A todos nos gusta un buen zasca. Uno de esos que dejan tembloroso al receptor castigado y que, como una buena hostia perpetrada a traición, deja una herida salada acompañada por un zumbido de duración indeterminada.
Y eso es básicamente la Batalla de los Gallos de Red Bull, que este domingo celebraba su Final Internacional en el Club Hípico Argentino de Buenos Aires (Argentina) para jolgorio y gozo de más de 12.000 fans del freestyle -improvisación-. Fans también de los zascas, claro.
Porque de eso va la movida. Al más puro estilo Góngora y Quevedo, pero para millennials adictos a YouTube y las redes sociales, los dos ámbitos donde más predicamento tiene la Red Bull Batalla de los Gallos, que acumula más de 2,2 millones de fans en Facebook, por ejemplo.
Pero la realidad sigue superando a la ficción -a la virtualidad, en este caso-. Así, es en vivo donde las contiendan adquieren su máxima expresión, con la adrenalina del presente y la incertidumbre del futuro inmediato. Todos nos hemos peleado verbalmente con otros unas pocas de veces y sabemos que lo complicado es replicar a toda prisa y replicar mejor y más fuerte.
Eso es lo que quita el sueño a los participantes de estas batallas, que empiezan con contiendas regionales en cada país hasta llegar a una gran final nacional. La española tuvo lugar en octubre con aforo completo en el WiZink Center de Madrid ante más de 15.000 personas y coronó al madrileño Bnet como aspirante mundial -a él España sumaba a Arkano por quedar tercero en 2017, pues los tres del podium repiten-.
Y precisamente para vivir in situ esta Final Internacional me planté en Buenos Aires. Como turista en el sentido literal de la palabra y por dos vertientes: La del que se sube al ritmo de la ciudad haciendo fotos y kilómetros en los ratos libres, y la del que se adentra en un universo prácticamente desconocido y básicamente ajeno. Buenos Aires y el freestyle, en definitiva, dos mundos nuevos a descubrir por quien esto escribe en este periplo transoceánico de la mano de Red Bull.
Y uno descubre y se deja sorprender por muchas cosas, como no podría ser de otra manera. Lo de la capital argentina, por descontado pues nunca había estado y eso siempre es interesante y estimulante. Lo del freestyle, la cultura urbana y el hip hop también guarda muchas sorpresas.
Primero, tras un primer acercamiento a los 16 participantes, pues decir que son unos chavales con inquietudes y con mucho arte. Da gusto hablar con ellos y escuchar la vehemencia por lo suyo y el respeto con el que se tratan unos a otros -al menos de puertas para fuera, seguramente tendrán sus interioridades como cualquiera, más aún habiendo contienda de por medio, pero eso mismo es la vida-.
Uno que está a punto de cumplir los cuarenta antes de que acabe este año, siente la brecha generacional como prácticamente insalvable. Pero a los participantes se les trata como a las estrellas que son y los fans les paran constantemente para saludarles y reclamarles fotos. Es como un limbo en el que reinan porque básicamente a ellos les pertenece, alejados de esos grandes medios que en realidad ni necesitan, como muy certeramente me comentó Arkano en nuestra charla previa a la batalla -y que podéis leer en Europa Press-.
Hablamos con Arkano y Bnet, los 'gallos' españoles que improvisan hasta en sueños y aspiran a reinar en Buenos Aires https://t.co/UF2OP5QfuE Este domingo se celebra en la capital argentina la Final Internacional de la Red Bull Batalla de los Gallos pic.twitter.com/dPI3tiB0h8— EP Música (@epmusica) 7 de diciembre de 2018
Vamos a hacer lo que hemos venido a hacer #BatalladelosGallos #RedBullBatalladelosGallos Final Internacional en Buenos Aires pic.twitter.com/qlZTbh95aw— Mercadeo Pop (@mercadeopop) 9 de diciembre de 2018
Justo por eso, ya desde buen rato antes de empezar se suceden los cánticos tribales de ascendencia futbolera, que pasan a ser aullidos por parte de la hinchada cuando los aspirantes empiezan a aparecer en las pantallas en el sorteo inicial de octavos de final. Una vez determinados los emparejamientos, un rato de conciencia de clase, de sentido de pertenencia, que va más allá del mero pavoneo que cualquier neófito pudiera imaginar.
"Acabo de salir, no me acuerdo ni de lo que hice, después lo veré", confiesa Wos en rueda de prensa al término de la contienda, explicando además, a pregunta de este humilde siervo de vos que esto escribe, que para improvisar con libertad en el escenario necesita entrar en una especie de "trance que es como un ataque de adrenalina en el que no sabes de donde vino la fuerza".
Por su parte, tanto Bnet como Arkano, los dos representantes españoles, admitieron a Europa Press -esto es, de nuevo a quien esto escribe- que acaban con un sabor "agridulce" al haberse quedado en el camino hacia la victoria. "Lo podría haber hecho mejor, pero esto es el freestyle", apostilla el madrileño, mientras Arkano destaca que no se va "muy contento" con su actuación en Buenos Aires -tampoco tiene que verbalizarlo, en realidad su sonrisa torcida y su inocultable gesto de decepción son las más crueles de las improvisaciones-.
Con #Bnet difuminado en azul y #Arkano en primer plano. Los representantes españoles en la #BatallaDeLosGallos que ha ganado en casa el argentino #Wos pic.twitter.com/Td9L4EXJGC— Mercadeo Pop (@mercadeopop) 9 de diciembre de 2018
Un gesto que contrasta con la satisfacción generalizada de la parroquia argentina que, una vez ganada esta contienda, pasaba inmediatamente a pensar en la final de la Copa Libertadores que se celebra en Madrid entre Boca Juniors y River Plate. Un domingo más que completito y repleto de emociones en la ciudad, que tuvo en los aficionados del River a los doblemente afortunados.
Por mi parte, una vez de vuelta de mi periplo hacia las profundidades de las batallas de gallos, me adentré igualmente en la noche de festejo futbolero bonaerense para apurar mi condición de 'viajero farsante'. Porque una cosa os digo sobrevolando ahora mismo el Océano Atlántico de vuelta a casa: Yo, fan del freestyle y del River de toda la vida. Lo mío no es en absoluto el rock y el día antes no estuve de visita en La Bombonera.