Revista Cine

"Frontera" sensaciones de un pase entre presos y rejas

Publicado el 22 abril 2013 por Fimin

22 de Abril del 2013 | etiquetas: Festival de Málaga, Entre Rejas, Ópera Prima

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No se trata de una nueva Celda 211, de otro César debe morir, ni tampoco de un remake de El Experimento, aunque quizá si pueda resultar una mezcla con sello (muy) propio, de todas ellas. “Frontera” significa la primera película española de ficción surgida de la cooperación entre presos y profesionales del sector audiovisual, rodada íntegramente en el interior de una cárcel. Una estimulante ficción (sí, ficción) que de forma implícita juega con los géneros para ahondar, no solo en la vida entre rejas, sino en las preocupantes contradicciones de la desoladora hipocresía que tristemente reina en nuestra sociedad. No por casualidad, “Frontera” empieza con “12 Hombres sin Piedad”.

Pues bien, a la espera de que su esperanzador estreno nacional acontezca hoy, 22 de abril, en el inmejorable marco que supone el Festival de Málaga, tuvimos el honor de ser invitados al primer pase para los actores de la película dirigida por Manuel Pérez, o lo que es lo mismo, a una entrañable proyección entre rejas. El lugar no es otro que la cárcel de Quatre Camins, y parte de su equipo interpretativo está formado por presos. ¿Nuestras sensaciones?

El cine que mayoritariamente nos llega de Hollywood es un cine de extremos, un cine caracterizado por la constante aparición de héroes y villanos. El imperialismo ejercido por el país del tío Sam durante todo el siglo XX no solo marcó al cine de todo occidente sino que dejó una profunda huella en sociedades enteras. El alma, espíritu, y al fin y al cabo, la persona, quedan en el olvido a merced de los buenos y malos que copan cada película. Sin embargo, sorpresa, no es el caso de "Frontera", un proyecto que de forma profundamente sutil y humanista, logra situarse en las antípodas de tales prejuicios aún y presentando todos los ingredientes posibles para pecar de ellos.

Así es, cruzamos "Frontera" en el momento que un grupo de teatro ensaya una versión de "12 hombres sin piedad" y suena una alarma. Nos encontramos dentro de la prisión de Quatre Camins y la señal indica el aislamiento de los módulos. El grupo, integrado por seis presos y ocho personas del exterior, debe permanecer aislado por una epidemia de origen desconocido. La falta de información y el temor a un posible contagio pondrá a prueba su fortaleza y cambiará para siempre sus vidas. El individuo frente al grupo. ¿Inocentes o culpables?

Es la sugerente carta de presentación de un reto mayúsculo, un reto en el que se puede vislumbrar perfectamente la voluntad por la reinserción, preocupantemente utópica hoy día, pero si digna de las sociedades más civilizadas. Comúnmente confundimos al preso con el villano, con seres que nos resultan de otro planeta, a los que marginamos y arrinconamos sin valorar el perdón ni dar pie a la reinserción. Lo dice Juan Carlos en la película ‘’todos nos equivocamos alguna vez en la vida’’. Y no, semejante afirmación no significa que todo el mundo esté libre de pecado, pero resulta elogiable un proyecto de esta índole. Un proyecto que, nunca mejor dicho, traspasa fronteras para ir más allá de los cánones y ejercer una importante función social al mismo tiempo que articula una intrigante y mordaz reflexión artística sobre el significado de la vida en la cárcel (y fuera de ella) incurriendo con estimulante atino en el terreno de la dramaturgia a través de una sólida, atmosférica factura formal, y la absoluta naturalidad de su entrañable reparto.

Ilusión es la palabra adecuada para describir lo que transmitían esos actores ocasionales que vivían la experiencia de su vida (en la cárcel), un lugar en el que el ambiente se vuelve tosco y en cada rincón puede sentirse la tensión reinante. Ilusión es también la palabra adecuada para describir nuestras expectativas ante su inminente participación en el Festival de Málaga, y lo que resulta mucho más intrigante aún, su posterior estreno comercial. No es para menos, la emotividad de esta vivencia dista mucho de cualquier otra premier en la que hayamos estado nunca. Hoy, precisamente, no es un día cualquiera para la cárcel de Quatre Camins. El Festival de Málaga dictará sentencia.


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