Todo México quedó callado, todos estaban viendo la televisión, escuchando la radio, viendo las noticias en el celular, pero todos estaban paralizados. El silencio sepulcral que inundó México, ese, ya se había vivido treinta y dos años atrás.
El silencio lo rompió la sirena de la ambulancia, los niños llorando, la gente tratando de salir entre el escombro, los jóvenes mandando noticias sobre posibles vivos debajo de tales edificios, familias separadas, niños que no alcanzaron a salir de las escuelas.
El silencio lo rompió el himno nacional cantado desde el pecho de miles que subían viverés a camiones, el llanto descontrolado de quienes lo han perdido todo y aún siguen perdiendo más, la duda de si podrán sobrevivir.
El silencio lo rompió el pueblo, que en llamas y sin ayuda de ningun gobierno, abrió las alas del águila y protegió a sus hermanos dañados.
El silencio se ha prolongado, pues aún después de seis días, hay cuerpos enterrados.
"¿Quién convocó a tanto muchacho, de donde salió tanto voluntario, como fue que la sangre sobró en los hospitales, quién organizó las brigadas que dirigieron el tránsito de vehículos y de peatones por toda la zona afectada? No hubo ninguna convocatoria, no se hizo ningún llamado y todos acudieron"
Emilio Viale. El Universal. 20 de septiembre de 1985.
Por favor, sí aún no has donado, hazlo. Le será de mucha ayuda a todas esas familias que se quedaron sin nada.
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Saludos, Max.