Revista Opinión

Fraga y la Constitución, contestando a Andrés

Publicado el 16 febrero 2012 por Romanas
 Andrés dijo..."Por favor, he leído el artículo entero y pocas veces he visto tanta ignorancia y demagogia junta, pero bueno, para demostrar que todo lo que dices aquí es una soberana estupidez me quedaré con la conclusión. Dices que gracias a la constitución el partido de Fraga (AP en el 78) se hacía absolutamente necesario para hacer reformas de la misma o del tribunal constitucional. Pues si miras un poco la Historia y tienes un conocimiento del sistema democrático de este país de 4º de primaria, cosa que dudo mucho, deberías saber que para modificar la Carta Magna hace falta 2/3 de los votos de los diputados y AP por aquel entonces sólo tenía 16 escaños de 350 que para que te enteres, amigo mío en menos de un 5%, es decir, ni pinchaba ni cortaba en el momento que la constitución fue votada (por todos los españoles). Los mismos españoles que quisieron que años más tarde Fraga pasara a liderar la oposición y más tarde su partido llegara al gobierno.
Soy estudiante de Medicina y como tal me preocupo por los problemas de la gente así que te voy a dar una recetita de un medicamento que funciona divinamente contra tu problema:Píllate un buen libro de Historia y léete un capitulillo todas las noches antes de acostarte. El consejo es gratis".15 de febrero de 2012 20:59 “Suaviter in modo, fortiter in re”, que, por si no sabes latín, parece que lo tuyo es la simple aritmética electoral, significa: suave en la forma, muy duro en el fondo.En realidad, si voy a dedicar un poco de mi precioso tiempo, a los 83 años, ya no se deben de hacer escarceos inútiles por muy tentadora que sea la proposición, no es por ti, respetado Andrés, sino por mis propios muchachos, los que me leen, los que me siguen, que se lo merecen todo.¡Ay, amigo, la historia! Pero ¿cuál? Porque hay tantas historias como intereses, y no es la misma historia para la Faes y los preclaros César Vidal o Pío Moa, ese tipo que fue miembro del Grapo y ahora es la voz divina de la fascista ultraderecha española y yo, por poner el más modesto de los ejemplos. Verás, Andrés, cada uno de nosotros es un historiador, por lo menos, de sí mismo y toma nota, la mayor parte de las veces, involuntariamente, de todo lo que le va ocurriendo y eso, ésa, es precisamente su historia, su memoria, la única que, de verdad, vale, cuenta para él.Incluso podríamos hablar también un rato de ese libro de historia que acaba de editar, o propiciar, la Academia de la historia y que da hasta risa, porque, creo, sólo creo, me vas a perdonar, pero casi no recuerdo nada ya de tanto como me ha ocurrido, alguien dijo algo así como que la historia sino era la gran puta, sí que era hija de la gran puta, y otros, mucho más corteses y educados “historia est magistra vitae”, dijo Cicerón, que yo te aseguro, Andrés, que es exactamente lo mismo, porque en lo que sí creo que estarás de acuerdo conmigo es que la vida es una gran putada, con más de la mitad de la población de España disfrutando de la más absoluta pobreza, con la gente que, en Grecia, ha empezado a suicidarse, al echarlos a patadas de sus viejos empleos, y, en general, el mundo entero preparándose para la gran tragedia que supone ese capitalismo que lleva en sí mismo el germen de su propia destrucción, lo que sería cojonudo si el jodido no nos implicara a todos en esa suprema tragedia que engendra la canallesca avaricia humana, ésa que tanto ensalzaron “sabios” tales como Smith, Popper y Hayek,  pero, por favor, perdona, Andrés, que ya estoy cayendo, una vez más, en la maldita demagogia.Y sólo se trataba de hablar un poco de la historia de la aritmética electoral. Verás, Andrés, estoy totalmente de acuerdo contigo, en que yo soy un asqueroso demagogo, pero convendrás conmigo en que tú no eres más que un puñetero sofista porque te refugias en la lógica de los números, ésos que dicen que, si de 2 personas, 1 se como un pollo, la ciencia de los números, afirma contundentemente que, en el grupo en cuestión, cada uno de sus componentes se ha comido medio pollo.Tú no dices que el tío más repugnante que ha parido madre y que se llamaba Fraga, Manuel, Iribarne, asesino de manifestantes inocentes que pretendían, que pedían democracia, ¿o era demagogia?, y por eso los mataron sus condenados esbirros, porque como les gritaba, la calle sólo era suya y nadie más que él podía hacer en ella lo que le diera la gana, eso para poner en práctica todo lo que de asesino aprendió de su admirado maestro, su caudillo, al que sirvió fielmente hasta que lo han puesto bajo tierra, y por lo que mi mujer y yo nos negamos terminantemente a darle la mano, a estrechar la suya, no por nada sino para que no se nos mancharan de sangre las nuestras, y, ahora, dime si todo esto no es más que historia, la puñetera historia de España que escrita por los Vidales y los Moa, o ese otro aún más repugnante, Sánchez Drago, que ha presumido de practicar sexo con niñas, esto también tengo que probarlo históricamente, después que ellos no se cansan de repetirlo.Pero, te decía, que Fraga había servido fielmente a su caudillo hasta que a él, Fraga, lo pusieron bajo la condenada tierra, que ya los tiene en su seno a los dos, que por eso es por lo que yo creo en otra vida, porque, si no, ésta sería absolutamente insoportable al tolerar la suprema, la insuperable injusticia de que tipos así escaparan a una mínima condena, a un mínimo castigo por todas esas ingentes canalladas que hicieron.Pero tú vienes ahora, tratándose de quienes se trata, y me hablas de aritmética, que justifique, exiges, cómo Fraga, que sólo tenía, “in illo tempore” no sé cuántos diputados, el 5% sólo, creo que dices, pretendía el muy jodido canalla, dominar una asamblea como la del Congreso que consta de 350, “e pur si mouve”, porque hay una cosa que se llama prospectiva, algo que tú practicarás cuando acabes medicina y estudies cómo las enfermedades tienen un diagnóstico, sí, pero también un pronóstico, de modo que un puñetero cáncer que, al principio, no es nada más que una minúscula y jodida célula, dentro de una cantidad exacta de días, que tú no sólo podrás predecir con total exactitud, sino que incluso comunicarás a sus deudos, acabará con el enfermo en la tumba, exactamente igual, tu ídolo, Fraga, sabía que aquella pequeñísima, infinitésima enfermedad que él estaba inoculando en la sociedad española, con lo que él llamaba “Constitución”, entonces sólo era una pequeña célula de sólo el 5% pero que, un buen, o mal, día, aquella espantosa semilla de muerte iba a crecer y a inundarlo todo hasta ese increíble pero absolutamente seguro no sé cuántos por ciento que ahora supone sus canallesca, al propio tiempo que terrorífica, mayoría absoluta, que da vergüenza humana por lo que de suprema ignorancia del hombre como género supone sobre lo que realmente le conviene hacer, de modo que, te lo aseguro, Andrés, que él, Fraga, con aquella hermosísima cabeza en la que, según Felipe González, le cabía todo el Estado, sabía, estoy completamente seguro, hasta el exacto  porcentaje que sus cachorros alcanzarían, algún día, en el engendro horripilante que él acababa de crear.Y estoy completamente seguro también de  que esto, como yo lo acabo de contar, por supuesto que no estará nunca en los libros de Historia, cómo lo va a estar si supone la mayor ignominia del hombre, que planifica con la más criminal de las antelaciones necesarias y tomando todas la precauciones pertinentes para que así ocurra necesariamente y la historia, coño, esto hasta los más elementales becarios de Faes lo saben, deben necesariamente saberlo, que la Historia, sí esa gran puta de la que antes hablamos, la escriben los vencedores que, además de esto, son unos perfectos canallas.Ya te advertí, Andrés, que iba a ser “suaviter in modo, fortiter in re”, muy suave, suavísimo, en la forma, pero muy duro, en el fondo. Lo siento, pero es que la Historia, mi historia, es así, por eso mi mujer y yo nos negamos no ya a darle la mano a Fraga sino tan siquiera a saludarle, lo veíamos, ya ves tú, rodeado de un halo de sangre, de sangre inocente, por supuesto.

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