"La forma de las ciudades cambia más a prisa que el corazón de los hombres". (Charles Baudelaire, poeta francés, 1821-1867)
Si aceptásemos sin reparos esta frase y como continuación de la primera parte de este artículo creo que la pregunta cae de cajón: ¿Cómo es la vida hoy en día en Beijing después de sus Olimpíadas?
Nunca iba a ser un hecho menor que una ciudad fuese durante 2 semanas la "vedette" más cotizada del mundo, ni menos que haya sufrido las transformaciones urbanas del calibre que tuvo y la visita tanto de turistas como de medios de comunicación de la envergadura a los que correspondieron a los Juegos Olímpicos 2008.
Mucho se habla en Occidente de este híper denominado "país de contrastes" o la relación entre la China del campo, pobre y atrasada versus la nueva China de las súper-metrópolis y de los nuevos ricos, pero que tienen algo en común: Saben vivir con sus tradiciones.
Por lo que pudimos apreciar, esta nueva China exaltó sus valores culturales poniendo al servicio de aquellos sus potencialidades socio-económicas y tecnológicas. Es probable que nunca antes un evento de la índole que fuese gozara de la espectacularidad exhibida en Beijing.
También es cierto que esta nación no se resta de esta relación dicotómica entre poder, pobreza y mala distribución de la riqueza donde nosotros en Chile somos uno de los mejores exponentes mundiales.
Pero hay un elemento que es significativamente diferenciador y ese es que su gente aprecia el sentido de trabajar para su país, lo hace con orgullo y aquello les otorga pertenencia e identidad.
Creo así que evidentemente sus grandes ciudades avanzan más rápido de lo que estos habitantes son capaces de evidenciar y, por ende, estos profundos cambios aún no logran calar hondo en esta sociedad que en su paciencia, patrimonio nacional, puede ver un modo de integración y adaptación a estos bruscos cambios.
¿Qué tiene que ver todo lo anterior con nosotros y el Fórum 2010?
Al revisar el Informe Septiembre-Noviembre de 2009 que apareció en la Revista Oficial del Bicentenario chilena titulada “¡Partió el Bicentenario!” y después de leerla 2 veces por completo, la única información “oficial” que se presenta destacada para nuestra región de Valparaíso la constituye:
- la inauguración de un tramo de la ruta 60CH en Viña del Mar (agosto de 2008)
- la construcción del Parque Cultural Valparaíso, dentro de las “24 emblemáticas obras a nivel nacional para celebrar”.
(Aparte de una fotito de un grupo coral cantando en la pileta de la plaza Aníbal Pinto en Valparaíso y el “destacado” de la Ciudad Abierta de Ritoque como una obra premiada como “obra bicentenario 1960-2008”).
Esto, a mi parecer es una vergüenza. No planteo que sea una vergüenza la poca cantidad de obras que se nos “regalan”, sino que digo que es una vergüenza que nuestra ciudad, que algún día fue la ciudad más vanguardista de Chile, hoy sea casi el patio trasero de Santiago y, por ende, de Chile entero (guste o no nos guste).
Como ciudadano consciente y que quiere el lugar donde habita me revelo frente al maquillaje cultural con el cual se intenta tapar el aletargamiento de gestiones efectivas y replanteos urbanísticos para el Gran Valparaíso. No nos sirve de nada que las celebraciones del año nuevo sean el evento más espectacular del Pacífico e inmediatamente después y por unos pocos días tengamos Carnavales Culturales en las calles si el resto del año la ciudad se ve sumida en suciedad y en quehaceres faltos de sentido integrador ciudadano, salvo los esfuerzos individuales de grupos aislados e incomunicados.
Valparaíso debiera ser la apertura al Asia-Pacífico. Valparaíso debiera contar con una costanera admirada por todos, que abarcara desde Valparaíso hasta Concón si es necesario. Debiéramos tener ascensores públicos de lujo, que cruzaran los aires con colores que nos hicieran vibrar al sentirnos porteños. Debiéramos saber que la isla de Pascua y Juan Fernández son parte relevante de nuestra región y no sólo 2 puntos dibujados en el mapa regional y así todos nosotros tener relaciones directas con su gente.
En definitiva debiéramos poder retomar el hilo que hizo de esta ciudad una ciudad única en su contexto: una ciudad con capacidad de mostrar vanguardia tanto en su forma física como en su vida urbana porque si de patrimonio hablamos y oímos constantemente, somos Patrimonio Cultural de la Humanidad, éste se refiere al adelantamiento técnico-tecnológico que se disfrutó al observar la ciudad respecto al común de las otras ciudades chilenas durante muchos años de modo indiscutido (hoy claro es que esto lo vemos como un espacio museo).
Creo que esta sería uno de las maneras de retomar 2 elementos que constantemente los “porteños extrañamos”: nuestras tradiciones y nuestro sentido de pertenencia.
No me cabe duda alguna que el mejor pretexto para haber metido “mano y bisturí” en nuestra ciudad es precisamente el Fórum del próximo año: “¡porteños todos!”.
P.D.: En el caso de Valparaíso creo que la cita de Baudelaire no es válida, sino que es a la inversa.