Había probado esta delicia de la repostería francesa "in situ" pues me resulta imposible resistirme al entrar en una pastelería parisina.
Pero me imponía mucho respeto pues me parecía una receta difícil. Nada más lejos de lo imaginado. Tiene pocos ingredientes y sencillos y su nombre, aunque los franceses lo llamen "flan" no se hace como el nuestro al baño maría, sino que se hornea directamente.Realmente es una tarta con base de masa quebrada o masa brisa que se rellena con una cantidad generosa de crema pastelera (de ahí lo de pâtissier o pastelera) y se hornea hasta que dore y cuaje.
Ayer fue el cumpleaños de mi hijo Nacho y decidí regalarle esta delicia pastelera que está de delirio. Se va a convertir en vuestra tarta favorita -o en una de ellas-.
Se puede preparar la masa quebrada pues no es nada difícil, pero aconsejo comprar estas masas preparadas que salen estupendamente y ahorran tiempo. (Las de Lidl son buenísimas)
Ya veréis lo sencilla que es. Os animo a hacerla y triunfaréis seguro!
Para 8-10 raciones:
- 1 paquete de masa quebrada fresca (las venden en el frontal frío de los supermercados e hipermercados)
- 400 mL de nata líquida
- 400 mL de leche
- 2 huevos enteros + 2 yemas
- 120 g de azúcar
- 60 g de Maizena (harina de maíz)
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
Se rellena de garbanzos para hacer peso y que no suba la masa y se hornea en blanco (sin relleno) 10-15 minutos, aproximadamente. Si no tenéis garbanzos en casa, un truco que podéis hacer es cortar un trozo de papel de aluminio y forrar la masa con él. Así la masa no quedará cruda, pero tampoco se quemará al rellenar la tarta luego.
Mientras tanto se prepara la crema pastelera. Se pone la nata, la leche y la vainilla a emulsionar al fuego. Significa que se deja que se impregne bien del sabor de la vainilla, pero sin llegar a hervir. Se retira del fuego la cazuela.
Se ponen en un bol los dos huevos y las dos yemas:
Se añade el azúcar y se bate bien el conjunto. Luego se añade la maizena y se mezcla todo bien.
Se incorpora la mezcla de nata y leche avainillada y se bate bien con la mezcla de los huevos. Se vuelve a poner esta doble mezcla en el cazo donde calentamos la nata + leche y se pone al fuego medio.
Se va batiendo todo el rato, hasta que espese. Son sólo unos minutos, en cuanto hierve la mezcla espesa.
Se rellena la masa ya un poco horneada con la crema y se vuelve a introducir en el horno. Se mantiene durante unos 45 minutos o una hora (depende del horno). Si en algún momento se tuesta mucho, poned un trozo de papel de aluminio encima de la tarta para que se siga cuajando pero no se queme la superficie.
Se saca del horno y se deja enfriar. Mirad la costra que se forma tan pintona!
Se puede servir espolvoreada con azúcar glaçe, pero a mi me gusta al desnudo, con todo su potente sabor a crema.
Aquí está un poco tibia, porque había que soplar las velas, pero es mejor tomarla fría. Por eso, conviene dejarla enfriar un poco fuera y luego meterla en la nevera, incluso toda la noche, para que coja más firmeza.
Espero que os guste!!