frases de “La Grande Bellezza”
“Viajar es útil, ejercita la imaginación. Todo lo demás es desilusión y fatiga. Nuestro viaje es enteramente imaginario. Ahí reside su fuerza. Va de la vida a la muerte. Personas, animales, ciudades y cosas, todo es inventado. Es una novela, nada más que una historia ficticia. Lo dice Littre, él no se equivoca nunca. Y además, cualquiera puede hacer otro tanto. Basta cerrar los ojos. Está en la otra parte de la vida”.
Louis-Ferdinand Celine
Viaje al fin de la vida
Voy a rodar dos telefilmes... En el primero hago de Papa y en el segundo soy un drogadependiente que se redime.
¡Felicidades, Jep! ¡Felicidades, Roma!
De pequeños, a esta pregunta mis amigos daban siempre la misma respuesta: “La vagina”. Pero yo respondía: “El olor de las casas de viejos”. La pregunta era: “¿Qué es lo que realmente te gusta más en la vida?”. Estaba destinado a la sensibilidad. Estaba destinado a convertirme en escritor. Estaba destinado a convertirme en Jep Gambardella.
-Dejando a un lado lo extrasensorial, ¿qué quiere decir con vibraciones? -¿Cómo se explica con la vulgaridad de la palabra la poesía de la vibración?
-No lo sé. Inténtelo.
-Yo soy un artista. No necesito explicar una mierda.
-Entonces escribiré: “Vive de vibraciones, pero no sabe qué son”.
-Esta entrevista empieza a no gustarme.
El arroz calentado está siempre mejor que el recién hecho.
Como decía la gran De Blasi, que me ha precedido en este puesto, esta noche haré dos cosas: una sopa y echar un polvo.
Llévalo a un psiquiatra. Son pragmáticos entre Prozac y esas cosas.
Los mejores habitantes de Roma son los turistas.
Italia... ¿Por qué somos famosos en el extranjero? Moda y pizza. Y nada más. Somos y seremos un país de mercaderes y tenderos.
En Roma no puedes destacar sobre los demás más de una semana. Luego te llevan de vuelta a la zona de los mediocres.
La máxima ambición de Flaubert era escribir una novela sobre nada. Si te hubiera conocido, hubiera escrito un gran libro. Lástima.
¡Bravo! Cuando se odia hay que ser ambicioso.
“A luz intermitente, el amor se sentó en la esquina. Esquivo y distraído fue... Por esta razón no hemos tolerado más la vida”.
-Cuando lo escribiste debías de estar muy enamorado.
-Moravia hizo más o menos el mismo comentario. Pero él argumentó un poco mejor...
Es triste ser bueno. Se arriesga a ser hábil.
El descubrimiento más consistente que he hecho tras cumplir 65 años es que no puedo perder tiempo en hacer cosas que no quiero hacer.
Pero yo no quería ser simplemente un mundano. Quería convertirme en el rey de los mundanos. Y lo conseguí. Yo no sólo quería participar en las fiestas. Quería tener el poder de hacerlas fracasar.
Treinta y cinco años juntos y me menciona en dos líneas como un “buen compañero”.
-¿Qué hará ahora?
-Lo que he hecho siempre. Vivir adorándola.
No me vas a creer, pero anoche volví a las 22.30. Ahora no sé qué hacer. La mañana es algo desconocido para mí.
Me traen sin cuidado ciertas acrobacias intelectualoides. Siempre pensando que los demás son mejores que tú. Pero no es así. Escribe algo que sea tuyo de verdad. Por ejemplo: sentimiento, dolor...
-¿Alguna vez contaste las mujeres con las que has estado?
-No soy bueno en aritmética.
Esta generación de jóvenes me da pavor. Mantenidos durante años por el Estado, apenas descubren que tienen dos neuronas se van a trabajar o a estudiar a América o a Londres.
Sí, uso la palabra “cojonuda”. Intento ser moderna.
Cuánta seguridad, Stefania. No sé si envidiarte o sentir desprecio.
Por favor, soy un caballero. No destruyas mi única certeza.
Ante una mujer de pelotas cedería cualquier caballero.
Madre y mujer. Tienes 53 años y una vida devastada. Como todos nosotros. Así que en lugar de darnos clases de ética y mirarnos con antipatía deberías mirarnos con afecto. Estamos todos bajo el umbral de la desesperación. No tenemos más remedio que mirarnos a la cara, hacernos compañía, tomarnos el pelo. ¿O no?
-Los artistas son todos iguales. Te hablo de mi hija y me preguntas porqué la llamé Ramona. ¿Qué tiene de malo?
-Nada. Es un nombre que implica ambición.
Tiene 42 años y quiere hacer striptease refinado. Pero es el mundo el que ya no es refinado, ¿estoy en lo cierto?
Simpático, su padre. Me enseñó muchas cosas. Por ejemplo, que el vodka es vulgar.
-Me siento viejo.
-No eres joven.
-¿Madame Ardant?
-Oui.
-Bonne nuit.
-Bonne nuit.
Acabo de volver de la India. Una disentería fantástica.
-¿Quieres volver 30 años atrás, cuando a finales de agosto llovía siempre? Te he llevado.
-Son 700.
-Reza por mí, hermana.
-A usted no le hace falta, profesor.
-Eso lo dices porque no conoces la presión fiscal sobre mi base imponible.
-¿La gente te ha decepcionado?
-Yo he decepcionado.
-Proust escribe que la muerte podría llegar cualquier tarde. Proust mete miedo. No mañana, no en un año, sino esta misma tarde.
-Pero ahora ya es de noche. Si acaso la tarde sería mañana...
-Si no tomo en serio a Proust, ¿a quién lo tomo?
-No debes tomar en serio nada. Excepto el menú, naturalmente…
A mí no me gustó hacer el amor con él. Pero verlo exhibirse con el balón fue inolvidable.
-¿Tú por qué no volviste a escribir un libro?
-Porque he salido mucho de noche. Roma te hace perder un montón de tiempo. Te desconcentra, mientras escribir requiere calma y concentración.
-Afuera están los dueños de las galerías de arte más importantes de Europa. Si les muestras lo que sabes hacer, seremos una familia feliz.
-Yo ya soy feliz y además de mayor quiero ser veterinaria.
-¡A la cama!
El funeral es la cita mundana por excelencia.
La regla fundamental es que en un funeral no hay que llorar nunca. Porque no hay que robar la escena al dolor de la familia. Esto no se consiente. Es inmoral.
Ha estado bien no hacer el amor. Ha estado bien quererse. Me había olvidado de lo que era quererse.
Me he pasado todos los veranos de mi vida haciendo propósitos para septiembre. Ahora ya no. Ahora paso el verano recordando los propósitos que hacía y que se han desvanecido, por pereza o por olvidarlos.
¿Qué tenéis en contra de la nostalgia, eh? Es la única distracción posible para quien no cree en el futuro.
-¿Haces desaparecer la jirafa?
-¡Claro!
-Entonces hazme desaparecer a mí también.
-Pero Jep… ¿tú crees que si realmente se pudiera hacer desaparecer a alguien aún estaría yo aquí, a mi edad, haciendo este circo? Es sólo un truco. Es sólo un truco.
Llevo viviendo 40 años en esta ciudad. He pensado que al final el único que merecía una despedida eras tú.
-¿Por qué te vas?
-Roma me ha decepcionado mucho.
Beberé muchas copas. Pero no tantas como para ponerme molesto. Y luego (cuando se levanten) me iré a dormir.
“¿Quién soy yo?” Así comenzaba una novela de Breton. Naturalmente en la novela no hay respuesta.
¡Mira esta gente! Esta fauna. Ésta es mi vida y no es nada.
Gracias, bribona.
-¿Saben que me estoy aburriendo tanto-tanto?
-Nosotros nos estamos divirtiendo mucho-mucho.
-Este país necesita escritores.
-Realmente pensaba que se necesitaban más sacerdotes.
-Cardenal, ¿puedo preguntarle una cosa?
-Claro.
-Verá, de hace un tiempo... desde un punto de vista espiritual...
-¿Luego vamos a ver las mofetas al bosque?
-¡Claro, yo los guío!
-Jep Gambardella, el rey de los mundanos. Pierdes tu golpe.
-Stefania, llevo 40 años perdiendo golpe. Es un goteo constante.
-Dime una cosa, Stefà. ¿Alguna vez nos acostamos tú y yo?
-Claro que no.
-Es una injusticia. Tenemos que ponerle remedio.
-Tonto.
-Ah... Menos mal. Aún nos queda algo bonito por hacer.
-¿Pero quién es usted?
-Un hombre trabajador. Mientras usted es artista y se divierte con los amigos, yo hago que el país vaya adelante. Yo hago que este país vaya adelante. Pero muchos aún no se han dado cuenta.
Estás cambiado. Estás siempre pensando.
-Tal vez debería hacer como Romano. Ya no encajo en esta vida, en esta ciudad.
-Nadie encaja en una mierda, Gep. Te lo dice la reina de las inadaptadas.
-Está muriendo todo a mi alrededor. Personas más jóvenes que yo, cosas... Se mueren delante de mí y yo...
-Y tú sufres. Y no lo comprendes.
De vez en cuando un amigo tiene el deber de hacerle sentir al otro como cuando era niño.
Esto sería un poco humillante para nosotros... Nosotros nos alquilamos encantados como Colonna di Reggio. Pero hacernos pasar por los Odescalchi... No sé. Nos hemos enfrentado durante dos siglos. Me parece inmoral.
Cortar por lo menos doce trozos de conejo. Apartar riñones, hígado, cabeza... Dorar... No olvidar tomillo, laurel, romero. Luego vino tinto, olivas taggiascas... Y piñones. Una hora después... ¡Conejo a la liguriana!
Señora... Yo me casé con la pobreza. Y la pobreza no se cuenta. Se vive.
Yo conozco el nombre de pila de todos estos pájaros.
-¿Por qué no ha vuelto a escribir otro libro?
-Buscaba la Gran Belleza. Pero no la he encontrado.
-¿Y sabe por qué sólo como raíces?
-No. ¿Por qué?
-Porque las raíces son importantes.
“Termina siempre así, con la muerte. Pero antes hubo vida. Escondida debajo el bla, bla, bla, bla, bla. Y todo sedimentado bajo los murmullos y el ruido. El silencio y el sentimiento, la emoción y el miedo. Los demacrados, caprichosos destellos de belleza. Y luego la desgraciada miseria y el hombre miserable. Todo sepultado bajo la cubierta de la vergüenza de estar en el mundo. Bla, bla, bla, bla, bla. Más allá, está el más allá. Yo no me ocupo del más allá. Por tanto, que esta novela dé comienzo. En el fondo, es sólo un truco. Sí. Es sólo un truco”.