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Te propongo algo, te invito a que hagas un profundo examen de consciencia sobre tu fe y tus creencias, y ahora responde esta pregunta ¿Con tu fe puedes ayudar y servir a los demás? Si la respuesta es sí, excelente! Si tu respuesta es no, entonces tu "fe" no sirve para nada. Dicen por ahí que “la fe mueve montañas” y como todos sabemos, hasta ahora ninguna montaña se ha movido de su lugar. ¿Qué es lo que pasa?
¿De que sirve mover una montaña si ni siquiera ayudas a resolver los problemas de tu comunidad? Eso es un mayor desafío que mover una montaña. Podrás opinar mucho en las redes sociales, y ser un personaje medianamente conocido, pero en la vida real no eres más que una maceta del pasillo de la vida, que solo sobrevive si alguien más le pone agua. He conocido a varios que, literalmente, presumen de su “fe” como si se tratara de una “fuerza mística” capaz de todo, y lo curioso es que ellos no hacían nada bueno con ella, y solo la utilizan para hacerse sentir los “dueños absolutos de la verdad”. .
Hace tiempo al ir caminando por la Macroplaza de Monterrey, me topé a unos “predicadores” que estaban invitando a las personas a “acercarse más a dios”, pero de pronto uno de ellos, un joven como de unos 25 años de edad, se subió a una caja de madera para hacer su discurso, y pronunció la siguiente tropelía: “Para demostrar mi gran fe, me voy a vendar los ojos, para predicar con los ojos tapados”.
En ese momento comprendí algo, no importa el poder predicar con los ojos tapados, lo realmente importante es poder predicar con la boca cerrada. Esa sí es la verdadera fe, no un teatro callejero mal armado. El “predicar con los ojos tapados” lo hacen muchos fanáticos que solo van por la vida renegando del mundo por todos los que no somos de su misma “fe”, o que se la pasan maldiciendo y atacando a todos los que no son de su religión. Eso no es tener fe, eso es ser un patán, y parásito que se alimenta del odio, y que lo promueve para poder seguir sentirse vivo, pues necesitan de la atención de los que ataca para sentirse importante.
Hay individuos de creencias isuflables (infladas y llenas de aire) que tienen la vana idea de que solo lo que ellos dicen es lo correcto, que son dueños de la verdad “por obra y gracia de dios”. Pero no tienen la decencia ni la honestidad para realmente ayudar a los demás en las labores más básicas, solo quieren ser los “predicadores” de “su palabra”, ni siquiera la de su dios, pues sus acciones no van con lo que corresponde a las doctrinas que ellos deberían de seguir.
Como ya lo expusimos con anterioridad, una “fe” débil se basa en burdas falacias, en cambio una fe fuerte se basa en hechos certeros y concretos. Ahora pregúntate ¿cómo es tu fe? Tu dios no necesita que tú "defiendas" o "protejas" su palabra o a él, lo que necesita es que te pongas a servir a los demás, que los ayudes, no como tú quieras, sino como es tu deber, y que ya dejes de atacar a los demás, pues para eso te puso en el mundo ¿no? ¿No piensas que lo avergüenzas con tus acciones de desprecio a otros?
El filósofo español Roberto Augusto, quien es un practicante del ateísmo, menciona algo muy sabio al respecto de este tema: “La tolerancia nos hace ser más inteligentes porque nos hace ser críticos con nosotros mismos. Ver nuestros errores nos hace mejores”. Hoy en día hemos podido constatar que individuos que presumen de ser religiosos o “hombres de fe” han dejado mucho que desear en sus deplorables acciones, pero hay que ser realistas, afortunadamente no son la mayoría. He conocido a muchas personas que incluso arriesgan la vida por ir en rescate de los demás, sin mediar ninguna palabra sobre su fe o creencias, simplemente enfocándose a servir a los que necesitan de su ayuda. Esos sí son hombres y mujeres de fe.
Si tu “fe” o creencia solo sirve para pisotear a otros, para deshumanizarlos impidiéndoles cuestionar lo que dices, o poner en duda tus acciones que exigen tener los ojos vendados para solo creer en lo tuyo, entonces tu “fe” no sirve para nada. La verdadera fe no se demuestra con palabras, se demuestra con hechos palpables y tangibles, esa es la verdadera fe. La fe debe de servir para unir a las personas en paz, si tu fe no funciona para eso, entonces no funciona.
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