Que soy fan de la cocina italiana está claro, pero la focaccia es mi debilidad, y es tan fácil... A veces se confunde con la pizza por su gran parecido, pero la focaccia se utiliza más bien como un pan de acompañamiento.
Ingredientes: 200ml agua, 3 cucharadas de aceite de oliva, 25grs levadura prensada, 400grs de harina, 1 cebolla.
Diluimos la levadura en el agua templada y a continuación añadimos el aceite, la sal y la harina, y vamos mezclando uniendo bien todo hasta que tengamos una masa que no se pegue.
Entonces seguimos amasando al menos 5 minutos más y la dejamos reposar en un lugar templado una hora.
Una vez que haya fermentado y haya doblado el volumen la extendemos sobre pepel de hornear dejándola en 1cm aproximadamente de grosor. Generalmente se le da una forma rectangular y se le marcan unos agujeritos que le haremos con la yema de los dedos una vez estirada.
Ya está la base lista. Antes de hornearla le puedes poner por encima prácticamente lo quieras: jamón serrano, unas aceitunas picaditas, un poco de romero, tomillo y orégano, o incluso con un chorrito de aceite de oliva y sal. Yo desde que la probé en un restaurante con cebolla, no hago otra.
Repartimos por encima una cebolla en juliana, aceite, sal, y al horno 20 minutos a 170°C (hasta que esté doradita).
Sírvela recién salida del horno y no quedará ni las migas!