Probablemente sea el flan uno de esos postres que nos recuerdan más a nuestros abuelos. A ellos les daban esta mezcla de huevos, leche y azúcar horneada al baño María que era tan delicada y deliciosa.
Hoy en día queremos rizar más el rizo y hacemos flanes de casi todos los sabores, tanto dulces como salados.
En el terreno dulce le añadimos vainilla a la leche para aromatizar, o lo hacemos de café, de chocolate, de queso, de leche condensada, de canela...
En los frontales de los supermercados aparecen en mil y una versiones para facilitarnos el trabajo y no tener que cocinar. Pero los postres industriales espero que no sustituyan a esos dulces caseros, tradicionales, horneados con mimo.
Para 6 flanes individuales:
- 4 huevos
- 200 g de queso mascarpone o queso crema tipo Philadelphia
- 500 ml de leche
- 1 vaina de vainilla o 1 cucharadita de esencia de vainilla pura
- 125 g de azúcar
- 125 g de azúcar
- 4 cucharadas soperas de agua
- 1 chorrito de limón
Se hace primero el caramelo, poniendo una flanera grande o una cazuela con el azúcar, el agua y el limón a fuego medio. Se empezará a disolver el azúcar en el agua e irá caramelizando. Conviene que vayamos moviendo el recipiente para que no se apelmace.
No hay que llegar a un color muy oscuro, porque eso indicará que se empieza a quemar y puede amargar.
Si es la flanera que vamos a utilizar retiramos del fuego y movemos para que las paredes se llenen del caramelo. Yo utilicé flaneritas, así que puse un poco de caramelo en cada una de ellas y las moví girándolas.
Se precalienta el horno con calor arriba y abajo a unos 200ºC.
Se pone en una cazuela la leche con la vainilla y el azúcar, para que se disuelva el azúcar y para que la vainilla se infusione. No hace falta que hierva.
Mientras tanto se baten los huevos con el queso, hasta que quede una mezcla espumosa.
Se va añadiendo la leche aromatizada templada a la mezcla de huevos y queso y se bate de nuevo.
Se rellenan las flaneras con la mezcla. Se agrega agua al recipiente en el que vayan las flaneras o bien a la bandeja del horno.
Se hornea durante 50 minutos. Se puede colocar un papel de aluminio encima para que no se queme mucho la superficie.
Se sacan del horno y, cuando se templen, se meten en la nevera unas horas para disfrutar más de su sabor.
De un día para otro están aún más ricos. Se sirven acompañados de frutos rojos, como frambuesas o grosellas.