. Allí se radicalizó.
En aquellos años la UP era un hervidero de izquierdismo, nacionalismo y anticolonialismo. En sus primeros pinitos políticos, Misuari esgrimía su identidad musulmana con orgullo pero sin exclusividad. Lo que de verdad le preocupaba era el impacto que Occidente había tenido sobre los pueblos asiáticos y la necesidad de volver a las raíces. Para Misuari, Mindanao, que sólo al final del siglo XIX fue realmente controlado por España y que fue la última parte de Filipinas en someterse a EEUU, era el modelo a seguir. El Islam de allí ofrecía un engarce al rico mundo del Islam asiático. Con estas ideas creó Bagong Asya (Nueva Asia), un grupo de discusión radical sobre la Historia, la cultura y la política de Asia.
Con el paso del tiempo en la ideología de Misuari el Islam tomaría un poco más de peso, pero aun así, todavía en 1992 Misuari equipararía en importancia el nacionalismo al Corán. En 2003 definiría las tres patas del MNLF como “Nación, Patria y Religión”, por ese orden y diría que su lucha es “principalmente nacionalista y territorial, aunque la religión ciertamente ha servido de bandera y foco de resistencia al gobierno central”.
Poco después se integró en el Kabataan Makabayan (Juventud Patriótica) de José María Sison. El KM compartía el nacionalismo y el anticolonialismo de Bagong Asya, pero le distinguía que estaba imbuido de marxismo. Misuari se aclimató mal al KM. No andaba buscando una ideología internacionalista, sino todo lo contrario. Aparte de que compartir la jaula con otro macho alfa, como era Sison, no debía de resultar sencillo.
En marzo de 1968 se produjo la masacre de Jabidah, cuando varias decenas de reclutas musulmanes que estaban siendo adiestrados para una operación en Sabah fueron asesinados por las FFAA. La masacre supuso un catalizador de los sentimientos de alienación de los musulmanes filipinos. Dos meses después, Datu Udtug Matalam, que acababa de retirarse del puesto de gobernador de Cotabato, creó el Movimiento de la Independencia Musulmana MIM), con el objetivo de separar Mindanao y crear un Estado islámico. Es posible que la verdadera motivación de Matalam fuera más pedestre de lo que se inferiría del objetivo declarado del movimiento: capitalizar el sentimiento de ultraje de los musulmanes para reforzar su posición en las luchas políticas de Cotabato y en las relaciones con Manila.
Matalam no contó que habría gente que sí que se tomaría en serio su movimiento, al que luego redenominó Movimiento de Independencia de Mindanao para calmar los miedos de los cristianos. El MIM se convirtió en el banderín de enganche de los estudiantes musulmanes que se sentían defraudados con el Estado filipino y que se veían marginados. Uno de los que se sintió atraído al Movimiento fue Nur Misuari. 

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