Revista Cine

'Furia Ciega' -Nick Parker vs Matt Murdock-

Publicado el 02 febrero 2010 por Cinefagos

Los que sigais a la editorial Marvel y los que os hayais amamantado de películas ochenteras de acción es posible que encontreis la relación en el título del post. Y es que Ruther Hauer hizo una película que bien podría haberse llamado “Daredevil 1.5″. Hauer, un actor que podía haber llegado mucho más lejos, interpretó a un ex-veterano de Vietnam que debido a una explosión acabó siendo invidente. ¿Ciego? Sí. ¿Vulnerable? Ni de coña. Y es que en la misma selva acaba aprendiendo, bajo la tutela del maestrillo de turno,  que su falta de visión no es impedimento para desarrollar cualquier tarea que se le ponga por delante. Sea cotidiana o tan extema como salvar al hijo secuestrado de un amigo. Ahí es nada. Ni el bueno de Murdock con su traje rojo sería capaz de poner impedimento alguno ante tal acción.

Siempre me ha gustado el nombre de Nick Parker. Y es que hay nombres que suenan genial. Jack Ryan, Martin Riggs, John McLane… Se nota que algunos se quedan en la memoria y no se olvidan. “Furia Ciega” (Blind Fury) es cine de los ochenta. Justo el año que se estrenó “Batman” de Tim Burton, Philip Noyce (sí, el mismo que dirigió “Calma Total”, “Juego de Patriotas” o ”Peligro Inminente”) ofreció al espectador las aventuras de este personaje de acción ciego. Teniendo muchos elementos que se podían observar en el cine de esos años. Algunos momentos cómicos, malos que se veían a la legua que durarían escasos segundos en manos de nuestro héroe, mafiosos que harían cualquier cosa por seguir con su negocio lucrativo y acción acorde con lo que esos tiempos se llevaba (olvidaos de saltos estratosféricos, cámaras lentas que saturan el metraje o peleas donde no te enteras quien pega a quien debido a su montaje excesivamente confuso). Era lo que se llevaba, aún estando en el último año de la década de los ochenta.

La historia es bien sencilla y podría haber sido la trama de cualquier película de acción de aquella época (o de ahora, ya puestos).

“Nick Parker es un ciego experto en artes marciales que acude al rescate de un antiguo compañero del ejército que ha sido secuestrado por una banda de gángsters y obligado a fabricar drogas de diseño” -Filmaffinity

¿Para qué darle más vueltas al argumento? Si realmente no hacía falta más. Lo verdaderamente “original” era que nuestro prota, el que tenía que sacar las castañas del fuego a su amigo, carecía de visión. De ahí que las escenas mil veces vistas tuviesen un elemento medianamente interesante. Incluso Hauer, que aunque había hecho películas de acción con anterioridad (Los Halcones de la Noche, Clave Omega, Se Busca: Vivo o Muerto o Los Señores del Acero), no era lo que se dice un actor que viviese de ese tipo de cine en exclusiva. Osea, no era un Michael Dudikoff (con sus Guerreros Americanos), un Stallone o un Schwarzenegger, entre tantos otros.

Una vez más nos encontrábamos con un héroe por accidente. Alguien que tenía que usar sus habilidades especiales, karate incluído, para noquear a sus oponentes a las primeras de cambio. Y es que ser ciego, en esta ocasión, le ocasionaba más de una ventaja sobre sus adversarios. Sobre todo cuando la luz desaparecía y sacaba provecho de ello. No era la primera vez, eso sí, que una persona con taras físicas se las tenía que ver y desear contra personas no gratas. A la memoria me viene, aunque de calidad muy superior y distinto género, “Conspiración de Silencio“. Con un excelente Spencer Tracy al cual le faltaba un brazo y no era impedimento para que la gente acabase respetándolo (más concretamente Ernest Borgnine. El cual recibe una paliza de órdago) en un pueblo lleno de conspiraciones y secretos. Y si hablamos de otro invidente con katana en mano, Nick Parker tambien la usa y demuestra su domino en no pocas escenas, tendríamos que hablar de Takeshi Kitano y su película “Zatoichi” (2003). Otra genialidad del citado director.

A nuestro protagonista no le podía faltar el acompañamiento juvenil. El hijo del amigo al que tiene que rescatar y que acaba siendo parte fundamental de la historia. Un crío que acaba apreciando a su particular héroe invidente más que a su propio padre. Y es que tambien podemos ver como las relaciones paternofiliales hacen su acto de presencia con los consiguientes problemas. Un niño que sabe que su padre no trabaja precisamente en negocios legales y que no le presta la atención debida. Aunque en el fondo el progenitor quiere a su retoño. Algo que Parker le deja bien claro durante la película. Y es que la figura paterna acaba en los hombros del héroe ciego aún sin quererlo.

Tampoco podía quedar fuera esa gran lucha contra un enemigo de armas tomar. Ése que en todas las películas de acción tiene que hacer acto de presencia. Una cosa son los esbirros facilones que no aguantan ni un embite, y otra cosa es el enemigo de la fase final. El que tienes que trabajartelo y que en cierta manera está a tu mismo nivel. La mejor pelea, donde el desgaste es considerable y se tiene que sacar energías de donde sea, acaba siendo el climax de la película. Si nuestro héroe sabe artes marciales y sus sentidos -menos la vista claro está- estan desarrolados, nada mejor que alguien que pueda ponerle en apuros.

Parecerá que estoy poniendo la película como un punto de referencia del cine de acción de finales de los ochenta. Y tendré que ser sincero. No lo es. Tranquilamente podría ser una película para pasar el rato un Sábado por la tarde. No contiene nada que la pueda distinguir del resto de producciones que se hicieron en aquellos tiempos. Pero sí que me dejó un buen sabor de boca cuando la ví en su momento y años después. Incluso el cartel (el que abre este post) siempre me ha gustado. Con ese dibujo de Ruther Hauer moviendo su arma afilada y haciendo añicos las armas que tenía a su alrededor (mucho mejor que la carátula del Dvd). En fin, creo que hay películas que sin ser una auténtica maravilla sí que se alojan en ese cuarto nostálgico del que es dificil salir y que recuerdas con cariño con el tiempo.

Trailer de “Furia Ciega” (Blind Fury)


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