Revista Opinión

Formas y conceptos de un pasado muy gris

Publicado el 21 febrero 2012 por Bocanegra @raul_bocanegra

La delegada del Gobierno en Valencia, Paula Sánchez de León, ha negado la “represión” policial y comenta que “no tiene constancia de la extralimitación de ningún agente. No tiene constancia ni onexión a internet. El secretario general del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), Manuel Sánchez Fornet, llama a los estudiantes “miserables”, “alimañas sin escrúpulos”, “energúmenos”, “niñatos” o “cachorros de la Kale Borroka“. Imagino que sus hijos, si los tiene serán muy rectos.

Por su parte, el jefe de la Policía en Valencia, Antonio Moreno, ha defendido la acción de sus agentes y la ha calificado como “proporcionada”. No ha quedado ahí la cosa ya que negándose a revelar el número de agentes que han intervenidos estos días en las cargas producidas en Valencia declaró que  ”no es prudente revelarle al enemigo cuáles son mis fuerzas”.

Al parecer los dirigentes políticos y policiales no tienen muy claro el uso de ciertos términos de la lengua española. Empecemos por la secretaria del Gobierno que piensa que no hubo represión: (Del lat. repressĭo, -ōnis): 1. f. Acción y efecto de represar; 2. f. Acción y efecto de reprimir; 3. f. Acto, o conjunto de actos, ordinariamente desde el poder, para contener, detener o castigar con violencia actuaciones políticas o sociales.

Luego tenemos al sindicalista del SUP que llamo a los adolescentes, alimañas:  (Del lat. animalĭapl. de animal, -ālis, animal):1. f. animal (irracional); 2. f. Animal perjudicial a la caza menor; p. ej., la zorra, el gato montés, el milano, etc; 3. f. Persona mala, despreciable, de bajos sentimientos.

Y por último tenemos al jefe de Policía que se refirió a los estudiantes como el enemigo: 1. adj. contrario (que se muestra completamente diferente); 2. adj. Dicho de una persona o de un país: Contrarios en una guerra; 3. m. y f. Persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal; 4. m. Conjunto de personas o de países contrarios a otros en una guerra.

Así que según ellos lo que ha pasado en Valencia no ha sido un conjunto de actos para contener con violencia actuaciones políticas o sociales. Los alumnos, menores de edad, que comenzaron sus movilizaciones porque no tenían calefacción en las aulas son animales, malas personas y despreciables. Vistas las características de dichos individuos se les ha catalogado como enemigos: contrarios en una guerra y personas que les desean el mal.

Así que tras leer y escuchar a los que tienen el poder político y policial en sus manos no puedo sentir más que miedo ya que su lenguaje es propio del que usaban en España hace unas décadas o el que tuvieron que escuchar argentinos, chilenos y otros conciudadanos en muchos de sus países por parte de dictaduras militares. Poco más que decir y mucho por reflexionar.

 


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